CAPÍTULO XII

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Regresé a la cocina y me encontré con la escena de Seokjin tosiendo ahogado por el café y mi madre tratando de ayudarlo.

—Ten —le acercó un vaso de agua—. Con esto se te pasará.

Mientras le daba palmadas en la espalda, mi mamá dirigió su mirada a mí.

—Choi Suni, ¿podríamos hablar un segundo? —preguntó mi mamá con una sonrisa malvada.

—Si... ya venimos —le expliqué a Seokjin.

Fuimos a mi habitación y ni bien cerré la puerta, mi mamá me cuchicheó.

—¿Quién es él?

No sabía qué decirle. ¿Eramos amigos? ¿Compañeros de trabajo? ¿El hombre que últimamente creía me gustaba?

—Es un amigo, su nombre es Kim Seokjin.

Ella pegó un grito fuerte.
—Ay, al fin mi hija va a darme nietos—me abrazó dando pequeños saltos.

—De qué hablas mamá, no es así. Lo invité a tomar café porque tenía frío —susurré.

—Oh, así es como le dicen ahora, "tomar cafe" —hizo comillas con sus dedos.

—No, literalmente si yo digo que lo invité a tomar café, es porque vinimos a tomar café.

—Lo siento hijita, no quise interrumpirte. Si me hubieses dicho que estarías con él, no venía. ¿Quieres que me vaya?

Parecía no haber escuchado nada de lo que había dicho.

—Claro que no, hace mucho no te veo y viniste hasta aquí. Le diré a él que se vaya.

Salí del cuarto para hablar con Seokjin.

—Discúlpame SeokJin, pero mi mamá y yo-

—¿Quieres quedarte a cenar? Traje todo para hacer la comida favorita de Bom ( 봄 = primavera).

—Mamá —dije entredientes con mi mirada asesina.

—Lo siento, siempre te he llamado así y me gusta.

En realidad no la miraba así por eso.
Seokjin contuvo una carcajada.
Lo miré suplicando y haciendo caras para que dijera que no y él me devolvió la mirada serio.

—Me encantaría quedarme a cenar —respondió evitando mi mirada.

—¡Estupendo! —exclamó mi madre aplaudiendo—. Vayan a comprar algo para beber y cuando vuelvan estará todo listo.

—Si, señora.

Salimos de mi casa y fuimos caminando hasta un almacén que quedaba a cinco cuadras.

—¿Por qué le dijiste que si? ¿Acaso no viste mis caras?

—¿Te refieres a estas caras? —imitó los gestos que yo había hecho.

—Dios mío, ¿Así me veía? —me reí fuerte.

—Si, no entendí nada —también rió—. Pero si quieres que me vaya lo haré. No quiero incomodarte.

—Ya se lo prometiste a mi madre, así que deberás quedarte.

Claramente era una excusa. Inconscientemente me encantaba la idea de que cenáramos juntos.

Gracias mamá por ser tan inoportunamente oportuna.

Cuando volvimos, ya estaba todo listo y servido.

—Mamá, nos hubieses esperado y te ayudábamos.

—¿Con qué? Solo me hubieran estorbado.

Mi mamá y SeokJin se sentaron en la mesa, y cuando quise sentarme al lado de mi madre, ella tapó la silla con sus manos y la corrió.

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