Te amo

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A veces es preciso

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A veces es preciso...

Llegar al fondo del pozo,

Para conseguir ver la luz en el horizonte.

Hundirse en el abismo más profundo del dolor y de la tristeza,

Para finalmente alcanzar la real felicidad.

Cometer todos los errores posibles

Para conseguir acertar sin miedo

Enfrentar los miedos aún desconocidos

Para dejar entrar la fuerza del coraje necesario

Testar todos los límites de la flaqueza

Para conseguir ser más fuerte...

Yo...–balbuceó Emma, en llanto

–Vamos, amor...–susurró Killian, cada vez más nervioso

–¿Lo acepta, señorita Swan?–repitió Archie

–Pues claro que acepta, Archie, ella ya aceptó, solo que no consigue expresarse, pero sí, ella aceptó, ya voy a poner las alianzas y...–Killian disparó en un pánico totalmente desesperado, temblaba y respiraba jadeante, pero Archie lo interrumpió inmediatamente, alzando una mano para hacerlo callar.

–Puede ser, Killian, pero aun así, ella tiene que decirlo...Si no, no puedo validar el casamiento...¿Señorita Swan? ¿Acepta?–preguntó el terapeuta una vez más a Emma.

Silencio muy tenso en el salón. Miradas ansiosas y curiosas. Todos dejaron de hablar, con toda la expectación puesta en Emma. El aire en los pulmones de los presentes estaba preso como en un globo de oxígeno.

Hasta que el pesado silencio fue quebrado por el grito estridente de Emma.

–¡NO!–la rubia, nerviosa, colocó las manos en su cabeza.

Listo. Si antes había un silencio incómodo de expectación, ahora el ambiente estaba repleto de grititos de susto, exclamaciones de inconformismo, susurros y cuchicheos totalmente audibles, unos hablando con otros, varias conversaciones mezclándose unas con otras. Nadie conseguía creerse la negativa súbita de la novia en pleno altar. Todos hablaban alto y al mismo tiempo. David y Mary tenían sus bocas abiertas y expresión de asombro. Belle, Zelena y Henry respiraban jadeantes y Zelena mimó un "¡Yes!" con la boca, Gold sonreía abiertamente, divertido al ver al pirata llevándose un no en el día de su boda, y Regina...Su rostro bañado en lágrimas y hundida en una mezcla inconexa de sentimientos, con el corazón latiendo fuertemente en su pecho. No podía negarse a sí misma que sintió un alivio indescriptible ante aquel súbito e inesperado "no" de su amada...¿Sería egoísmo por su parte estar feliz con aquello? Sus ojos se cruzaron con los de Emma de nuevo, allí en el altar, y juró que había visto una sonrisa dulce y enamorada en sus labios, como si dijera "No es a él a quien quiero..."

Dulces deseosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora