Giros inesperados

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Casa de los Charming, la mañana siguiente a la despedida de soltera de Emma

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Casa de los Charming, la mañana siguiente a la despedida de soltera de Emma

Mary Margareth se encontraba con la misma mirada ajena y pensativa de ayer cuando volvían a casa, ahora sentada en el sofá acunando en sus brazos al pequeño Neal, que dormía profundamente. David ya se había dado cuenta de la distracción de la mujer en el coche, pero pensó que sería por estar bebida. Ahora, al verla de la misma manera, se sentó a su lado y colocó suavemente la mano en su pierna causándole un ligero susto que la sacó de sus pensamientos.

‒Perdóname, querida, no quería asustarte...Pero desde ayer estás distraída, pensativa y preocupada...¿Sucedió algo en la despedida de soltera sorpresa?‒preguntó

‒No, está todo bien, es solo que...David...no sé si es impresión mía o la mezcla de alcohol, pero...Creo que noté algo...¡Ahh, déjalo! Es locura de mi cabeza...‒amenazó con levantarse para colocar a Neal en la cuna, pero David cogió delicadamente su brazo, impidiéndoselo.

‒Blanca...Has empezado, ahora termina... ¿Qué sucedió allí?‒preguntó David preocupado

Mary suspiró. ¿Cómo le contaría eso al marido?

‒Está bien...‒volvió a sentarse ‒Sentí que...Que...Algo más está pasando entre nuestra hija y Regina...

‒¿Cómo es eso, Blanca? ¿Pasando qué?‒David arqueó una ceja y se cruzó de brazos, mirando a la mujer y esperando, extrañándole todo aquello.

‒No sé...Hubo muchos momentos, en la pista de baile, que Emma y Regina estaban bailando bien, como puedo decir...demasiado cerca...Y después, David, nuestra hija subió al piano y tocó y cantó una canción con una letra muy triste, que decía algo sobre como "no me dejes", y sobre amor...Y Emma cantó y tocó la canción entera mirando profundamente a Regina a los ojos, y Regina también mirándola a ella...Y cuando la canción terminó, ambas estaban llorando abiertamente. Después de eso, Regina salió corriendo afuera del pub y Emma fue apresada tras ella, las dos se quedaron allí un buen rato y como yo estaba afligida, quise ir tras ellas, pero Belle y Zelena intentaban impedírmelo de cualquier manera...Presentí que ellas no querían que yo me enterara o viese algo, entonces, fingí que me distaría jugando a los dardos con algunos vikingos y ellas fueron tras las dos...cuando regresaron con ellas, además de tener las ropas arrugadas, me dieron una disculpa para la salida que no me creí...Pero de nuevo fingí que sí. No soy boba, David, podía estar bebida, pero sentía y notaba las cosas a mi alrededor...‒disparó Blanca de un tirón.

A David le extrañó toda aquella historia, sus ojos estaban como platos y se pasó las manos nerviosamente por los cabellos.

‒¿A dónde quieres ir a parar, Blanca? No me vas a decir que crees que...

‒¡Sí, David, lo creo! Creo no, estoy prácticamente segura...Una madre difícilmente se equivoca...

‒¡No, Blanca, no puede ser!‒David se levantó, nervioso, moviendo las manos sin parar, caminando en círculos por la sala ‒¿Emma y Regina? No debes haber visto las cosas bien...

Dulces deseosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora