VI

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Después de unos días Wonwoo empezaba a pensar que había cometido un gravísimo error al momento de contestarle aquellas notas a Mingyu e invitarlo a su morada para obtener una "explicación" de la clase que había perdido aquel día cuando él perfectamente entendía todos los garabatos de aquellos pedazos de papel escritos por el moreno.

Desde entonces, Mingyu comenzó a ¿Juntarse con él? Más bien, Mingyu se le pegaba como un chicle incluso cuando Seungcheol estaba cercada, de hecho, se había convertido en muy buenos amigos y ya era casi normal que el alto compartiera la hora del almuerzo con ellos.

Por una parte, aquello aliviaba al de rizos pero por otra, el malestar del aquél día era persistente. Por lo general era tolerable y sentía que comenzaba a acostumbrarse a ello, pero, en ocasiones el malestar llegaba a ser muy intenso dejando sin aliento al pelinegro, se concentraba tanto en no salir corriendo o desmayarse en su lugar que terminaba perdiendo el hilo total de todo aquello que pasaba a su alrededor. A este paso, estaba segurisímo que repetiría el curso que compartía con el moreno.

Como si eso fuera poco, aquella mañana se levantó con dolor muscular y al verse en el espejo pudo ver su cara más pálida de lo normal. Era uno de eso días malos dónde su cuerpo le pasaba factura, su estado de salud era nefasto. No solo sufría de depresión sino que su cuerpo era débil lo que conllevaba a enfermarse con regularidad y no solo eso, habían momentos dónde sus músculos, principalmente en el pecho, comenzaban a darle tirones que se sentían como descargas eléctricas como si intentarán soltarse de sus huesos y salir huyendo.

A todo ello se le sumaban los nuevos síntomas alocados que lo invadían constantemente. De seguro su muerte estaba a la vuelta de la esquina y el seguía ignorando aquel hecho.

Todo apuntaba a que sería un día de aciago para Wonwoo y lo corroboró cuando encontró al moreno esperándolo en su puerta, en ese momento sintió como un gigante invisible lo pateaba como a una pelota invitándole a doblarse en su lugar sin embargo, trago aquella sensación y cerró la puerta a sus espaldas motivandose a seguir.

Mingyu notó la palidez del pelinegro pero no quiso comentar nada respecto a ello, a decir verdad, Wonwoo se veía fatal, hasta el moreno se sentía fatal solo de verlo.

Durante todo el día casi no intercambiaron palabra dado a que cada vez que el moreno intentaba iniciar una conversación, el de rizos se limitaba asentir o le pedía que no le hablara en ese momento porque necesitaba concentrarse. Aquello ya era algo normal para Mingyu, habían días dónde Wonwoo era más accesible y solía hablar con tranquila, y, también habían días dónde lo mejor que podía hacer era mantener una distancia sino quería que el pelinegro deseara pulverizar su ser con una mirada.

Para la hora del almuerzo Wonwoo se sentía terrible, cada movimiento que hacía le provocaba un dolor indescriptible que jalaba y electrificaba su pecho ¿A caso le estaba dando un paro cardíaco? Su cabeza daba vueltas y para su pesar, la enfermera del lugar no se encontraba así que no podía acceder a ningún medicamento.

A pesar de la insistencia de Seungcheol y Mingyu, se negó a ser participe del almuerzo excusándose con que debía ver a cierto profesor para la correción de una nota, con aquello había comprado a Seungcheol, él cuál le aseguro a Mingyu que al pelinegro le preocupaba más sus notas que comer, con ello, ambos jóvenes se marcharon.

Cuando el moreno regreso a la clase para insistirle un poco más a Wonwoo, se encontró con él mayor recostado sobre el escritorio con la frente perlada de sudor, pronto dirigió su izquierda al rostro blancuzco para comprobar la temperatura y descubrir que este estaba helado.

-Wonwoo, abre los ojos, mirame por favor -rogo el moreno cubriendo al contrario con su chaqueta- ¿Puedes levantarte? Te llevaré a la enfermería ¿Sí?

-Mierda -susurro el pelinegro cuando se levantó ante la insistencia del mayor, otra ola de mareado lo invadió al percibir el aroma del alto que ahora lo cubría por completo. Estaba tan desconcertado que no noto el rostro de preocupación del contrario que se acercó a él para mantenerlo sobre sus pies- estoy bien Mingyu, puedo caminar.

El pelinegro se deslizaba a paso lento por el pasillo siendo seguido por el moreno que casi le pisaba los talones y se abstenía de ayudarlo después de ser empujado y rechazado constantemente por el mayor. El estado de Wonwoo iba de mal en peor.

Sin previo aviso, su pecho comenzó a tirar de nuevo con una sensación de ardor que terminó con las fuerzas del mayor y solo atino a sujetar con fuerza la chaqueta lo que abrigaba. Sus rodillas cedieron al instante y antes de tocar el suelo por completo, Mingyu lo sostuvo por la cintura para después cargarlo y salir disparado hacía el área de enfermería.

La cabeza de Wonwoo daba miles de vueltas como si estuviera en un parque de diversiones y hubiera montado la atracción más peligrosa, su conciencia iba y venía hasta que la oscuridad lo tragó por completo.

The Flower on my Garden •Meanie•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora