32. Fiesta de cumpleaños y sorpresa.

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{I need you, I need you, I need you right now. Yeah, I need you right now.
So don't let me, don't let me, don't let me down.
I think I'm losing my mind now.}

(Don't let me down — The Chainsmokers.)


Hacía diez minutos que me había dicho que nos íbamos a la discoteca, pero Ela seguía en mi habitación arreglándose y poniéndose un vestido que se había comprado el día anterior. La espera mereció la pena, porque cuando bajó dejó a todos con la boca abierta, incluso a mi abuela.

—Venga, Mel, vamos a vestirte. ¿Qué te vas a poner?

—Ehhh... ¿esto? —cuestioné señalando la ropa que llevaba.

Ela negó efusivamente con su cabeza y tiró de mi brazo para levantarme del sofá y llevarme a rastras hacia mi habitación. La miré con una ceja alzada. Finalmente, sacó un vestido negro abierto a un lado, dejando ver mi pierna, y que además dejaba parte de mi espalda al descubierto.

—Hace bastante tiempo que no me pongo ese vestido, Ela —negué con mi cabeza alzando una de mis cejas.

—Me importa lo que viene siendo una mierda. Te lo vas a poner y te va a quedar genial, punto.

Alcé mis manos en un gesto de rendición, puesto que era imposible llevarle la contraria en ese tipo de cosas. Negué con mi cabeza dejando que rebuscara entre mis zapatos también hasta que sacó unos de tacón de aguja alta que combinaban a la perfección.

—Perfecta —sonrió cuando me puse en vestido y los tacones—. Sólo falta un pequeño detalle —anunció, sacando su bolso de maquillaje.

—Me va a encantar ir a la fiesta y estoy segura de que nos lo vamos a pasar realmente bien, pero no creo que pueda ponerme a bailar y festejar ahora, Ela. No puedo quitarme de la cabeza que ya son las doce de la noche y mi hermano se está muriendo. No se ha despertado, Ela, mi hermano no se ha despertado —murmuré afligida, sintiendo un nudo apretándose en mi garganta mientras miraba mi reflejo en el espejo, angustiada.

—Lo sé, Mel —una sonrisa triste se reflejó en su cara—, tu hermano era una persona realmente especial. Pero ya está, se acabó, y no se puede hacer nada. Sin embargo, tú siempre vas a tenernos a todos nosotros. Todas esas personas que están en el salón esperando a que bajemos para irnos a la discoteca, todos, están ahí porque te quieren. Siempre vas a tener nuestro apoyo —respondió dejando un beso sobre mi mejilla y abrazándose a mi mientras pasaba la brocha del colorete por mis mejillas.

Me puso rímel, me hizo un poco de raya, me puso brillo en las pestañas y me hizo un diseño increíble de sombra de ojos en una mezcla de colores oscuros junto a purpurina. Me miré en el espejo nuevamente cuando terminó, y sonreí bajo mi pintalabios carmín. Siempre que Ela me arreglaba, me veía preciosa, hiciera lo que hiciera.

—Estás preciosa —asintió con una sonrisa poniéndose a mi altura en el espejo dejándonos ver a ambas reflejadas en él, mientras ondulaba mi pelo con la plancha.

—Gracias, por todo. Nos lo vamos a pasar genial —murmuré con una sonrisa asintiendo.

—Claro que sí, esa es la actitud. Vámonos, que vas a dejar a Drake petrificado en cuanto te vea —asintió con una pequeña sonrisa abrazándome por los hombros.

Asentí viendo mi sonrisa reflejada en el espejo de mi habitación. Moví mis labios para repartir mejor mi pintalabios y suspiré levantándome de la silla para bajar por las escaleras con algo de lentitud. No es que nunca me hubiera puesto tacones, pero la verdad es que sólo han sido un par de veces y para ir de fiesta también, con Ela, claramente.

Limerencia. [AI. # 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora