37. El regreso de mis padres.

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{Call me when you want, call me when you need. Call me in the morning, I'll be on the way. Call me when you want, call me when you need. Call me out by your name, I'll be on the way like.}

(Montero (Call me by your name) — Lil Nas x)


El timbre no dejaba de sonar, así que me levanté lo más rápido que pude y mandé a Drake a su habitación corriendo, porque como mis padres entraran y lo vieran durmiendo en mi cama... entonces sí que tendríamos un serio y grave problema. Me arreglé y vestí, justo habían llegado media hora antes de que me fuera a clases. Mi abuela había vuelto a casa esa misma noche ya que ellos no sabían que ella estaba aquí y si la viera mi padre, se enfadaría mandándole a casa lo más rápido posible, diciéndole que no tiene edad para ir dando esos trotes.

—¿Son tus padres? —me preguntó Drake algo confuso, medio adormilado.

—Sí, ahora muévete —exigí mandándole de nuevo a su habitación.

—¿Y por qué no entran con sus llaves?

—Porque llevan las maletas y siempre están con el móvil en la mano, siempre tienen a quien escribir por cosas de trabajo y negocios suyos.

—Ah —fue lo único que dijo antes de volver a su habitación a dormir.

Me reí al verlo medio adormilado, tropezándose con cada esquina antes de llegar a su cama. Caminé con rapidez y cerré la puerta de la habitación de Drake, como si hubiéramos pasado todos los días de estos últimos ocho meses durmiendo por separado. Bajé con mis llaves a abrirles la puerta a mis padres y sonreí levemente al verlos en la puerta.

Mi madre sonrió sin enseñar sus dientes cuando me vio, separando por unos segundos la vista de su móvil, que aún sostenía en su mano mientras escribía un mensaje con la mano libre que no llevaba la maleta. Me miró por encima de sus gafas de sol, y se acercó para darme dos besos en la mejilla al aire, a forma de saludo. Mi padre se acercó a mí, con su móvil en la mano también, y se acercó a darme un beso en mi cabeza para después revolverme el pelo como sabía que odiaba que lo hiciera.

—¡Hemos vuelto! —exclamó mi madre, dejando las maletas en mitad del salón.

—Melody, ¿hay alguna novedad que quieras contarnos? ¿Qué ha pasado estos días que no hemos estado? ¿Cómo te está yendo en clases? —me preguntó mi padre.

Yo abrí la boca dispuesta a responder a sus preguntas, pero entonces sonó su móvil y con una disculpa se alejó a responderlo. Suspiré algo desilusionada, ni siquiera sabía porque tenía alguna esperanza de que hubieran cambiado en ese viaje, pero estaba claro que no. Bostecé, subiendo las maletas de mis padres y dejándolas en su habitación, para después irme a la mía a vestirme con algo de rapidez para no llegar tarde al instituto.

Me acerqué a la habitación de Drake y entré en ella para tratar de despertarle. Él estaba girado hacia la izquierda, con un brazo colgando por el borde de la cama, el pelo completamente desordenado y su boca entreabierta largando varios ronquidos que se escuchaban hasta en la Conchinchina. Sonreí y rodé mis ojos para luego sacudirlo suavemente. Al ver que no se movía ni un centímetro, fruncí el ceño y lo sacudí con más fuerza. Y nada, seguía igual.

La madre que lo parió.

—¿Con qué esas tenemos, eh? —murmuré por lo bajo, entrecerrando mis ojos.

Lo empecé a empujar con ambas manos hasta que llegó al borde de la cama, y se cayó de esta. Me crucé de brazos al verle tirado en el suelo y sonreí triunfante al ver como miraba hacia todos lados con confusión hasta que miró hacia arriba, viendo mi cara asomar por el borde de la cama. Me reí al verle bastante molesto y al escuchar mi risa, su expresión se calmó, dándome una sonrisa divertida.

Limerencia. [AI. # 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora