Capítulo 22

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POV: Enzo

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POV: Enzo

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Era hermoso. Sé que le iba a encantar. Y esperaba que lo aceptara porque podía ser muy testarudo cuando me lo proponía.

—Es perfecto, gracias —le di un suave apretón sobre el hombro de Cook; mi ayudante.

Él asintió satisfecho.

—Estoy para servirle, señor —me hizo un gesto cortés de despedida y se marchó hacia su Land Rover marrón.

Me encontraba al principio de las caballerizas. Volví mi rostro hacia el camino de tierra que me hizo ver todo el paisaje rural que se extendía más allá de mis ojos. Cada segundo que pasaba lejos de Adara era una inquietud insoportable. Cerré el estuche forrado de terciopelo y lo guardé dentro de un bolsillo de mi chaqueta, deseando llegar a su lado.

Estuve a punto de montar a Gleduss cuando una voz afable lo impidió:

—¿Estáis teniendo una hermosa mañana?

Giré mi rostro hacia el hombre de cabellos castaños y ojos color café, más bajo que yo pero mucho más corpulento. Era Sayers, el dueño de los Establos Shamrock.

—Sin duda. E irá a mejor, Sayers —le respondí.

—Me alegro.

Me quedé pensativo unos segundos.

—Aunque debo decirte que al principio de nuestro paseo, Celeste se puso muy nerviosa y Adara tuvo que desmontar.

Sayers me miraba asombrado, rascándose la poblada barba de su rostro.

—Es muy extraño. Celeste es una yegua dócil y muy noble. Tú la conoces.

Por eso mismo la había elegido para Adara. No entendía su actitud arisca del principio.

De pronto, Sayers cambió su expresión, mirando detrás de mí.

—¡Por San Patricio! —exclamó atónito.

Qué ocurría...

Me volví hacia donde él miraba con tanto asombro.

La impresión me golpeó. La sangre se me heló. Tensándose cada músculo de mi cuerpo. Celeste venía hacia nosotros, sin Adara sobre ella. El pánico me golpeó, se ensañó conmigo. ¡Dónde estaba Adara!

—¡Chicos! —bramó Sayers ya que no podía calmar a Celeste que no dejaba de relinchar y levantarse sobre sus patas para que no la tocara. Dos muchachos salieron de las caballerizas haciéndole un rodeo a la yegua.

Mis ojos me escocían al no parpadear ni un segundo mirando el camino, a lo lejos se podía ver la entrada del bosque. Estaba escasamente a un kilómetro. Me estremecí siendo la sensación más mala de mi vida. Se me tensaron aún más los músculos.

El deseo de Enzo [Deseo Éire #1] © (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora