Epílogo.

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Cuando la verdadera y dorada luz del sol se colaba por las ventanas Jimin se veía obligado a levantarse

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Cuando la verdadera y dorada luz del sol se colaba por las ventanas Jimin se veía obligado a levantarse.

Pero hoy no era como los otros días. Oh, claro que no. Ese día era muy especial. Ese día Jimin se graduaría por fin de la escuela.

Tres meses después de el escándalo con Choi, Jimin y Jungkook habían llevado un tiempo de felicidad.
Jimin se había ido a vivir a su casa de manera permanente. Y en contra de la voluntad de su novio había empezado a trabajar en un restaurante de medio tiempo.

En ese momento, ya fuera de la cama y bajo la atenta mirada de su prometido, él cantaba y giraba por los amplios pasillos, sintiendo la cálida luz en su piel.

-¿No deberías vestirte primero?- le dijo Jeon con su voz rasposa.

Pero Jimin no dejó de sonreír en ningún momento. Se acercó una vez a la amplia cama, y dejó un beso en la boca de su amado.

[...]

Las luces de colores, los miles de estudiantes, la tarima, los diplomas, el nuevo director.

-Señoras y señores- dijo el director Yang desde el podio. Ese hombre era mucho mejor de lo que pudo ser Choi- Hemos llegado a la parte central de nuestra ceremonia de graduación. En la cual a los integrantes de la promoción se les entregará su respectivo diploma que los acredita como graduados.

Pasaron varios estudiantes hasta de escuchó su nombre y se puso de pié.

-Invitamos al señor Park Jimin. Con uno de los puntales más altos para el ingreso a la universidad, se le hace entrega de su diploma y medalla de meritos.

Jimin caminó con pasos largos y mirada en alto, se sentía tan orgulloso de sí mismo. En el público pudo ver a sus padres, a su novio, y a su abuela; quien sufría de leucemia. Sabía que su abuela no dudaría mucho, por eso quería pasar con ella todo el tiempo posible.

Cuando la ceremonia culminó Jimin no esperó nada cuando había corrido a los brazos de su novio con lágrimas en los ojos.

Puso sus brazos en el cuello contrario sintiendo otras manos pasar por su cintura. Con lágrimas en los ojos lo miró.

- No llores, Minnie- Le dijo- Ni siquiera si es de felicidad.

Asintiendo lo soltó y caminó hasta su abuela. Esa hermosa mujer de rostro arrugado que tanto le había amado.

-Mamá- Le llamó Jimin por ese apodo de siempre- Lo logré mamá.

-Así es, pequeño- Le respondió con su mirada amorosa. Tan característico de su abuela- Lo lograste antes de el señor me llame.

-¿Qué quieres estudiar ahora, Jimin?

Jimin miró a su padre. Tenía tantas cosas para estudiar que le apasionan, pero sólo una que realmente quería hacer.

-Quiero estudiar derecho, Padre.

-¿Y cuál es la razón de eso, querido?

-Quiero que todos escuchen mi voz.

-Quiero que todos escuchen mi voz

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TEACHER | KookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora