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Era viernes por la tarde, las clases al fin había terminado y lo único en lo que podía pensar el pelinegro era en salir corriendo, empaparse bajo la lluvia que comenzaba a golpear la tierra para alejarse del moreno y refugiarse en su hogar, rogando que alguna catástrofe se desatará para que al día siguiente no tuviera que reunirse con su grupo y comenzar con la tarea de herbología.

Después de perseguir a Mingyu el lunes y arrebatarle su mochila no dejaba de sentirse abatido, lo había golpeado con la tonta libreta que Hansol le entrego y ahora lo evitaba como si fuera la peor plaga, eso lo estaba matando de a poco, pero le había recordado tanto aquellos tiempos dónde era acosado constantemente por sus compañeros de clases que, más de una vez robaron sus cosas para romperlas y burlarse más de él. Se sentía como cucaracha recién fumigada porque estaba asociando al noble y bonachón moreno con aquellos que se habían convertido en sus demonios personales.

Mingyu no era como ellos ¿Verdad? La ansiedad lo estaba carcomiendo porque ahora podía imaginar a Mingyu burlándose de él, sabía que el moreno solo bromeaba con él pero no podía evitar sentirse de esa forma, sentía que en cualquier moreno comenzaría a señalarlo y verlo como el resto... Le aterraba el pensar que aquello fuera una posibilidad porque al final se sentía cómodo con el chico de sonrisa lobuzna y ya no se sentía tan alterado estando a su alrededor, la taquicardia seguía presente al igual que la opresión de pecho pero ya no era tan molesto, de a poco iban menguando dejando a Wonwoo sereno ante aquellas sensaciones que se estaban convirtiendo en mundanas, en parte de su vida y ahora sabía que eran provocadas por el moreno. Dios, ahora tenía hasta miedo de perder esas curiosas y desastrosas sensaciones todo porque el moreno había decidido jugar al payaso con él.

El olor de la tierra mojada llenaba el ambiente robándole un suspiro al pelinegro que seguía debatiéndose en irse bajo la lluvia al olvidar su paraguas, pedir un taxi o esperar a que Seungcheol terminará sus clases para pedirle jalón pero, nuevamente todo se nublaba ante el aroma soleado que ahora identificaba como el sello personal del moreno que descansaba recargado contra la pared observándolo. Wonwoo tragó y arreglo sus lentes, quería voltear a ver al alto pero se reprimió obligándose a ver al frente ante la ligera cortina de lluvia que ahora no parecía tan mala si comenzaba a correr.

Mingyu observaba la amplia y fina espalda del pelinegro cubierta por aquel suéter azul que Wonwoo solía usar notando como sus rizos se volvían más espesos en la base de su nuca. Sabía que la había jodido con Wonwoo al momento de robarle la mochila pero no esperaba que la actitud del pelinegro cambiará tan radicalmente, de por sí el de rizos era difícil de abordar y ahora, Dios, era inaccesible.

No importaba si el moreno le hablaba o interceptaba su camino para que lo notara y hablara por fin con él, también le había escrito varias veces pero Wonwoo seguía de largo como si no existiera pero a pesar de ello, lograba notar la mirada lastimera que el pelinegro le dedicaba antes de evitarlo. Era como si el pelinegro se disculpara con él por la forma en la que se comportaba, solo quería lanzar sus brazos a su alrededor y abrazarlo para pedir perdón pero sentía que no era lo más adecuado. No podía imaginar que Wonwoo lo dejara aproximarse tanto a él como para tener contacto físico pero deseaba tanto tenerlo entre sus brazos.

Inconscientemente ambos soltaron un suspiro alto que resonó en todo lugar lo cuál logro que al final hicieran contacto visual y terminarán sonriendo mutuamente, lo cuál duro una centésima de segunda puesto que el pelinegro regreso a su usual semblante, ignorando nuevamente al moreno que sentía que le robaba el alma ante tanta indiferencia.

-Wonwoo -el moreno percibió como el mayor se tensaba ante su llamado- perdón, no sabía que mi broma te molestaría tanto...

Las palabras se quedaron en el aire ante el sonido de la puerta cerrándose abruptamente, permitiendo ver a través de su cristal la silueta del pelinegro corriendo bajo la lluvia, escapando una vez más del moreno que se sentía más herido que nunca. Bien, la había jodido pero tampoco merecía que el pelinegro lo ignorara de esa forma y a pesar de ello, quería correr tras de él. Era patetico.

The Flower on my Garden •Meanie•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora