«Oráculo»
Caí de bruces sobre agua, pero mi cuerpo no la traspasó y se quedó flotando sobre ella. De mi boca salió una voluta de humo blanco y mi cuerpo se estremeció al pasar repentinamente de un ambiente cálido a uno tan helado que parecía congelarme la sangre.
Alcé la vista, el ser estaba frente a mí, a tan solo centímetros. Me puse de pie con movimientos muy cuidadosos y sin perderlo de vista. Cuando me enderecé me di cuenta que era mucho más alto que yo. Su rostro aún estaba oculto bajo la sombra de la capa.
—¿Quién eres? —pregunté con voz temblorosa por el frío y el miedo—. ¿En dónde estamos?
Dos manos esqueléticas y arrugadas subieron para tomar el borde de la capucha y deslizarla hacia atrás. Un rostro pálido y muy viejo apareció bajo ella. Sus ojos eran grandes, lechosos y no tenían pupilas. Parecía ser ciego, pero estaban clavados en mi rostro como si pudieran examinarme con atención.
—Me llaman Oráculo —respondió con una voz débil y rasposa.
Entonces lo miré con verdadera atención. La barba y el cabello eran largos y canosos, las mejillas estaban hundidas y lucía bastante débil, incluso parecía enfermo. La capa escondía el resto de su cuerpo, así que no pude comprobarlo, pero parecía que el oráculo estaba en los huesos.
Mis ojos se desviaron hacia el cielo oscuro para comprobar algo y mi corazón latió con fuerza al ver que estaba atestado de cientos de estrellas pequeñas y brillantes. Hace ya varios años que papá me platicó de un lugar similar, en donde había conocido al oráculo que le reveló la profecía.
Volví mi vista al rostro y la clavé en los ojos blancos que no paraban de mirarme, poniéndome nervioso.
—¿Por qué me trajiste aquí?
El oráculo soltó un trémulo suspiro.
—No me queda mucho tiempo.
A pesar de que hablaba con voz queda, yo lo escuchaba a la perfección.
—¿A qué te refieres con eso?
—Tú y yo teníamos que conocernos —explicó— antes de que yo deje de existir.
—No estoy entendiendo —admití junto con un gemido.
—Mi plan es que lo entiendas —dijo levantando una mano para indicarme que no lo volviera a interrumpir—. Hace 18 años tu padre estuvo aquí y le conté acerca de la profecía.
—Lo sé —asentí— conozco la profecía.
—La conoces, más no la comprendes.
Yo fruncí el ceño al escucharlo, confundido.
—¿Qué es lo que debo comprender?
—Ada Rey —comenzó a recitar con calma, como si cada palabra le costara gran parte de su esfuerzo—, hija de Joham y Amira Rey. Futura reina de Sunforest, se convertirá en uno de los seres más poderosos que jamás han existido. En sus manos reinará la paz o bajo su mando se desatará el caos. Si ella cae en las manos equivocadas, será el fin de los tiempos como los conocemos y el mal ganará —hubo un tenso silencio antes de que continuara— solo el amor la salvará...
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Sunforest 3. Jared Rey.
Fantasy«Ada se encontraba a salvo. Lejos de nosotros y sin tener idea de que era la poderosa princesa de SunForest... pero sana y salva. Y eso era lo más importante. Sin embargo, algo en mi interior nunca me dejó tranquilo. Desde que Ada había nacido, yo m...