Capítulo 6 - Embarazada (pt. 1)

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Sora: Tai, estoy embarazada.

Tai: ¿eh?

Sora: ¿No me oíste? ¡Estoy embarazada!

Sé que él no tiene la culpa de esto, pero realmente necesitaba decirle y me alteré cuando me hizo repetirlo. Por Dios, aún no lo creo. La conmoción de mi respuesta me llevó a las lágrimas y no pude evitar llorar frente a Tai, ese moreno de cabello extraño y mirada tierna que lleva al lado mío cerca de... no sé, toda la vida... Me alegra tenerlo cerca, poder confiar en él y ser aconsejada cada vez que lo necesito. Muchos dicen que es un cabeza hueca, pero supongo que no todos lo conocen como yo. Aunque en esta situación me siento totalmente avergonzada de decirle lo fracasada que está mi vida. Es decir, no fue así como planeamos nuestro futuro. Ambos creímos que creceríamos, conoceríamos a gente increíble y luego todo sería aún mejor. No había infidelidades ni embarazos no deseados en nuestras fantasías.

Cuando comencé a salir con Joe, sentí que todo era un cuento, era como mis fantasías, siempre buscaba con qué consentirme y siendo doctor, no escatimaba en gastos y yo me dejé enredar por esa absurda parafernalia, hasta que de pronto comenzó a utilizar su dinero como compensación por sus ausencias o sus errores. Varias veces intentó cambiar mi opinión a través de regalos, cenas románticas e incluso la ropa que utilizaba, él la cambió, regalándome ropa que él creía que me hacía ver "mejor". Decía que para estar a su lado debía ser más femenina, de esa forma le sería una compañera suficientemente buena. Sin notarlo, la mayoría de la ropa que usaba me la había comprado él y cuando algo no le agradaba, cada prenda era como un hilo que me unía a él, haciéndole creer que podía manejarme a su antojo.

Al principio me parecía genial que quisiera regalarme cosas

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Al principio me parecía genial que quisiera regalarme cosas. Yo por mi parte trataba de devolverle el favor, pero él no me lo aceptaba. Decía que era su deber como hombre mantenerme guapa y proveerme de lo necesario. Yo ni usaba maquillaje cuando comenzamos a salir, mas hoy siento que dependo también del maquillaje. Es difícil alejarse de la vanidad una vez que la pruebas. Es como si siempre pasaste desapercibida hasta que tu hada madrina convierte tus estúpidas ropas viejas en vestidos fabulosos, tu olor a florería lo transforma en delicioso perfume y el agotamiento que refleja tu rostro lo elimina con una simple ondulación de pestañas, rubor y labial, despertando el interés de personas que nunca antes se habían interesado en ti.

Aun así, siento que llevo dos años fingiendo que soy la mujer más bella del planeta, cegada por ese deseo de atención que siempre reprimí y que hoy me convence de que sólo llamé la atención de las personas incorrectas. En otras palabras, nunca nadie me dijo que era linda antes de mi total transformación a expensas de Joe.

Muchas veces sentí envidia de Mimi, ya que es naturalmente atractiva y no se deja amedrentar por nada ni nadie. Muchos chicos le enviaban cartas por San Valentín en la escuela, e incluso nuestros amigos hablaban de ella como si fuera inalcanzable. Todos excepto Matt. Por eso creí que era buena idea declararme cuando Mimi ya no vivía en Japón. Yo sabía que a ella le gustaba y aun así fui a intentar tener algo con él. Matt es muy guapo, pero realmente no teníamos nada en común. De todos modos, me parece increíble que ahora estén juntos, a pesar de que él la veía como a una tonta niña caprichosa que consigue todo lo que quiere con sólo una sonrisa, y aunque yo la sigo viendo así, Dios, aún con todo eso, ella es como mi mejor amiga.

Desearía Nunca Haberlo sido - Digimon fic.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora