Noches de preguntas.

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Algunas veces tomo asiento y trato de comprender a mi compañera más presente, esa que provoca inseguridades en las mañanas, aun en las noches tengo las dudas sin resolver, muy fulminados están mis pensamientos, trato de no mirarte, trato de no abrazarte de noche amigo llamado insomnio, trato de no tomarte de la mano señorita insuficiencia.

Hasta aquella noche llena de tinieblas, ya casi sin lágrimas, acostumbrada que la soledad me visitara de noche, decidí debatir con ella...

- ¿Por qué sigues ahí?

Insuficiencia - Porque, quiero quedarme contigo.

- ¿Y si yo no quiero?

Insuficiencia - Aun no me has dicho que me vaya.

- Vete!

Insuficiencia: ¡No! tal vez no quieres que este hoy, pero algunas noches me extrañarás.

Y así fue como termine una vez más entrelazada en ella, refugiada en la compañía más peligrosa de mi vida, y en palabras tan vacías, envuelta de miedos. La insuficiencia me llamo inestable, gritamos tantas veces ella y yo, por un momento me uní a ella y sentí que era yo, éramos el mismo reflejo, una casi introducida a la fuerza y la otra si tantas ganas de abrazar.

En un pequeño mundo pintado de tinta gris, no entendía porque no tenía color, solo la escalofriante noche abrazando a dos chicas angustiadas para volver, noche que no tenía estrella, noche donde no vi sus promesas. Nos encontrábamos con fundamentos muy sólidos, con personalidades muy frágiles, y un inmenso deseo...

Volver al regazo de papá.

El diario de una inconstante.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora