Capítulo 26

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POV: Adara

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POV: Adara

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El brillo en los ojos de Enzo se había apagado con la presencia de ese hombre. Miré cubierta de pánico a Enzo. Nadie sensato se acercaría a él ahora mismo. Tenía una mirada peligrosa, inflexible, que te hacía sentir pequeño e intimidaba.

¿Pero es que este hombre no aprendía? ¿Quería otra ronda donde Enzo volvería a ser el ganador?

El hombre que estaba en la puerta de la mansión envuelto por una gabardina negra, era nada más ni nada menos que Tommy.

Estaba que me comían los nervios. No hacía ni doce horas que estos dos se habían peleado hasta desear matarse. Y Tommy tenía la cara dura —la real cara dura— de pisar la isla Williams.

Definitivamente le faltaba un tornillo; o unos cuántos. Enzo se dirigió hacia él envuelto en una mirada feroz y letal, y lo seguí asustada de que lo agarrara de la gabardina para pelear. Tommy estaba en la puerta con un aspecto sosegado, parecía neutral, pero no me fiaba ni un pelo de esa apariencia. Su rostro impactaba, tenía varios puntos de aproximación. Mejillas magulladas, pequeños cortes, ceja partida, el labio inferior partido y el ojo derecho inflamado. Y apostaba a que posiblemente —por tener uno de sus brazos presionando su costado—, tenía una costilla fracturada. Claramente la victoria había sido para Enzo.

Enzo se detuvo en medio del pasillo y yo lo hice a su lado.

—¡Qué demonios haces aquí! —le expresó con una voz violenta tan estremecedora con la mandíbula apretada.

Tommy suavizó sus rasgos con un gesto de manos.

—Vengo en modo neutral —nos comentó a los dos.

Eso sí que era bueno.

—¡Y una mierda! Fuera de mi isla, ahora —le señalé el sendero que llevaba hacia el embarcadero. Sí, puede que no fuera la mejor forma de decirle que se marchara, pero de solo recordar como había provocado a Enzo me hacía sentir pavor. No quería que de nuevo se convirtieran en cavernícolas. Sé que no era mi isla, pero mientras que Price no estuviera aquí yo decidiría quien tenía acceso a ella.

Enzo me miró un instante sorprendido por mi repentina y cegadora ira, pero Tommy en cambio me sonrió con un pequeño gesto burlón.

—No es solo tu isla, Adara. De hecho no es tuya.

Pero qué...

Parpadeé alucinada. ¿Cómo sabía eso?

—Lárgate, Tommy. No te lo voy a volver a repetir —se lo dijo Enzo por las buenas.

Tomé su mano entrelazando nuestros dedos para que se templara. Y Tommy deslizó su tranquila mirada hacia nuestras manos, endureciéndola repentinamente.

El deseo de Enzo [Deseo Éire #1] © (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora