Capítulo 44. Corazón roto.

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«Corazón roto»

Cuando Enid se marchó, aún no sabía muy bien cómo sentirme tras nuestro encuentro

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Cuando Enid se marchó, aún no sabía muy bien cómo sentirme tras nuestro encuentro. Había comprendido muchas cosas; el destino de Ada, el significado de la marca, los errores que cometimos... Sin embargo, aún había cosas sin resolver y sentía que el tiempo se me agotaba.

Aún así, ella había prometido que estaría ahí para Sunforest cuando yo la necesitara y eso me hacía sentir mucho más tranquilo. Tener a Enid de nuestro lado sin duda sería una gran ventaja.

Algo distraído, me acerqué a mis amigos. Noté que Flora seguía de rodillas en el césped y Aiden estaba a su lado, abrazándola por los hombros en un gesto fraternal. Lucas estaba de pie detrás de ellos, pero los tres me miraban, cada uno de manera distinta.

—¿Están bien? —les pregunté.

—Creo que seguimos algo conmocionados —contestó Aiden—. Esta es la primera y última vez que molestamos a una bruja.

Asentí, aún algo preocupado por mis pensamientos. Extendí mi mano para ofrecerla a Flora y ayudarla a levantarse. Aiden la imitó y los tres nos miramos, pero parecía que ninguno sabía bien qué decir.

—Pudo ser peor —concluí—, estamos bien y ahora tenemos una nueva aliada. Esto es bueno.

—Ser torturado me ha dejado hambriento —se quejó Aiden—. ¿Podemos comer algo antes de intentar procesar algo más?

Mi estómago rugió al escuchar sus palabras. En la mañana decidimos marcharnos tan rápido que ninguno de los dos tocamos el desayuno y ahora nuestros cuerpos nos lo estaban reclamando.

—Conozco un lugar —sugirió Lucas—, si es que aún no quieren volver a Sunforest.

—¿Tú no deberías regresar a la escuela?

Él miró un reloj que tenía en su muñeca.

—Falta hora y media para que terminen las clases —anunció—, no puedo volver ahora.

—Bien —acepté— vamos a comer algo, todos se lo merecen. Sobretodo tú —le dije a Lucas, mientras le daba un par de palmadas en su espalda—. No sé qué hubiéramos hecho sin tu ayuda.

La tensión de Lucas se disolvió con su sonrisa, se veía muy orgulloso de sí mismo.

Fuimos a un restaurante pequeño que no estaba lejos de la secundaria de Lucas. Siempre que visitaba esa dimensión y Raúl me invitaba a un lugar nuevo para conocer, me gustaba observarlos con atención. Ese era bonito y algo pintoresco, con mesas de madera azules y sillas de distintos colores. Había un mural hecho a mano en la pared del fondo, en donde se mostraban flores y rostros que se entrelazaban entre sí.

En ese momento todos estábamos un poco más relajados y disfrutando de la comida, yo pedí cuatro hamburguesas con papas porque era una de mis comidas favoritas de ese mundo y tenía el presentimiento de que a mis amigos también les gustaría. Las pagué con el dinero que papá me enseñó a crear, para cuando mamá y yo decidiéramos pasar un rato en la Tierra con Raúl.

Sunforest 3. Jared Rey.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora