La máscara que cae

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El silencio se volvió denso y aplastante  mientras las dos mitades de Regina, la Reina Malvada y la Alcaldesa, se encaraban echando chispas por los ojos

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El silencio se volvió denso y aplastante mientras las dos mitades de Regina, la Reina Malvada y la Alcaldesa, se encaraban echando chispas por los ojos. Zelena, Henry, Emma, Clarissa y Fiona decidieron no interferir, pero todos estaban, de cierta forma, tensos. A pesar de saber que las dos mitades aún estaban unidas la una a la otra, sobre todo la Reina, que sería la parte más dependiente, y que solo desprendiéndose totalmente de la otra cuando la sangre de la Salvadora muerta estuviera en sus manos o en la de Fiona, aun así era aterrador presenciar cómo las dos mujeres totalmente idénticas se mataban solo con ese intercambio de miradas.

Clarissa estaba impresionada y boquiabierta con la versión de su Regina de cabellos cortos y con aquellas ropas de otro mundo que nunca había visto, en este caso, un traje gris. La belleza era impresionantemente la misma, era como ver a su Reina en otro cuerpo, una enorme confusión. Fiona no apartaba sus ojos maliciosos de Emma y la rubia comenzaba a sentirse incómoda con eso y resoplaba. Henry y Zelena se apretaban las manos el uno al otro.

Fue la Reina quien rompió el silencio.

˗Veo que te has adaptado bien a este mundo sin gracia, mi querida mitad...˗ dijo con desdén, mirando hacia los lados ˗Fue abandonarme, y has decaído lamentablemente...˗dijo con rencor

Regina soltó una carcajada aguda y se acercó más a la Reina, casi pegando sus cuerpos. Habló con una peligrosa sonrisa.

˗Separarme de ti ha sido lo mejor que he hecho en la vida...

No dio tiempo para nada más porque Regina sintió cómo su cuerpo era lanzado a lo lejos hasta chocar contra un árbol cercano. Costó que el aire volviera a sus pulmones, la fuerza de su otra mitad y sus nuevos poderes eran realmente impresionantes.

˗¡Regina!˗gritó Emma

˗¡Mamá!˗ corrió Henry

˗¡Hermana!˗ Zelena vino detrás

Todos fueron hasta Regina que luchaba para ponerse en pie, rechazó la ayuda, se puso derecha tambaleándose y le devolvió el hechizo, lanzando a su oponente más lejos aún con el poder que fluía de sus manos.

Fiona y Clarissa también corrieron hacia ella, pero al igual que su oponente, rechazó la ayuda y se levantó con dificultad.

˗Puede que te hayas hecho más fuerte, Majestad...¡Pero yo también!˗Regina caminó de nuevo hacia ella con furia, y la reina hacía lo mismo.

˗¡No me subestimes, Regina!

˗¡No me subestimes tú! ¿Qué buscas en Storybrooke? ¿Tú y tu pandilla?˗ dijo Regina mirando con desdén a Fiona y Clarissa, que torcieron la nariz.

˗Habéis cogido algo que le pertenece a Fiona...˗susurró con rabia la Reina ˗¡Hemos venido a coger lo que le pertenece por derecho! ¿DÓNDE ESTÁ?˗ gritó en el rostro de Regina y miró a Emma y a Zelena ˗¿Dónde tú, mi querida hermanita envidiosa y esa rubia sin gracia habéis escondido la Espada? ¿Por qué no consigo sentir con mis poderes dónde está?˗gritó en el rostro de Regina.

Dulces deseosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora