Steve

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Anthony Stark ha pasado por innumerables cosas durante toda su vida, como la muerte de sus padres, dirigir una empresa a corta edad, luchar contra terroristas y extraterrestres, tener metralla en su cuerpo y un reactor en su pecho, el cual le ayuda a vivir.

Sí, éstas cosas y demasiadas más.

Pero carajo, ninguna de ellas lo preparó para lo que tuvo que presenciar una madrugada, luego de que J.A.R.V.I.S le diera semejante indicación...

"Señor, creo que debería ir a ver al Capitán Rogers, está en su cuarto y al parecer no se encuentra bien" Tony se había extrañado e iba a preguntar, pero no lo hizo, notó preocupación en la voz de su I.A, por lo que solamente guardó sus avances y luego corrió al ascensor.

"Seguro se descongeló esa vieja paleta andante" pensó con gracia.

Y ya estaba por tocar la puerta del cuarto cuando un sollozo lo detuvo. "¿Sollozos? ¿Qué mierda?". Tomó un respiro, luego, despacio y sin tocar, abrió la puerta.

Y vuelvo a recalcar: nada, ni una cosa en toda su alocada vida, lo preparó para ver aquello que encontró:

Su ídolo de la infancia de una forma tan miserable.

Ahí, sentado en medio de la cama, echo bolita, abrazando sus rodillas y apoyando la cabeza en ellas, estaba el siempre serio y firme Capitán América, llorando de la manera más desconsolada y rota posible, susurrando palabras incoherentes mientras negaba con la cabeza.

Tony pudo apreciar exactamente, como aquel hombre que siempre se mostraba tranquilo, pasaba las manos por su cabello en un acto totalmente desesperado, mientras sollozaba de la manera más destrozada posible.

Pero maldita sea, se sintió desfallecer cuando notó la sangre que partía de esas blancas muñecas y luego corría por lo brazos del capitán.

Y es que era una imagen totalmente irreal, porque ¡vamos! ¿Quién podría creer que el gran símbolo de América lloraría como un niño que ha perdido a su mamá? ¿Quién creería que podría parecer tan extremadamente roto? Exacto, nadie.

No sabía en qué momento había abierto totalmemte la puerta o cuánto tiempo llevaba allí, pero se sintió una eternidad, Tony sólo pudo reaccionar cuando oyó un "Vete", esa simple palabra dicha de la forma más triste y deplorable posible.

-¡Cap! Por Odín- entró a la habitación, se acercó a la cama y logró tomarle un brazo antes que el otro lo retirara bruscamente.- ¿Por qué...?- no fue capáz de terminar de formular la pregunta, y Steve tampoco lo dejó.

-Vete, por favor- le contestó con la cabeza aún agachada y volviendo a abrazar sus rodillas.

Tony no le respondió en ese momento, sólo fue al baño y de allí tomó un botiquín -Me iré cuando me dejes curar tus heridas.

-¡Dije que te vayas!- el castaño no lo escuchó volvió a tomarle un brazo.

-No es necesario, en unas horas estarán bien- dijo como si eso fuera algo malo, y al mismo tiempo, con la seguridad de quien ya lo ha hecho ya un millón de veces.

-¿Lo estarás tú?

-Como si te importara.

Tony se acercó más, lo tomó del mentón y le alzó la cara para que lo viera a los ojos.

Cuandolo hizo, casi se pone a llorar con él.

Sus mejillas y sus lindos ojos cielo estában llenos de lágrimas, éstos últimos estaban rojos e hinchados, como si llevara llorando ya un buen rato. Su mirada era opaca, sin su brillo característico, totalmente triste y destrozada. Y Tony lo supo, no sabe cómo, pero lo hizo: supo que ése hombre de ahí no era el aclamado y siempre firme Capitán América, ése hombre sólo era el pequeño chico de Brooklyn del que su maravillosa tía Peggy le contaba historias, ése mismo que tuvo que aguantar incontables humillaciones para participar en una guerra que le arrebató, no sólo gran parte de su vida, sino su familia, sus amigos y su primer amor, de una forma despiadada y sin consideración alguna. Tony pudo apreciar que tan roto estaba, que estaba cansado esa vida que escogió. Tony entendió que ése hombre lo había perdido todo, que despertó en un tiempo que no era el suyo, donde todo lo que él conocía había cambiado, donde sabía que no encajaba pero aún así se esforzaba por buscar motivos para levantarse de la cama en las mañanas. Y por un momento, también se sintió como el mayor hijo de puta, porque mientras Steven Rogers trataba de acoplarse al mundo que avanzó sin él y luchaba contra la depresión delante de sus narices, Anthony Stark lo trataba de forma grosera y siempre lo estaba atacando con comentarios que le recordaban que era un anciano que no encajaba en este siglo, y que de seguro, lo hacían sentir peor, aunque últimamente la cosas habían cambiado bastante y hasta podrían catalogarse como buenos compañeros.

Olvidó los cortes, trepó en la cama y lo abrazó, Steve se rehusó un moento pero luego lo aceptó, entonces Tony, sin decir palabra alguna, empezó a menearlo suavemente de un lado a otro, mientra le acariciaba sus dorados cabellos y lo dejaba llorar hasta cansarse, porque sabía que Steve merecía desahogarse y en estos momentos, esa era su forma mas sana de hacerlo.

-L-Lo siento- dijo suavemente, quién sabe cuánto tiempo después.

-Shh... tranquilo, no tienes que lamentar nada, no es tu culpa- contestó dejando pequeñas caricias en su cabeza.

-Y-ya... ya no puedo... ya n-no más- dijo escondiendo la cabeza en el pecho del otro y con la voz quebrada.

-¿Qué no puedes, Steve? ¿me quieres contar?- preguntó suavemente.

-Estoy cansado- se alejó un poco de Tony y clavó su mirada en el colchón- ya no quiero seguir... siento que no encajo aquí, y-yo... ah, yo en serio he tratado de encontrar razones para seguir, me miento a mí mismo, diciéndome que no es nada, que puedo seguir como si nada, que me siento bien, que lo único que importa es luchar por otros... pero ya no soy capaz- seguía derramando lágrimas y parecia al borde de volver a quebrarse, como el corazón de Tony- no puedo... ya no más. Me siento sólo, extraño a todos... extraño poder ser sólo yo, ya ni siquiera sé cuando fue la última vez que hice algo por mí mismo, no porque no quiera, sino que nosé qué. Aquí todos esperan al Capitán América, pero nadie quiere a Steve Rogers, y lo entiendo, tampoco estoy reclamando nada... es sólo que, ah, ya no lo sé, siento que ni yo mismo me conozco... y- se rompió, empezó a llorar otra vez a cántaros, pasando sus manos por su cabello desesperadamente. - y no me siento bien, me siento roto y nosé como recoger los trozos... -luego habló tan bajo que Tony tuvo que esforzarse para escucharlo- y-yo, en la última misión que tuve... yo no actúe como debía... dejé que me hirieran -Tony se sintió desfallecer, no le gustaba para nada lo que escuchaba- había encontrado el momento, sabía que iba a haber una explosión... iba a entrar allí, con la excusa de rescatar a alguien, pero Natasha apareció de quien sabe donde y... lo evito. - Tony ya no quería seguir escuchando- Quería morir...

Eso fue todo, Tony inmediatamente se abrazó fuertemente a Steve, como si tratara de unir todos sus pedacitos con sus brazos, como si tratara de evitar que se fuera.

-No lo hagas, Steve, por favor. No, aquí te queremos, Nat, Thor, Légolas, Bruce... yo también. Eres importante para todos aquí, Steve, incluso mucho más importante que el Capitán América, para mí lo eres -se separó un poco para verlo a los ojos- Prométeme que no lo harás, por favor, capsicle... y-yo sé que tal vez no seamos los mejores amigos, pero hemos aprendido a convivir y pues, la verdad nosé que haría...mos sin ti. Prométemelo, Steve, por favor. -Steve lo miró y medio asintió con la cabeza. Tal vez no era una promesa con muchas garantías, pero lo hacía sentir un poco, sólo un poco, más tranquilo.

-Mira, es difícil ¿sí? Y tal vez no pueda decir que te lo siento o que te comprendo, porque el único que verdaderamente lo sabe eres tú, pero sí te puedo asegurar que estaré a tu lado ¿vale? Y te apoyaré, te voy a ayudar, juntos lo superaremos... no estás solo, Stevie, aquí estoy yo, siempre lo estaré.

Steve escondió su cabeza en el cuello de Tony y sollozó, mientras le correspondía el abrazo.

-L-lo siento, seguro tienes cosas más importantes que hacer, en vez de estár aquí escuchándome- dijo depués de un rato de silencio, apunto de dormirse.

-Tú eres más importante que cualquier cosa, Winghead.- le contestó Tony para que luego ambos cayeran en los brazos de Morfeo.

- le contestó Tony para que luego ambos cayeran en los brazos de Morfeo

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𝐌𝐨𝐦𝐞𝐧𝐭𝐨𝐬 𝐒𝐭𝐨𝐧𝐲Donde viven las historias. Descúbrelo ahora