—Ayer vi a tu hermano en la universidad, ¿qué hacía allá? —le pregunto a Cassandra.
Estamos acostadas al revés en su cama. Tenemos los pies apoyados en la cabecera, con la mirada en el techo y comiendo palomitas de maíz mientras charlamos.
—Fue a buscarme, quería ir a comer conmigo.
—¿Pasó algo interesante?
Me arrepiento de inmediato de hacer esa pregunta. No quiero que piense que me interesa su hermano o algo parecido. Pero ella no parece notar nada extraño.
—Fue genial, Sam —cambia de posición rápidamente, colocándose boca abajo esta vez, apoyándose sobre los codos. Siento su mirada puesta en mí, así que volteo la mirada hacia ella—. Su comportamiento fue como el de antes de irse a Escocia y la pasamos muy bien. No estuvo tan serio y bromeó conmigo. Creo que no he perdido completamente a mi hermano —suspira ilusionada.
—Me alegro mucho por ti, Cass. Sé lo importante que es él para ti.
—Espero que permanezca así y no vuelva a cambiar.
No digo nada porque no sé qué decirle. Duramos un par de minutos en silencio, pero de esos silencios cómodos que se hacen con Cassie, que no se sienten como si tuvieses que decir algo para no sentir la tensión en el ambiente. Con Cass no es así, el ambiente siempre es agradable.
—¿Qué tal fue la comida con Jake? —pregunta mientras meto un puñado de palomitas de maíz en mi boca.
—Creo que sigue enamorado de mí —respondo después de tragar.
—¿Por qué crees eso?
—Porque resulta que no solo vi a tu hermano ayer, si no que también se acercó para hablar conmigo y no sé porqué razón pensó que algo había entre tu hermano y yo, porque los celos le salían hasta por los poros.
—Ya va, ¿Matt se acercó a hablar contigo? —pregunta desconcertada.
—Sí, no tengo idea de porqué lo hizo —me encojo de hombros.
—¿Y qué te dijo?
—Que estaba sorprendido de que estudiara ahí y poco más —hago un gesto desdeñoso con la mano restándole importancia.
No le cuento el resto porque no tiene importancia contarle la actitud de mierda que tiene su hermano conmigo porque ya eso lo conoce. Además no quiero arruinar su buen humor por el buen tiempo que ha pasado con él y la ilusión que le hace que siga siendo el mismo con ella.
—Voy por agua, ¿quieres? —aviso, levantándome de la cama. La veo asentir y salgo de la habitación.
La casa es grande; recuerdo que las primeras veces que vine, me perdí en más de una ocasión. Me confundía entrando en otra habitación que no era la de Cassandra, pero ya ahora, después de mucho tiempo, conozco la casa a la perfección. Este lugar lo siento como mi hogar, cosa que no había sentido después de que mis padres fallecieran.
Tenía 14 años cuando fallecieron. Ya era grande y consciente de lo que significaba eso y lo pasé muy mal. Cuando me enteré de que ya no los vería nunca más, sentí que el aire se escapaba de mis pulmones y no me dejaba respirar, y todo empeoró cuando supe que tenía que ir a vivir con la hermana de mi padre; a ella no la conocía, porque resulta que papá y ella no se hablaban desde hacía años y enterarme que tenía que ir a vivir con alguien que no conocía, fue un completo choque para mí. Tuve que irme a otro estado y alejarme de mis amigos y mi casa. De todo lo que conocía.
Voy directo al regrigerador al entrar a la cocina. Saco la jarra de cristal llena de agua y la coloco sobre la encimera para poder ir por dos vasos y llenarlos.
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Surgir (libro I) ✔️
RomanceTener a Samantha y a Matthew en la misma habitación significaría una colisión de insultos y emociones. Los dos se llevan al límite con sus discusiones, nadie pensaría que de esa relación podría surgir algo más que odio... ¿o sí? *** La mayor parte d...