3. El agujero negro.

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«Permanece activo y trabaja siempre poniendo todo de tu parte»

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«Permanece activo y trabaja siempre poniendo todo de tu parte».

Tercera de las nueve virtudes de los vikingos[1].

Al ser absorbida por la oscuridad, en un principio no me preocupo porque todavía permanece la emoción de conocer al Morgawr. Pero cuando el tiempo dentro del agujero negro se dilata igual que un chicle me pregunto si he vuelto a morir.

     Supongo que si soy inmortal pasar por la situación de deceso es una contingencia a la que deberé acostumbrarme. Pero ¿y si se trata de una nueva encerrona de mi enemigo? Satanás —el mismísimo rey del Infierno— es muy poderoso. Y, aunque no puede hacerme daño ni herir a mis seres queridos porque yo le gané la partida al poseerlo, sí podría urdir alguna artimaña para fastidiarme de nuevo. Porque por desgracia para este demonio el mundo es en blanco y negro. O estás con él o contra él, no hay más alternativas.

     Por fortuna, pronto la realidad se solidifica capa tras capa y descubro el amable rostro de Da Mo[2], mi mentor. Y las inconfundibles cumbres del monte Songshan, a donde acudí en incontables oportunidades para buscar la paz y un consejo desinteresado.

—Por un momento me he preocupado, Gran Maestro. —Efectúo una reverencia de gran respeto para honrarlo—. Acariciaba a un dinosaurio y al desaparecer en la negrura he llegado a creer que me lo enviaba el Diablo.

—Siento mucho, discípula, haberte hecho venir de este modo tan brusco y tan confuso. Sabes que nuestra naturaleza es la mente y la mente es nuestra naturaleza, por eso lamento este sobresalto. —El monje me coloca las manos sobre la cabeza y medita, consigue con esta acción que los malos pensamientos me abandonen—. Pero justo por este motivo te he traído tan rápido. Satanás planea enviarte hoy mismo a otra época para librarse de ti y poder campar a sus anchas... Aunque resulta más apropiado que te presente a mi ayudante, pues ella es quien ha venido con urgencia hasta aquí para darme la noticia.

     Señala a una chica de larga cabellera, que de tan negra emite brillos azulados. Los ojos grises resplandecen a pesar de la tristeza mientras me contempla con emoción contenida.

—Soy Danielle, encantada de conocerte. —Extiendo el brazo para darle la mano.

—Brooke Payton. —El acento es británico y me hace gracia porque me sacude el cuerpo con energía, tal como si hubiese esperado este instante con gran expectativa—. ¡Me han hablado muchísimo de ti y deseaba conocerte! Además, el maestro me ha mostrado tus enfrentamientos con Satanás y te admiro por cómo has conseguido burlarte de él. ¡Ni por un momento te ha engañado! En cambio, yo fui muy débil y durante meses llegué a creer que éramos novios y que teníamos una relación normal. ¡Hizo conmigo lo que quiso! —Se detiene, reflexiva, sin conseguir ocultar del todo el dolor que le nubla la mirada—. Recién comprendí su verdadera naturaleza demoníaca cuando era demasiado tarde para mí. —Y con pesar se detiene.

La médium del periódico #5. Las runas malditas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora