Capítulo 01

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Intento mantener los ojos abiertos pero no tengo éxito, se cierran solos mientras observan moverse las manecillas del reloj que está encima del pizarrón del salón de clases.

Me estoy quedando dormida en medio de una clase. Anoche apenas y pude dormir un par de horas antes de tener que despertarme para venir a la universidad. Estuve terminando un ensayo para hoy que no había podido terminar porque no he tenido tiempo, mi trabajo y las demás tareas que han estado dejando los profesores han ocupado todo mi tiempo.

Siento como alguien coloca su mano en mi hombro y me agita suavemente provocando que todo sueño desaparezca de mi cuerpo.

—Sam, despierta. La clase terminó –escucho la voz de mi mejor amiga hablarme.

—Al fin —suelto en un murmuro bajo, reincorporando mi cuerpo en la silla.

— ¿Anoche te dormiste tarde de nuevo?

—Sí, no había terminado el ensayo de hoy —musito, guardando mis cosas en la mochila.

—Sam, podías haberme pedido ayuda.

—Cassie, sabes que no me gusta molestar. Podía hacerlo sin molestar a nadie.

—Samie, no me molesta ayudarte —dice indignada.

—Cassandra Collingwood, sabes que no me gusta que me digas así —la reprendo irritada.

Ya se lo he dicho en muchas ocasiones pero ella se niega a dejar de llamarme de esa forma y me irrita que siga haciéndolo.

— ¡Ya, ya! —exclama, levantando las manos al aire en son de paz—, pero igual podría haberte ayudado. No suponía ningún problema para mí. Además, si el no entregar alguna tarea supone que puedas suspender la materia y con ello puedan quitarte la beca, no me molesta ayudarte, Sam.

—Cass, lo agradezco —las comisuras de mis labios se elevan en una sonrisa agradecida—, pero en serio me gusta hacer las cosas por mí misma —digo en un tono de voz suave para que me entienda—. Si en algún momento me siento colapsada y de verdad no puedo, sin pensarlo te pediré ayuda.

No me molesta que las personas quieran ayudarme pero me gusta hacer las cosas por mí misma y no me gusta pedir ayuda porque siento que estorbo y es un sentimiento que no me gusta.

—Está bien —acepta derrotada—. No entiendo porque eres así, pero lo respeto —suelta un suspiro.

Salimos del salón de clases juntas y vamos a la cafetería por un café. Ya nuestras clases finalizaron por hoy, solo tuvimos dos clases porque la profesora de biología no pudo asistir hoy por un asunto personal y agradezco al cielo por eso porque deseo llegar a casa y dormir hasta que tenga que ir a trabajar.

— ¿Vienes a comer hoy a casa?

—No puedo, hoy trabajo.

Me dedica una mirada triste.

—Mamá quiere que vengas a la cena, dijo que tiene una noticia que dar y quiere que estés presente porque sabes que desde hace años eres parte de mi familia.

Aunque ya sepa eso de sobra, escuchar que me consideran parte de su familia me estremece el corazón, provocando que una sensación agradable recorra mi cuerpo, pero que al mismo una sensación triste se apodere de mí al recordar a mis padres.

—Ahora estaré pensando en qué será eso que quiere decir tu madre —me quejo, haciendo un puchero como si fuese una niña pequeña.

—Ya te contaré mañana, no te preocupes —se encoge de hombros, quitándole importancia.

Pero mi lado chismoso no se queda tranquilo.

Caminamos al estacionamiento de la universidad donde Cassie tiene su auto estacionado. Ofrece llevarme a casa como todos los días. Yo no tengo auto porque no puedo permitirme tener uno y agradezco que a Cassie no le suponga ningún problema llevarme a casa. Hay ocasiones en los que me niego porque no me gusta ser una molestia para nadie y aunque ella dice que no lo soy, de todas formas no quiero estorbar.

Surgir (libro I) ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora