Capítulo 34. Mamá y papá.

932 188 85
                                    


«Mamá y papá»

—Hola —saludó papá de manera general y todos le respondimos menos Ada, quien estaba ocupada mordiendo su labio inferior

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

—Hola —saludó papá de manera general y todos le respondimos menos Ada, quien estaba ocupada mordiendo su labio inferior.

Mamá soltó su mano y dio dos pasos hacia nosotros. Ada contuvo el aire, pero nuestra madre no se acercó mucho más y se limitó a mirarla con cariño, aunque se notaba que estaba usando todas sus fuerzas para contenerse y no correr a abrazarla.

—Sabía que ese vestido te quedaría —dijo con una sonrisa amistosa.

—Oh —Ada alisó la tela sobre sus piernas—. Me quedó perfectamente, gracias por prestármelo.

Mamá negó con la cabeza y su cabello rubio soltó algunos destellos por la luz, ella traía un sencillo vestido color celeste que resaltaba sus intensos ojos zafiro.

—No es prestado, es un regalo.

—No —se apresuró a responder Ada—. Es decir, gracias, pero yo no podría aceptarlo.

—Por favor —suplicó mamá— quiero que lo tengas, te ves hermosa en él.

Ada agachó la mirada.

—Gracias —respondió, claramente cohibida.

Dandelion y Samara se pusieron de pie casi al mismo tiempo, como si lo hubieran acordado.

—Ha sido un placer conocerte, Ada —dijo el primero haciendo una pequeñísima reverencia en su dirección—. Samara y yo tenemos algunas cosas que resolver, pero esperamos volver a verte pronto.

Ada sonrió en respuesta.

—Yo también —respondió sinceramente.

Los forestnianos se marcharon en un claro intento de darnos más privacidad. Antes de salir, Dandelion palmeó el hombro de papá en un gesto de ánimo y se fue, dejándonos en medio de un tenso silencio que sin duda yo tendría que resolver.

—¿Quieren desayunar con nosotros? —les ofrecí a mis padres, aunque en realidad era una indirecta para que se movieran y dejaran de parecer dos estatuas.

—Nos encantaría —respondió mamá captando mi ayuda y deslizándose en los asientos que Dandelion y Samara acababan de desocupar.

Dos segundos después papá la imitó, quedando ambos frente a nosotros.

—¿Cómo estás, Ada? —preguntó con calma, mientras se servía distraídamente algunas frutas en su plato.

—Bien —respondió mi hermana de la misma manera— ¿y ustedes?

—También, gracias.

—Creo que todos estamos algo nerviosos —admitió mamá, intentando aligerar el ambiente.

Sunforest 3. Jared Rey.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora