«Lucas»
Aiden estaba recostado en su cama, con la vista clavada en el techo y escuchando atentamente mi historia acerca de Arus. Era un sábado por la mañana bastante tranquilo en el castillo, por lo que nosotros estábamos aprovechando esa calma para dialogar acerca de todo lo que había sucedido ayer.
Después de contarle con lujo de detalle mi conversación con Arus, él guardó silencio. Yo esperé pacientemente a que terminara de procesar mis palabras.
—Arus es escalofriante —dijo al fin—, aún no puedo creer que sea el padre de Joham.
—Bueno, ambos sabemos que papá no creció junto a Arus, pero por alguna razón ha aprendido a confiar en él... creo.
—Papá, en cambio, aún no le tiene mucha confianza —murmuró Aiden buscando mi mirada—. Creo que lo respeta, pero nada más.
—Bueno, parece que yo también tendré que aprender a confiar en él, ¿no?
Aiden asintió lentamente.
—Supongo que no hay alternativa.
—A mí tampoco me agrada, pero le estoy agradecido por guardar mi secreto. Nada le costaba correr con mis padres y acusarme.
—¿Y si espera algo de ti a cambio de su silencio?
—No lo creo —dije pensativo—, me lo hubiera dicho. Más bien parece que está curioso acerca de nuestro lazo, me da la sensación de que comprendió algo que a mi se me continúa escapando.
—¿Crees?
Yo me encogí de hombros.
—A estas alturas creo muchas cosas pero no puedo comprobar ninguna —dije poniéndome de pie para estirar mi cuerpo—. En fin, ¿qué haremos hoy?
—¿Amira no te lo dijo?
Miré a Aiden, extrañado.
—No he visto a mamá —admití— he estado algo ocupado.
—Anoche me la encontré saliendo de la biblioteca. Me pidió que no desaparezcamos hoy, al parecer Lucas vendrá y quieren que comamos juntos por la ocasión.
—Que bien —respondí sinceramente—. Hace rato que no vemos a Lucas, ¿cuántos años tenía la última vez que vino?
—Creo que 12, o algo así —respondió Aiden sin sonar muy seguro.
—¿Invitaré a Flor? —le pregunté cambiando de tema—. Creo que le gustaría conocerlos.
Aiden me miró con unos ojos que no alcancé a descifrar.
—¿Qué? —pregunté.
—Nada —se apresuró a decir.
—Dímelo —le pedí rodando los ojos.
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Sunforest 3. Jared Rey.
Fantastik«Ada se encontraba a salvo. Lejos de nosotros y sin tener idea de que era la poderosa princesa de SunForest... pero sana y salva. Y eso era lo más importante. Sin embargo, algo en mi interior nunca me dejó tranquilo. Desde que Ada había nacido, yo m...