El pelinegro despertó desorientado, sin poder moverse en absoluto el cuerpo le pesaba terriblemente. De a poco, su vista comenzó aclararse percatándose que se encontraba en una habitación blanca sin ninguna ventana, se encontraba completamente solo, percibió un pitido del lado derecho topándose con un electrocardiograma, suero y algunos otros aparatos que no reconocía pero lo que termino de inquietarlo fue notar que no podía hablar, de sus labios sobresalía algo que le tapaba la visión del resto de su cuerpo... estaba entubado.
Ahora lo entendía, estaba en la unidad de cuidados intensivos ¿Acaso su respiración había fallado? ¿Qué había pasado con exactitud? Lo último que recordaba era haber vomitado, se arrastró a su habitación para llamar a Yoo, recordaba de forma borrosa haber marcado y escuchar la voz del enfermero que le preguntaba cosas que no lograba responder dado a que su cabeza daba vueltas y sentía que moriría en ese mismo instante pero después, todo se convertía en una laguna mental: no había recuerdo absoluto de lo que había pasado, todo era oscuridad y a él no le gustaba la oscuridad.
Tenía miedo, estaba asustado, no, asustado era poco ¿aterrado? ¿espantado? ¿conmocionado? No lo sabía y dudaba encontrar la palabra adecuada para describir como se sentía en ese momento pero, de lo único de lo que estaba seguro era que él era un desastre. Cada que las cosas empezaban a ir relativamente bien para él, algo tenía que pasar para que esa felicidad se desvaneciera... ¿cómo lo habían sacado de su casa? Bueno, eso era obvio, una ambulancia ¿Mingyu lo habría visto de esa forma? Estaba seguro que él moreno sería de los primeros en salir a la calle para ver que sucedía ante el sonido de las sirenas de la ambulancia ¿estaría bien? ¿lo estaría esperando afuera de esa habitación? Mingyu iría a verlo... ¿verdad? Sabía que Kim no lo abandonaría tan fácilmente a pesar de la situación, no había salido huyendo después de contarle todo, sabía que esta situación no lo espantaría pero, solo quizá, Mingyu entendiera de verdad a lo que estaba metiendo al relacionarse con él: un pobre diablo que no tenía ni control de su cuerpo, de su flor y de su vida.
Esta vez el golpe de realidad fue más fuerte de lo que esperaba, había tenido demasiadas expectativas en que todo en verdad estaría bien porque había logrado encontrar a alguien que lo amara por lo que era, por quien era. Las lágrimas comenzaron a descender y no hizo nada por limpiarlas, bueno, igual su movilidad era demasiado limitada y el tubo que sobresalía de su rostro tampoco le daba el acceso deseado, aún, si tuviera ese acceso no las limpiaría. Tal vez dejar fluir sus lágrimas le ayudarían a limpiar su alma, tal vez expiaría sus pecados y podría convertirse en un alma pura a quién se le podría conceder la felicidad al lado de su persona amada.
Ahora que lo pensaba, le daba risa tener una idea tan estúpida ¿él siendo feliz por el resto de su vida al lado de Mingyu? Simplemente ridículo. Debería ser comediante por decir tantas tonterías sin sentido aunque esas cosas sin sentido le habían dado el valor de animarse a vivir, de abrirse y experimentar... de enamorarse, de ser ambicioso, de querer tener un final feliz por su propia cuenta, forjado con sus propias manos sin depender de una flor seca. De nuevo quería reír por notar que lo único que hacía era pensar en aquel que consideraba como su compañero de vida y cuánto lo extrañaba, solo quería ser abrazado en ese momento por Kim Mingyu, estar sentado en su mesa usual con todos sus amigos, dándole la noticia a Jun y Minghao sobre su nueva relación, podía imaginar hasta sus reacciones, los gritos de Jun y la risita traviesa de Minghao mencionando que eso ya se sabía... Lo único que quería era levantarse y tomar el control de nuevo, si, se sentía mal y quería morir en ese momento porque se sentía un desastre y tal vez aquello no tendría una solución, pero, quería forjar ese futuro, nunca había deseado algo con tantas fuerzas y juro asimismo que lo haría si salía de esta.
La puerta se abrió dejando a la vista del pelinegro a un sujeto vestido de pies a cabeza con un traje blanco como un astronauta que empujaba un carrito, probablemente llevaba todo el equipo para evaluarlo. El recién llegado aún no notaba la lucidez del convaleciente Wonwoo por estar revisando algunas hojas y murmurando cosas inentendibles hasta que dirigió su mirada a Jeon.
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The Flower on my Garden •Meanie•
Ficción históricaAmor destinado. Una mala broma para la vida de Jeon Wonwoo y bueno, para cualquier persona cómo él. Su vida amorosa fue dictada desde que nació bajo aquella condenada orquídea limitandolo a un futuro solitario sin la posibilidad de amar o ser amado...