Capítulo 38. Saltar juntos.

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«Saltar juntos»

Ese día el cielo estaba espectacular

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Ese día el cielo estaba espectacular. Era de un color azul vibrante con varias nubes naranjas y violetas contrastando contra él. Los cálidos rayos del sol se metían por entre las copas de los árboles, que estaban muy tranquilos porque el aire casi no soplaba.

El césped bajo nuestros pies estaba verde, fresco y sano, como siempre. Justo en ese momento, Aiden le explicaba a Ada la relación entre la magia y el bosque, ella lo escuchaba tan atenta que de inmediato supe que esos dos también se llevarían muy bien.

—¿Qué fue lo que te dijo tu papá? —preguntó Flora en voz baja.

Nosotros caminábamos tomados de la mano algunos pasos detrás de Aiden y Ada, por lo que ellos no la escucharon.

—En resumen, que está preocupado por ella —dije señalando a mi hermana con la barbilla—. Supongo que todo lo estamos.

—¿Cómo crees que se lo tomen los forestnianos?

—No lo sé.

De hecho, justo estaba pensando en eso antes de que ella me lo preguntara, en cómo resultaría la asamblea y si los forestnianos entrarían en una especie de pánico porque la profecía podría cumplirse o si se alegrarían, porque nuestra familia por fin estaba completa.

—Ellos apoyarán a tus padres pase lo que pase, de eso estoy segura —admitió Flora en un tono conciliador.

—¿Cómo puedes estar segura?

—Porque tus padres son la mejor apuesta para Sunforest y todos los saben.

Me relajé un poco al escucharla.

—Eso que piensas es muy lindo.

—Es la verdad.

Llegamos al puente de madera curvado para pasar el riachuelo que comenzaba a crecer conforme nos acercábamos a la cascada. Ada se detuvo un momento para admirar la vista. La madera del puente estaba cubierta con enredaderas de hojas verdes y flores magentas de un color intenso, mientras el agua cristalina corría bajo nuestros pies, arrancando destellos del sol y reflejándolos en su superficie.

—Este lugar es realmente hermoso —dijo mi hermana.

Acarició los pétalos de una flor y suspiró, embelesada.

—¿Estás bien? —preguntó Aiden, escondiendo las manos en los bolsillos de su pantalón.

—Sí —respondió ella soltando la flor magenta—. ¿Nos falta mucho?

Aiden negó.

—Ya casi llegamos.

—¿Ya te cansaste? —me burlé de ella, en un intento de distraerla.

Sunforest 3. Jared Rey.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora