¡Si bebes, no juegues!

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―¿Juego? ¿Qué tipo de juego, Regina?―Emma la miró, desconfiada y aprensiva

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―¿Juego? ¿Qué tipo de juego, Regina?―Emma la miró, desconfiada y aprensiva.

―Se llama "Sea verdadero o Afronte el desafío"―Regina respondió, animada, con la sonrisa divertida de oreja a oreja.

―Hummm, ¿no es igual a "Verdad o desafío"? Ese juego ya existe en ese mundo, y es muy popular.

―Sí, es muy parecido...Pero con algunas cosas más y reglas diferentes, por así decir―Regina ahora esbozó una maliciosa sonrisa.

Emma se quedó aún más con la mosca tras la oreja tras esa sonrisa cargada de malicia de la morena.

―Explica...―pidió la rubia

―Funciona así―Regina comenzó a hablar ―Nos hacemos preguntas una a la otra, y deben ser contestadas con la más pura verdad. En "Verdad o desafío" de este mundo, la persona escoge lo que quiere, ¿no? En nuestro mundo no, obligatoriamente comenzamos con la verdad. Hacemos una pregunta para averiguar lo que queremos saber del otro, y el cuestionado puede escoger si quiere responder o no, que es otra diferencia con el juego de aquí. Si responde con la verdad, genial, ha cumplido. Si opta por no responder, pasará a la próxima etapa, que es el desafío, que tendrá que ser puesto por el que está al mando. En el desafío, también puede escoger entre intentar cumplir la prueba o no.

―¿Así de fácil?―a Emma le extrañó

Regina volvió a sonreír de oreja a oreja y Emma se sintió más aprensiva.

―No es tan sencillo, querida...Ahora viene la parte interesante...Vamos a ver algunas diferencias con vuestro tradicional juego.

―¿Y serían?

―Comenzando por la verdad...No hay cómo mentir, esconder u omitir, pues a partir del momento en que el preguntado se compromete a responder o decir lo que el otro quiere saber, el que cuestiona lanza un pequeñito hechizo, muy sencillo de hacer, en el rostro del preguntado. Ese hechizo se llama La Verdadi, y no deja que la persona mienta, aunque quiera o se esfuerce por hacerlo. Solo la verdad pura y simple saldrá de su boca.

Emma empezó a comprobar que aquello podría no salir bien. Pero bueno, pensó, ¿qué mal habría en jugar un poco?

―Entendí...¿Pero entonces este juego solo puede hacerlo quien posee o entiende de magia? Si no, ¿cómo lanzaría el hechizo?―cuestionó Emma

―No necesariamente...Cuando, por ejemplo, se está en un grupo donde la mayor parte no entiende o no posee magia, y vamos a suponer que hay uno o dos que sí, esos dos pueden hacer el hechizo en los demás...y en sí mismos―respondió Mills

―Vale. Entonces, la persona responde, con el hechizo en el rostro, ha cumplido con su tarea, no tiene que hacer el desafío, y se pasa el turno...Y si la persona opta por no responder, parte al desafío que se le dará...¿Es eso? ¿Y qué más?

Dulces deseosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora