Capítulo 3

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POV: Adara

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POV: Adara

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Ese instante en el que cruzamos nuestras miradas algo cambió en mí. Ese momento en el que me cogió de la cintura, sentí que algo había cambiado en mi interior. La tempestad que por años había asolado mi corazón, fue calmándose con tan solo la luz que desprendía la mirada de ese extraño desconocido que me había salvado de caer al agua.

El hombre del que mis ojos no podían apartarse tenía una mirada en la que podía sumergirme y tirarme horas contemplándola. Contuve la respiración sintiendo como mis mejillas ardían. Era joven. Alto. Atractivo. Musculoso. Sus ojos grises brillaban con un destello de seducción y desafío. Su barba incipiente le hacía los rasgos de su rostro un poco más duros, pero su belleza angelical los destronaba. No podía tener más allá de treinta y dos o treinta y tres años. Su cabello era de color castaño; alborotado por el viento que surcaba a nuestro alrededor. Vestía informal. Unos vaqueros oscuros, y una camiseta blanca de manga corta que resaltaba sus bíceps.

Sus brazos aún me tenían agarrada por la cintura, intenté moverme, pero no me veía capacitada para hacerlo. Su forma de mirarme tan protectora y llena de calidez, logró traer una calma y un deseo irreconocible que me asustaba lo que estaba haciéndome sentir.

—¿Está bien, señorita? —me preguntó con una voz grave y cordial que me encandiló.

Me quedé embobada. Tardé lo mío en responder haciendo un leve gesto de cabeza.

—Sí... estoy bien —le sonreí nerviosa.

Y apenas asomó una sonrisa que me dejó desbordada por mis sentimientos.

—Permítame —me hizo un gesto y se agachó quitando de mi zapato la cuerda que se había enredado en el tacón.

—Gracias —le dije al mismo tiempo que se ponía en pie.

Miré mi bolso que aún lo tenía apretándolo con fuerza en mi mano izquierda. Suspiré bajito. Menos mal que no lo había tirado al agua.

—Debería tener más cuidado. Andar con esos tacones por un muelle como este es un deporte de riesgo —señaló a su alrededor con una voz cálida.

Agaché la cabeza asintiendo, mirando mis pies y metiendo un mechón de pelo detrás de mi oreja. No podía creer que estuviera tan nerviosa, y que su mera presencia me intimidara. ¡Pero qué me pasa!

—Lo sé... en realidad yo no debería estar de esta forma vestida —concluí en un susurro bajito.

Lo vi fruncir el ceño, seguramente no entendiéndome nada. Pues claro, ¿para qué diablos le decía eso? Sus penetrantes ojos siguieron mirándome, y deseé que el agua me engullera. Qué irónico...

—Tenga cuidado —me aconsejó.

Le sonreí con timidez asintiendo y dándome la vuelta. Nada más romper la conexión de nuestras miradas, me sentí liberada pero también con un sentimiento de vacío. Una mezcla que nunca había experimentado y que me estaba dejando turbada. A medida que caminaba para alejarme del muelle, me encontré extraña, llevando una de mis manos a mi corazón. Dios, sin duda era muy guapo. Resaltaba a la vista que era un hombre seguro de sí mismo, y de los que gracias a su atractivo y a su magnetismo le llovían las mujeres. ¿Sería de Roundstone?

El deseo de Enzo [Deseo Éire #1] © (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora