43. Capítulo cuarenta y tres.

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Siete treinta de la mañana

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Siete treinta de la mañana. Eso le causaba escalofríos a Jeon en ese momento.

Toda la noche anterior estuvo demasiado angustiado y asustado, tanto, que se lanzó a llorar en el pecho de Jimin, cuando Jeon Jungkook nunca lloraba.

Pero ahí estaba ahora mismo, junto a Jimin, tomando el transporte público para ir hacia el Tribunal, ya que no se sentía en buenas condiciones como para manejar.

A pesar de su estado emocional, Jeon se había vestido totalmente adecuado para la ocasión gracias a Jimin, quien lo convenció de al menos bañarse.

En cuanto aquel autobus paró a unas calles de dónde iban, se bajaron.

Ambos iban en silencio, cada uno perdido en su pensamiento y en mundos diferentes, pero tomados siempre de las manos.

En cuanto pasaron la puerta de ese aterrador lugar se tensaron. Jimin pudo sentir cómo Jungkook apretaba se mano mucho más fuerte, por lo que de volteó y le dijo:

-Yo estaré contigo pase lo que pase- Y plantó un suave y dulce beso- Juntos vamos a salir de esto. Te lo prometo.

Faltaban exactamente cinco minutos para que tuvieran que entrar a aquella sala en dónde se reunian las personas junto a los abogados y el juez para decidir si habría juicio o no.

Mientras esperaban decidieron sentarse en una de las sillas del lugar, ya tenían dos cosas a las cuales esperar; entrar a la sala, y a los padres de Jimin.

-Jungkook...- Jimin quería entablar algún tipo de conversación para calmar un poco el ambiente- Hoy es el baile~- Había sacado hasta su mejor sonrisa, la cual se volvió tres veces más grande cuando vió a Jungkook sonreír también.

-Así es, Precioso, mañana es el baile- Dijo tomando su cara y plantando un beso en su frente.

-¡Ya estamos aquí!- Se escuchó decir a una tercera voz. Ambos jóvenes fijaron su vista hasta de donde provenía el sonido, viendo a unos metros de ellos a los padres de Jimin. La señora Annie iba vestida muy elegante, con su camisa blanca de mangas largas con escote, y su ceñida falda color negro.
Por otro lado estaba su padre, se veía tan diferente a cuando estaba en casa, ahora tenía un elegante traje negro y su cabello peinado hacia atrás. Valla que se tomaban en serio sus trabajos.

-Escucha, Jungkook- Dijo la señora tomando asiento a su lado- Por el momento no debes estar preocupado, esto no es un juicio oficial, esto es sólo para tratar de arreglar las cosas, y si no se logra, pues si habrá juicio, ¿Entiendes?- El chico asintió.

-Tenemos que entrar ya- Habló el hombre viendo su costoso reloj de oro en su muñeca.

Con sus piernas temblorosas Jungkook se puso de pie una vez más.

Cuando pasaron por la puerta sintió pánico, el cual aumentó cuando vió al juez. Sus piernas volvieron a flaquear. Y Jimin, notando aquello, entrelazó sus dedos, y volvieron a avanzar detrás de sus padres.

TEACHER | KookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora