Cuéntame tus sueños

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―¿De Regina? ¿Estás segura, Emma? ¿De verdad era su rostro?―preguntó Belle

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¿De Regina? ¿Estás segura, Emma? ¿De verdad era su rostro?―preguntó Belle

―Sí, Belle...¡Certeza absoluta! Pero lo extraño es que su rostro, por debajo de la capucha, no era el de la Regina de ahora...Además de darme la impresión de estar ligeramente desfigurado, su mirada...La mirada era diferente, era extraña...Parecía que había maldad, que había sed de poder, de venganza, algo que me erizó el vello. No se parecía a nuestra Regina Mills, y sí a...―Emma tenía miedo de decirlo

―A la Reina Malvada―completó Belle

―Sí...―respondió Emma, tragando saliva

―Bueno, el hecho de que te diera la impresión de que el rostro de Regina estaba ligeramente desfigurado puede ser porque estamos lidiando con algún tipo de criatura sombría, a pesar de que aún no sepamos de lo que se trata. Esas criaturas pueden presentar deformidades en su cuerpo, pero de cualquier forma...―Belle se levantó y cogió un cuaderno y un bolígrafo para anotar, y se volvió a sentar frente a Swan ―Voy a anotarlo para poder investigarlo mejor―comenzó a anotar en su cuaderno todos los detalles posibles sobre la criatura que Emma había descrito y el rostro de Regina ―Ahora, sobre el hecho de que pienses que no era nuestra Regina actual y sí su parte malvada, la Evil Queen...¿De verdad crees que podría ser ella? Dijiste que la reina malvada se había ido por completo cuando Regina finalmente estrujo su corazón, ¿no? Tú y Snow estebáis ahí, la visteis convertirse en polvo y marcharse para siempre...

―Sí, yo lo vi...Se convirtió en polvo y el viento se la llevó...Pero, ¿y si, de alguna forma, sobrevivió? Después de todo lo que he vivido aquí, Belle, no dudo de nada y no sé qué pensar. Tampoco sé si esas criaturas solo están jugando conmigo. Estoy muy confusa y angustiada...Me siento tan débil. Yo nunca he sido así, parece que mis fuerzas se agotan...―la rubia habló con lágrimas en sus ojos.

En ese momento Belle se levantó de la silla y se acercó a Emma, abrazó a la amiga por los hombros, cruzando sus brazos a su alrededor. Apoyó su cabeza en su hombro intentando transmitirle el máximo consuelo posible. Emma agarró sus manos.

―Emma...―comenzó Belle ―No tienes que ser fuerte todo el rato...Tienes que permitirte el derecho a desahogarte, a llorar, a compartir las cosas con aquellos a los que amas y confías, a gritar, a perder los estribos, a dar una patada, a sentir miedo... Eres humana, no tienes que crearte ninguna armadura. No tienes que resguardarte para no preocupar a quienes amas, pues la familia es eso, es ayudar a los otros, a dar amor y compartir el sufrimiento y las alegrías. Estamos todo contigo. ¡Todos nosotros! Ya no eres una huérfana y ya no tienes que lidiar con todo sola...Así que acostúmbrate, rubia―dijo Belle secando una lágrima que resbalaba por el rostro de Swan―porque no vamos a irnos de tu lado, nos vamos a pegar a ti como garrapatas del Bosque Encantado...¿No las conociste, no? Se te pegan de tal forma que para arrancártelas solo puedes con un hechizo en concreto―Belle rió, y también consiguió arrancarla una risa a Emma, en mitad del llanto.

Dulces deseosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora