23. La pelea y el castigo.

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{Hear you falling and lonely, cry out. Will you fix me up? Will you show me hope? The end of the day, I'm helpless. Can you keep me close? Can you love me most? Can you keep me close? Can you love me most? Can you keep me close? Can you love me most?}

(Someone to stay — Vancouver Sleep Clinic)


Estábamos en mitad de clase de historia cuando un Drake bastante enfadado, casi echando humo por sus orejas, entró precipitadamente en mi clase, interrumpiendo al profesor que le miraba con cara de pocos amigos. Le miré alzando una de mis cejas mientras él buscaba por toda la clase a alguien con la mirada, mirando todas las caras con rapidez. Cuando me vio, fijó su mirada en la mía. Y ahí pude observar lo molesto que estaba. Yo simplemente le miraba confundida, porque no entendía nada.

—Profesor, tengo que llevarme a Melody Evenson, el director me ha dicho que viniera a buscarla. Vengo de su despacho —dijo, de forma más calmada y mirando a mi profesor.

—Ehhh, claro. Señorita Evenson, puede irse —le respondió, volviendo a darse la vuelta y a escribir cosas en la pizarra.

Me levanté de mi asiento, todavía algo extrañada de que el director quisiera verme, no sabía si sería con algo en plan alumna y director o de tío y sobrina. Igualmente abandoné el aula, y salí por la puerta con Drake delante de mí, mirándome con enojo. Observó a su alrededor, en el pasillo, y cuando comprobó que no había nadie, cogió mi brazo y comenzó a tirar de mi hacia el armario de conserje.

—Pero ¿qué estás haciendo? —cuestioné tratando de liberarme del agarre en mi brazo. Era obvio que el director no me había llamado para nada.

—Tenemos que hablar urgente, y no sabía que otra excusa ponerle a ese idiota para que te dejara salir de su clase —me respondió cerrando la puerta una vez estábamos dentro, aunque yo seguía sin entender nada y el por qué estaba tan enfadado.

—¿Puedes decirme ya qué es lo que te pasa? —logré soltar su agarre de un tirón.

—¡Esto es lo que me pasa! —exclamó, extendiéndome su móvil.

Alcé mis dos cejas y sostuve el móvil entre mis manos, dándole play al vídeo que estaba parado en él. Me bastaron sólo unos segundos para saber de qué vídeo se trataba. Era uno de los vídeos que grabaron en la última fiesta a la que fuimos. Más concretamente, era ese en el que yo bailaba sobre una mesa y Drake acababa por pelearse con un grupo de chicos. Al parecer los vídeos le habían llegado esa misma mañana, y no se había acordado de nada hasta verlos.

—¡¿En qué mierda estabas pensando cuando se te ocurrió la brillante idea de emborracharte y bailar sobre una mesa a un público completamente masculino?! —me cuestionó apuntándome con su dedo índice de forma acusadora.

—No fue a propósito, y no lo estaba pensando porque IBA BORRACHA como bien has dicho. Sólo fue un error... —me interrumpió.

—Pues claro que fue un error, Melody, y claro que no lo pensaste bien. Imagínate que el vídeo acaba en las manos equivocadas y llega a parar a tus padres, me despedirían y te contratarían a otro niñero, ¿quieres eso? ¿Prefieres a un desconocido que pase meses contigo o prefieres que esté yo?

—Pues ahora mismo creo que preferiría a cualquier otra persona menos a ti. Además, ¿te tengo que recordar que tú también ibas borracho y que te peleaste con varios chicos esa noche?

—Me peleé con ellos por defenderte a ti, no compares lo que hiciste tú con lo que hice yo.

—¡Pero yo no te pedí ayuda en ningún momento! Lo hiciste porque quisiste, así que no me uses como justificación y como excusa. Y esto es del todo injusto. Yo cometo un error y ya soy la peor persona del mundo, pero tú cometes el mismo y uno peor y se supone que te los tengo que perdonar. Pues olvídate, porque yo también tengo derecho a equivocarme y también tengo derecho a decidir si te tengo que mandar a la mierda todas las veces que quiera. Sólo soy el método a partir del cual consigues dinero, que es lo único que te interesa. Así que mejor mantén la boca cerrada, porque el que acabaría perdiendo algo serías tú, no yo —espeté, retándole con la mirada para ver si se atrevía a llevarme la contraria. Y, aunque una pequeña parte de mi esperara que lo hiciera, que dijera que yo le importaba en lo más mínimo; él no lo hizo.

Limerencia. [AI. # 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora