Cuando salgo del baño, me encuentro a Matthew vestido con un simple pantalón de chándal acostado en la cama; con las piernas cruzadas y con los brazos doblados bajo su cabeza. Tiene la televisión encendida pero dudo mucho que realmente estuviese viendo algo.
— ¿Lista? —murmura cuando me ve. Asiento—. Vamos a comer —lo veo levantarse de la cama.
—Pensé que ya habías comido.
— ¿Y perderme de comer contigo? —llegamos hasta la mesa— No, gracias. Además, sería de mala educación cenar y no esperarte —dice mientras tomamos asiento.
—Yo no lo veo así. No creo que haber cenado sin mí sea de mala educación.
—Yo sí lo veo así porque te invité a venir conmigo y eso quiere decir que quiero estar contigo, así que no comería sin ti.
Lo miro tímida pero con una sonrisa tonta en la cara. Que diga esa clase de cosas hace que mi corazón deje de latir a su ritmo normal para empezar a latir de una forma tan acelerada que me asusta, pero me asusta porque siento que mis sentimientos hacia él van en subida y me da miedo que al final no sienta lo mismo que yo.
Después de eso cenamos nuestras hamburguesas mientras charlamos. Si me hubiesen dicho cuando lo conocí que estaría así con él, viajando a otra ciudad, hablando con tanta naturalidad y juntos en una relación, me hubiese reído en su cara porque me caía tan mal que creo que llegué a sentir cierto odio hacia él pero mírame ahora, aquí junto a él, con unos sentimientos que crecen cada vez más y a pesar de que sienta miedo, estoy feliz por ello.
— ¿Vamos a dormir juntos? —pregunto tímida cuando lo veo acostarse en la cama pero al instante me arrepiento de haber hecho esa pregunta porque está claro que vamos a dormir juntos, sino para eso hubiese pedido una habitación con dos camas o simplemente dos habitaciones.
— ¿Te molesta? —puedo notar la preocupación en su voz.
—No, me preocupan las...
— ¿Las pesadillas? —pregunta interrumpiéndome. Asiento tímida y avergonzada—. No pasa nada, cariño. Si las tienes aquí estaré para ayudarte a salir de ellas.
Él no puede ser más lindo porque simplemente no puede. Que esté dispuesto a dormir con alguien que sufre de pesadillas y no le importe ser despertado en medio de la madrugada por ellas, demuestra mucho.
—Te despertarás y no descansarás bien para mañana.
—No me importa, Sam. Quiero dormir contigo si así tú lo quieres, sino, puedo irme a dormir en el sofá —dice con la intención de levantarse de la cama.
— ¡No! —digo rápidamente haciendo que deje de levantarse—, sería lo mismo. Recuerda que esa vez estabas en tu habitación y me escuchaste, así que si duermes en el sofá igual lo harás.
—Pero si te incómoda dormir conmigo...
—No lo hace —lo interrumpo—, me avergüenza despertarte por las pesadillas.
—Sam, ven —habla más suave de lo que ya lo hacía. Hago lo que me pide y me acerco a él que ahora está sentado en un lado de la cama. Me siento junto a él—. No me has contado qué sucede en ellas y el porqué de ellas y sé que me dijiste que cuando estuvieses lista me contarías pero de verdad quiero saber porqué las tienes y qué es lo que hace que te despiertes como lo haces —puedo notar la preocupación en sus ojos, que miran fijamente los míos—. Desde ese día que descubrí que las tenías, no he dejado de pensar en qué podría tenerte así y estoy preocupado porque no es normal que una persona tenga pesadillas todas las noches.
Trago saliva. Tengo el corazón acelerado. No quiero contarle qué sucede en ellas y el porqué de ellas. Tengo miedo que después de eso me mire con asco y repulsión, para luego alejarse de mí. Tampoco quiero que me miren con lástima por haber tenido unos años de mierda en el cual no supe defenderme. No pude defenderme.
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Surgir (libro I) ✔️
RomanceTener a Samantha y a Matthew en la misma habitación significaría una colisión de insultos y emociones. Los dos se llevan al límite con sus discusiones, nadie pensaría que de esa relación podría surgir algo más que odio... ¿o sí? *** La mayor parte d...