POV: Adara
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Aquello lo confundió de una manera que lo dejó nublado en palabras. Al menos por un minuto lleno de una palpable tensión.
Tenía una seguridad tan aplastante que se volvió a acercar. Magnético. Seductor. Seguro. Mi aliento se quedó pausado. Sus ojos peligrosos y ardientes recorrieron cada centímetro de mi rostro, y solo pude sentirme más deseada y con ganas de que me besara.
No resistí su intensa y curiosa mirada, y agaché la cabeza, nerviosa, avivada por el deseo, pero también arrepentida por esta boca mía que no tendría que haber soltado eso. No tendría que haberle dicho nada. Porque no tenía una forma coherente de explicárselo y que no resultara de «manicomio». Pero era la verdad. No podría soportarlo si algo malo le sucediera a Enzo.
—Adara —su dedo índice sostuvo mi mentón obligando a mi mirada a que se enlazara con la suya. Tenía la boca entreabierta buscando como seguir, con un ceño fruncido—. ¿Acabas de decirme que me va a pasar algo si te beso?
Estaba claro que era la «number one» en romper momentos.
—No es exactamente el beso... —susurré con la cara roja—. Es... —cerré los ojos apretando los labios—. Es complicado, Enzo. Mejor dejémoslo así —bajé la mirada mientras respondía.
Y él siguió en su empeño de seguir manteniéndonos la mirada al levantar de nuevo mi mentón. Cada vez que me tocaba era como si mi cuerpo reaccionara de inmediato, como si anhelara con desesperación su roce.
—Así que según tú si te toco me pasará algo horrible —me comentó en un tono chispeante.
Hice un mohín.
—No te burles —le supliqué con voz débil.
Enzo cabeceó despacio y muy serio.
—No me burlo. Pero te confieso que eso solo hace que me fascines más —dijo con una voz suave y sexy.
Estábamos demasiado cerca. Y no podía ponerme esa mirada tan magnética y dulce, que se estaba clavando a fuego en mi piel, porque era imposible hacerme la dura. Con esa mirada no tenía nada a mi favor.
—Oh, venga, no soy la primera que te dice que no.
Agachó la cabeza con una risa que me estremeció.
—La única chica que me interesa en la vida me acaba de decir que no.
¡Yo le intereso! Mi boca formó una «o», mirándolo seducida. Oh Dios. Estaba a punto de flaquear.
Él asomó una sonrisa bribona y demasiado seductora; intentaba no reír.
No le culpaba si pensaba que estaba chiflada. Solo una «chiflada» como yo le decía que no a un beso suyo. ¡Uno de Enzo!
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El deseo de Enzo [Deseo Éire #1] © (+18)
RomanceAllí estaba su deseo. Hecho mujer. La mujer de su vida. Un deseo marcado a fuego en su corazón. Él sabe que lo dará todo por ella. Hay deseos por los que vale la pena arriesgarlo todo. ________ Copyright © 2017-2020 El deseo de Enzo. Obra sujeta a d...