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•025•

—Wow, no pensé que este día llegaría. —dijo nostálgico. Wonho se limpió una lagrima falsa causando risa a los felinos y humanos.

Se encontraban enfrente de las naves estacionadas listos para volver a su mundo. Sin embargo, ninguno abordaba todavía. El gobernador le dio permiso a su hijo de despedirse de sus amigos, pero cualquier movimiento de huida iría tras él. Por lo que no lograban despedirse sin evitar llorar.

Yoongi se acercó a Jin, proporcionándole un abrazo con palmaditas. —No olvidaré la comida deliciosa que preparabas. Mantente saludable y por favor cuida de mi amigo.

—Lo haré. —Jin empezó a llorar, abrazando a Namjoon en busca de consuelo.

Una de las grandes decisiones que ha tomado Kim Namjoon ha sido quedarse con SeokJin en Bughyu. Probablemente lo cegó el amor o quizá solo escuchó a su corazón.

—No te olvides de mí cuando seas parte de la familia real. ¡Recuerda que yo te compraba café en la Universidad! —bromeó Hoseok, dándole un cálido abrazo también. Ho sería quién le diera de baja en sus estudios, igual Nam no es como que los necesitara pues es muy inteligente.

Jungkook y Taehyung no soltaban a Yugyeom, extrañarían demasiado a sus amigos de La Tierra. También le pidieron favor a Gyeom que cuidara del perrito del supermercado. Todos se daban abrazos entre sí, diciendo buenos momentos y soltando un par de lágrimas. Los felinos dándoles obsequios como recuerdo.

En cuanto a Changkyun y Wonho, todavía quedaban pequeños asuntos por arreglar, pero eso no intervenía en que estuviesen presentes. El día era algo ventoso, por lo que el rubio azulado había cubierto con una bufanda las orejas de su acompañante, haciéndolo avergonzar.

Pasaron algunos largos minutos y decidieron subir a la nave, por la cantidad de gente que regresaría eran necesaria únicamente una. Acomodaron los obsequios y los ayudantes de la familia de SeokJin supervisaban que todo se encontrara en orden.

—¿Y dónde está Jimin? —preguntó Jungkook moviendo sus orejitas desconcertado, tratando de olfatear su olor con su peculiar nariz. Sin embargo, no habían rastros por ningún lado.

—Oh, no tardará en venir, eso espero. Creo que se siente muy deprimido, entonces le dimos tiempo para asimilarlo. —explicó Nam fingiendo no estar preocupado.

—Cielos... esos dos... ¿estarán bien?

Los felinos entre suspiros asintieron, ni siquiera sabían la decisión final sobre ese par especial, un humano y un glossie: vivir en La Tierra o en Bughyu. Es de dejar todo atrás para uno de ellos, y comenzar infiltrado en la sociedad.

—Como sea, se les acaba el tiempo. Se supone que en diez minutos despegarán. —Habló Tae, viendo un reloj que Hoseok le había otorgado como recuerdo.

Tuvieron que esperar un poco más, algo justos de tiempo para poder visualizar cómo Jimin se acercaba tomado de sus manos como timidez, con el semblante triste. Los amigos trataron de desviar el tema, pero su curiosidad era demasiada.

—¿Ya están listos? —se le ocurrió decir a Wonho.

Yoongi se paró frente a Jimin, tomando sus manos con sutileza. —¿Estás seguro?

Era como en las películas que habían visto en casa del pálido, según Jungkook. Todo en cámara lenta y con emociones reales.

—Sí, estoy listo. —Jimin suspiró, dando vuelta para hablar a sus amigos.— He decidido... uh —se frotó sus ojos— me quedaré.

—¿EH? —gritaron los menores felinos, realmente pensaban que se quedarían juntos. No podían responder, tanto los mayores como ellos.

—J-Jimin... ¿hablas en serio? ¿Te quedarás en Bughyu?

Jimin echó a llorar, aferrándose a Yoongi quien lo abrazó mientras acariciaba su sedoso cabello. —Oye, ¿qué no ves que estás haciendo a todos llorar? —En efecto, los mocos y lágrimas no cesaban.

—¿Crees que mi actuación fue buena, hyung? —dijo aún sobre sus brazos elevando su mirada. Yoongi asintió. —¡Es broma! ¿Los sorprendí?

—¿C-Cómo? ¿A qué te refieres? —El pelirrojo se encontraba samboloteando de los hombros a Jimin.

Park hizo una señal de amor y paz. —Me iré con hyung, es obvio que no dejaré ir a mi futuro esposo.

Inmediatamente Jimin salió corriendo hasta encontrar su equipaje que no se habían percatado. Llevaba alrededor de siete maletas como mucho.

—...

—¿Me ayudan? —dijo con una sonrisa.

Rápidamente subieron el equipaje y ahora Jimin se debía despedir de todos. Nuevamente las lágrimas se apoderaron de todos, con la diferencia que los motores empezaban a funcionar. Una vez dentro de la nave, no dejaban de despedirse con sus manos. Y así la nave empezó su viaje devuelta a casa.

—¿Por qué lloramos? Los podemos venir a ver en vacaciones, y viceversa.

—Buen punto.

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Hola, este es un ¿final? Desearía haber expresado más pero literal lo acabo de escribir y, por ende, publicar. Espero les guste y pues, habrán como dos capítulos más para terminar bien esta historia.

Muchas gracias por leer ^^