17. Mi psicólogo y una guerra.

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{Staring at two different views on your window ledge. Coffee is going cold, it's like time froze. There you go wishing, floating down our wishing well. It's like I'm always causing problems, causing hell I didn't mean to put you through this, I can tell. We cannot sweep this under the carpet.}

(Middle—Dj Snake.)


—¡Melody! —me llamó mi abuela, que estaba en el campo de voleibol de la playa junto a un grupo de chicos adolescentes que, —para que mentir—, estaban muy muy bien físicamente.

Me acerqué a ellos alzando una ceja y sonreí algo incómoda cuando mi abuela fue diciendo los nombres de cada uno de los chicos, acababa de nombrarlos todos y a mí ya se me habían olvidado más de la mitad.

—Esta es mi nieta Melody, y está soltera. Pero como alguno se pase de la raya con ella, le corto los huevos y me los pongo de pendientes. ¿Ha quedado claro? —amenazó mi abuela, mientras yo aguantaba la risa al ver la cara del grupo de chicos.

Ellos asintieron rápidamente a lo que yo solté una carcajada que llevaba aguantando durante demasiado tiempo. Me invitaron a jugar con ellos al voleibol y yo asentí. Había dejado a Drake hablar con esa chica junto a las toallas, y tampoco estábamos muy lejos, así que podíamos vigilar que no nos robaran nada mientras jugábamos.

Golpeé la pelota cuando vino a mí y reí cuando le di a un chico de los del equipo contrario en la cara. Él gritó que estaba bien, y acabamos riéndonos todos. Alguien me alzó del suelo sosteniendo mi cintura y yo reí al ver que era uno de los chicos. Se llamaba Mike, era el único nombre que había recordado porque era el más guapo de todos y el que se asemejaba más a mí en edad. Además, me gustaba su nombre.

—¡Mike, suéltame! —demandé riendo.

—A ver, deja que lo piense... Nah —se negó sonriente.

—Te ha dicho que la sueltes, idiota —escuché una voz a mis espaldas.

Mike me bajó al suelo y Drake se adelantó ocultándome tras su espalda. ¿Pero qué estaba haciendo? ¿Cumplir su función de niñero? Porque a buenas horas se acordaba él de que era mi niñero.

—Drake, para. No es necesario. Es mi amigo. No hace falta que me protejas. Deja de comportarte como un niñero de verdad —exigí apartándolos a ambos.

—Eso, Drake, cálmate, amigo —dijo con burla Mike.

—¡Mike! —me quejé al ver cómo le provocaba. Porque sabía que eso no iba a acabar bien.

—Se acabó. Eres un imbécil — el puño de Drake se levantó, dispuesto a golpear el rostro de Mike.

Mi abuela se cubrió los ojos preocupada, no quería ver la escena. Se acabó el juego, estaba cansada de todo, estaba cansada de Drake. Antes de que el puño de Drake acabara en la cara de un Mike burlón que parecía disfrutar del numerito, mi mano voló al puño de Drake y lo detuve haciendo presión en su mano. En un solo movimiento podría torcérsela. En Drake se visualizó una pequeña mueca de dolor a causa de mi presión en su puño. Lo solté y negué con mi cabeza.

—Me tienes tan harta y tan cansada, Drake. Completamente agotada, de verdad —murmuré marchándome del lugar a grandes zancadas.

Ignoré los gritos de Drake y cogí mi móvil y mis auriculares para salir corriendo lo más rápido posible. Pero una mano se envolvió en mi antebrazo y tiró de mí.

—Melody, perdóname. Escúchame. No quería causar todo esto, yo no quería... —dijo Drake, frotando su mano adolorida, aún sin borrar su fría expresión tan característica.

Limerencia. [AI. # 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora