24. Una futura conversación y el partido.

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{Without you, I'm on my own. Am I gonna be alone? And if it's only me, myself and I. Will I be fine? So far from home. And I just don't know, am I gonna make it?
Brave enough to take this road. Out on my own.}

(On my own — Ross Lynch)


Cuando me desperté, ya era por la mañana y de nuevo habia faltado a clases otro día, excepto que esa mañana no estaba sola. Me desperecé y estiré saliendo de la cama con mi pijama y bajando a la cocina a por algo de comer. No recuerdo que fue lo que pasó anoche.

—Buenos días —saludé a Drake cuando le vi desayunando un café junto a un cruasán.

—Hoy es el partido, y si ganamos imagino que ya sabrás que después los jugadores haremos una fiesta en celebración. Bien, pues si eso ocurre tú no puedes asistir. Estás castigada hasta el día en que mueras —dijo, dejando su desayuno a un lado y mirándome con fingida inocencia.

—¿Castigada? Tú no puedes hacer eso, ni siquiera tienes una razón válida —le respondí alzando una ceja con diversión.

—Se publicaron unos vídeos de la fiesta anterior en la que me metí en una pelea con unos chicos que intentaban más que ser amigables contigo, anoche viniste a casa drogada y por si se te ha olvidado en algún momento de estos cinco meses que llevamos viviendo juntos; soy tu niñero. Así que, si puedo hacerlo y si tengo razones de sobra. Y me vas a obedecer, fin de la discusión. Y ya hablaremos de lo sucedido anoche. Te veo en el partido —respondió, terminando su desayuno y saliendo por la puerta con su mochila colgada en el hombro.

Solté un bufido y observé la fecha a lo lejos en el calendario pegado a la nevera, cada vez quedaba menos para mi cumpleaños y en vez de estar emocionada me sentía con ganas de gritar, llorar y de todo excepto celebrar nada. No tenía nada que celebrar. Suspiré para después volver a subir a mi habitación a vestirme, arreglarme y prepararme las cosas. Con suerte llegaría a las últimas tres clases del día y después podría ir directa al partido.

(...)

—¡Vamos, Melody! El partido va a empezar y no quiero llegar tarde y perderme el principio —me dijo Ela, metiéndome prisa mientras yo recogía las cosas y las guardaba en mi mochila.

Rodé mis ojos con una pequeña sonrisa y me colgué la mochila en uno de mis hombros para después salir del aula junto a Ela, que parecía entusiasmada ante la idea de ver a los jugadores de fútbol americano de nuestro Instituto jugando un partido, como si nunca antes hubiera visto ninguno.

Drake estaba en el campo, era uno de los quarterbacks, y estaba a un lado estirando con otros chicos del equipo, mientras hablaban entre ellos, se pasaban el balón y reían ante las cosas que se decían. Y en mitad de todo eso, Drake comenzó a mirar en las gradas, como buscando a alguien. Supuse que estaba buscando a Samantha, pero me sorprendí cuando se paró al verme y me sonrió ampliamente. Le devolví la sonrisa de igual forma y me guiñó un ojo antes de volver a calentar.

—¿Ese es Drake? —cuestionó Ela achinando sus ojos y acercándose más a las gradas, parecía una señora de ochenta años con cataratas.

—Si, es Drake —le respondí riendo, negando con mi cabeza.

Ela asintió antes de volver a su postura inicial sonriendo ilusionada al ver que el árbitro ya daba la señal de que iba a empezar la primera parte del partido. Ela giró medio cuerpo hacia un lado y regresó a su sitio con un cubo grande de palomitas entre sus manos, mientras la chica a las que se las había robado le miraba frunciendo el ceño.

Limerencia. [AI. # 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora