«Actúa con nobleza y según tus principios».
Segunda de las nueve virtudes de los vikingos[*].
Will miró el móvil y se desesperó. Danielle no le contestaba ninguno de los mensajes que le envió ese día y en los que le proponía un encuentro para hablar con madurez de la situación entre los dos.
Se sentó a escribirle una carta para explicarle al detalle la motivación. Le parecía que al sentir la consistencia física de la misiva —que le llegaría a través del correo tradicional— le resultaría más difícil rechazarlo que al mediar la fría tecnología. Sin pretenderlo, usó los largos, ilegibles y enérgicos trazos que utilizaba cuando se hallaba impaciente y que daban la sensación de que taladraban el papel.
Danielle, corazón:
Disculpa que sin más preámbulos vaya al grano. ¡Te amo! Ahora me da igual no hacer lo correcto y al segundo de haberme ido con los trillizos me arrepentí de dejarte allí con tu marido. Sé el daño que te hice. Seguro que pensaste que no te quería.
Dime: ¿qué diantres pasa contigo que no me contestas los whatsapps? Imagino que disfrutas de una nueva luna de miel con Nathan al considerar que te abandoné, que no me interesas para nada y que lo nuestro terminó. ¡¿Cómo puedes ser tan estúpida como para suponer tal disparate?!
Sé que no obré bien contigo al darle rienda suelta a los remordimientos, pero ¡¿volver a retomar tu relación con Nathan y fingir que nada ha cambiado después de lo que vivimos en el Antiguo Egipto?!
Imaginó las manos del esposo mientras le acariciaba el cuerpo desnudo, cómo la suave piel se le estremecía. Y cómo se le subía a horcajadas al marido y le hacía el amor sobre el sofá, sin soportar el tiempo de espera hasta llegar a la cama. Igual que le sucedía cuando ambos estaban juntos. Sin ella se sentía frustrado y más solo que la una. Tiró el bolígrafo sobre la mesa y se frotó las sienes para calmarse.
—¡Papá, papá, papá! —gritó Daniel al verlo fuera de sí y le estiró los bracillos.
Respiró hondo. Se le acercó, lo levantó y le dio un achuchón. A continuación lo paseó por la sala jugando al avioncito, su entretenimiento preferido. Las carcajadas del pequeño sonaron igual que cascabeles.
—¡Papá, papá, papá! —chilló Liz, le transmitía alegría para no ser menos.
Y Will se aproximó a ella y la atrajo hacia sí con el brazo que le quedaba libre. Enseguida la niña le dio un apretón en el cachete a modo de saludo.
Sin embargo, Helen quiso ser especial y diferenciarse de los hermanos, así que después de lanzar un gorgorito, que rivalizaba con el canto más bello de un canario, pronunció:
—¡Mamá, mamá, mamá!
El mafioso se emocionó porque era la primera ocasión en la que escuchaba a uno de los bebés llamar así a Danielle. Los ojos se le quedaron brillantes a causa de las lágrimas contenidas y comprendió que la pequeña le proporcionaba la clave de lo que debía hacer: presentarse en la casa del matrimonio y traerse a su mujer a rastras.
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La médium del periódico #5. Las runas malditas.
Fantasy🔞ATENCIÓN, ESTA HISTORIA ESTÁ CATALOGADA COMO MADURA. 🔞 PUEDES LEER ESTA OBRA SIN QUE HAYAS PASADO POR LA ANTERIOR. CADA AVENTURA DE LA SAGA ES AUTÓNOMA. LA NOVELA 1, THE VOICE OF LONDON, ES ÉXITO DE WATTPAD WEBTOON STUDIOS. El cometido prioritari...