Capítulo 22

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—Quiero que vengas conmigo y te quedes en mi casa. Quiero que estés conmigo —murmura.

Niego con la cabeza soltando sus manos de mi rostro.

—No quiero que tus padres y Cassandra me vean así.

—Entonces me quedaré contigo y no puedes negarte ésta vez porque no pienso dejarte sola.

—No es necesario, Matt.

—Para mí sí, no quiero dejarte sola. Acabas de decirme que antes de que llegara estabas pensando en quitarte la vida y no pienso dejarte sola ni un momento en éste estado —coge mi mano—. Me culparía toda mi vida si algo te sucede teniendo yo la oportunidad de evitarlo.

—No voy a hacer nada. Hablar contigo me ha ayudado.

—Igual quiero quedarme contigo pero si no quieres, lo entiendo.

—Sí quiero que te quedes conmigo —susurro acercándome a él—. Me siento bien cuando estás conmigo.

—Yo me siento mucho más que bien cuando estoy contigo —musita, abrazándome por la cintura al mismo tiempo que yo lo abrazo por el cuello—. Te quiero, Sam, y lo que te ha pasado hace años no cambia lo que siento por ti. Eres muy importante para mí.

—Gracias, Matt —suelto aliviada, sintiendo como mi cuerpo se relaja después de haber tenido más de 24 horas en tensión—. Tú me importas más de lo que puedes imaginar. Aunque me avergüenza decir que intenté quitarme la vida, fuiste tú una de las razones por la cual debatía entre hacerlo o no. No quería no tener una vida junto a ti porque te quiero, Matt. Te quiero tanto que ni siquiera puedes imaginar la magnitud de mis sentimientos por ti.

Su agarre en mi cintura se vuelve más firme y su rostro se acerca al mío.

—No sabes lo feliz que me hace escucharte decir eso. Me alegra haberte ayudado inconscientemente —me regala una sonrisa dulce—. Pensaba que no me querías y que sólo te gustaba.

—No sabía que te quería tanto como lo hago hasta el momento que estuve apunto de quitarme la vida —rozo mi nariz con la suya—. Ahora ya lo sabes —me separo de él—. Voy a ducharme.

—Llamaré a Cass porque se iba a volver loca al no recibir noticias sobre ti —murmura divertido.

—No fue mi intención —musito avergonzada.

—Sé que no, amor. Ahora ve a ducharte que no quiero estar lejos de ti mucho tiempo.

—Eres un empalagoso —me burlo pero realmente amo que sea así. Amo que quiera estar conmigo y más aún después de haberle contado mi pasado. Amo que quiera abrazarme, besarme y consentirme, eso hace que lo que llegó a mi mente en medio de esa crisis que tuve, sea verdad. Matt es mi hogar y lo siento así junto a su familia que me han abierto los brazos desde el minuto cero sin importar quien era o de donde venía.

Me saca la lengua en un gesto infantil y suelto una carcajada antes de caminar al baño. Estoy un buen rato bajo el agua intentando deshacer esos recuerdos que a pesar de haber hablado con Matthew, me siguen torturando aunque ya no tanto como antes. Estar cerca de él me hace sentir segura y protegida.

Escucho la puerta sonar al ser golpeada suavemente por un puño.

—Sam, ¿estás bien? —puedo escuchar la preocupación en su voz. Sé que después de haberle contado lo que me debatía hacer antes de que llegara, lo va a mantener muy cerca de mí y preocupado.

—Sí, ya casi salgo —alzo un poco la voz para que pueda escucharme por encima del ruido que hace el agua al caer.

Escucho como sus pasos se alejan de la puerta al mismo tiempo que cierro el agua. Me seco con una toalla y luego agarro el albornoz que llevaba puesto y me cubro con él. Miro mi reflejo en el espejo y parezco un muerto. Estoy pálida y tengo manchas oscuras bajo mis ojos, los labios los tengo partidos resecos y mis ojos parecen cansados.

Surgir (libro I) ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora