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Un revoltijo de emociones se acumularon en el felino al momento de leer el nombre del edificio. A pesar de querer avanzar sus cerebro de reaccionaba.

—¿Qué pasa, Won? —Nam colocó su mano sobre el hombro del contrario. Pudo notar la mirada ida del felino.— ¿No te sientes bien?

Yoongi samboloteó al gatuno regresándole a la realidad. —Hey gato, no es momento de la siesta. Tenemos que encontrar a los gatitos, ¿recuerdas?

—S-Sí. Vamos.

Todos ingresaron pasando por una gran alfombra que tenía impreso "Im" en grande. Wonho los dirigió a la recepción encontrándose para su suerte a alguien conocido.

—¡Hey, Kiki!

Las orejitas lilas se giraron a dicha voz. Kihyun se puso de pie de un salto yendo a abrazar al otro felino.

—¡Wonho! Me alegra que estés de vuelta... ¿Y estos quién meow son? ¿Son los que me contaste? —los ojos café se posaron en los humanos disfrazados.

—Sí, gracias por guardar el secreto. ¿En qué habitación están? Tenemos un poco de prisa. —Won miraba a todos lados como evitando encontrarse con alguien.

—Dame un momento. —Kihyun se sentó de nuevo tecleando en el computador mientras contestaba llamadas de clientes.— Quinto nivel, al parecer se encuentran en las mejores habitaciones, separados claro.

El elevador se abrió dejando salir a un felino. —Kihyun, ¿ya llamaste a...

Tanto Kiki como Wonho se quedaron viendo al felino que portaba uniforme y corbata. En su placa lleva escrito: Im Changkyun.

El gato lila volteó a ver a su amigo y este no despegaba su mirada sobre su hermano. Por el contrario, Chan siguió con su trabaja con un nudo en la garganta. Realizó una llamada incómoda y una vez listo para volver pisos arriba, esa voz lo frenó.

—¡Changkyun! —Wonho corrió poniendo su pie impidiendo el cierre de dicho elevador.— Ya sé mí respuesta.

El de pelaje color chocolate y sedoso intentó decir más de algo, pero las palabras no salían de sus labios.

—Déjame trabajar, Wonho. —Chan apartó al otro felino dejando que las puertas se cerraran y sin darse cuenta sus garras habían rayado la puerta de metal.

Wonho regresó con sus orejas escondidas al igual que su cola. Vio al felino recepcionista y a los humanos, quienes más o menos se habían enterado de la situación gracias a Kiki, y sonrió para ellos. —Vamos que no tenemos mucho tiempo.

Tomaron las escaleras ya que son menos utilizadas y no querían encontrarse con alguien ya que los disfraces no aparentarían mucho tiempo. Cansados llegaron al quinto nivel y los humanos corrieron a buscar el número de puerta que antes les fue entregado.

Yoongi suspiró abriendo la puerta de roble. Dentro el lugar era muy amplio, constaba de una cama del tamaño para cinco personas, un televisor de longitud similar a la de un sofá de tres piezas, y amueblado moderno. Su vista se posó en su gatito. Jimin estaba apoyado a la ventana viendo el paisaje. Sintió su corazón palpitar rápido cuando el felino se giró, por el ruido anterior, y sus ojos se encontraron.

—¿Yoongi? —Jimin estaba sorprendido, confuso. Pero aún así se abalanzó sobre su humano.— ¿Cómo es que estás en Bughyu?

Yoon apretujó entre sus brazos al menor, como si fuese a desaparecer como las estrellas fugaces. No quería soltarlo. —En resumen, Wonho nos trajo hasta acá.— Min unió los labios del castaño varias veces con cortos besos. Le tomó la mano con fuerza. —Regresemos a casa.

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