No dejes que te hunda, no dejes que te gane.
El dolor es un proceso natural, es un elemento necesario para que crezcamos.
Recuerda que la flor más bella, es la que crece en la adversidad.
Aquellas palabras llegaron de lo lejos resonando por todo el lugar, Wonwoo levanto la vista en busca del dueño de lo dicho pero se topó con el vacío y la oscuridad, suspiro, regresando a la posición fetal en la que se encontraba, abrazando sus piernas.
Estaba inconsciente, probablemente en un estado de coma pero esta vez era consciente de lo que sucedía, a veces escuchaba voces a su alrededor o podía percibir movimiento. Recordaba haber vomitado y tener a Mingyu a su lado, después, todo se tornó oscuro y termino despertando en ese lugar. Probablemente era el lugar donde surgían sus pesadillas porque todas eran iguales: en un lugar oscuro donde solo estaba él y la caja de cristal donde estaba la dichosa flor. Quizá se despertaría en cualquier instante y se daría cuenta que todo era un mal sueño, tal vez, cuando despertara ni siquiera Mingyu existiría ¿Quién le aseguraba que todo lo que había vivido al lado del moreno no era un sueño? Tenía que admitirlo, tanta felicidad en los últimos meses solo podía ser un sueño creado por sus deseos más profundos.
Tal vez era el tipo de sueño donde eres capaz de controlar lo que pasa sin embargo, él no tenía el control de nada. Nunca lo tenía. Dios, ni siquiera era capaz de crear algo desde su imaginación.
Levanto el rostro para enfrentarse a la oscuridad -No hay nada aquí- murmuro bajo su aliento, inhalo profundo y dejo escapar todo el aire de sus pulmones. Observo sus pies rodeados de flores marchistas y sonrió sin muchas ganas al pensar que su propia psique lo torturaba de esa forma, recordándole el fracaso constante que era, observo sus manos, tan pálidas y suaves sin rastro de alguna intravenosa o moretón... ¿Cuánto tiempo llevaba inconsciente?
Se abrazó con más fuerza, a veces, estando en ese lugar comenzaba olvidar quién era y se sentía como una mancha gigante de tristeza, olvida quién era su familia y amigos, y lo que más le asustaba, era que el rostro de un joven moreno iba y venía en sus recuerdos, a veces lograba capturar sus nombres, otras veces lo perdía por completo, solo aparecía la imagen de una MW gigante en su mente pero ¿Qué significaba? No lo sabía, no saber le aterraba.
Una pantalla se encendió frente a Wonwoo ¿de dónde había salido? No lo sabía, pero agradecía tener aquello para iluminarle un poco. En la pantalla un conteo regresivo apareció para darle paso a los recuerdos del pelinegro: comenzando con los más tristes y terribles, hasta los buenos y hermosos, de a poco, iban desapareciendo dejándole a la vista las expresiones de amor que todos le habían demostrado.
Expresiones que le abrumaron, expresiones que sentía que no merecía y rechazo más de una vez, pero, en ese momento extraño cada una de ellas, anhelándolas tanto que le dolía el pecho en solo pensar la forma cariñosa con la que su madre solía arreglarle los anteojos, cuando Seungcheol solía compartirle su almuerzo cuando los otros niños se lo robaban, a Jeonghan arropándolo y cuidándolo en sus crisis en el hospital, como Hansol le animaba a escribir en su diario, a Jun mostrándole fotos de gatos porque le recordaba a él, Minghao empujándolo a tiendas para probarse nuevas prendas para ponerlo a la moda y por último, a Mingyu tirándole un papelito para llamar su atención y guiñarle el ojo de forma juguetona.
Ahora pensaba que debió detenerse en casa momento y agradecerle a cada uno por el amor que le daban, se reprochaba las veces que intento alejarlos, ellos lo amaban por lo que era, por quién era. No les importaba si tenía un abrazo u ojo extra, los amaban y él, temeroso de no ser perfecto, de no ser normal, se negó así mismo amarlos con la misma intensidad, trago y escondió todos aquellos sentimientos y emociones que ahora comenzaban a parecer.
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The Flower on my Garden •Meanie•
Ficción históricaAmor destinado. Una mala broma para la vida de Jeon Wonwoo y bueno, para cualquier persona cómo él. Su vida amorosa fue dictada desde que nació bajo aquella condenada orquídea limitandolo a un futuro solitario sin la posibilidad de amar o ser amado...