Su cercanía me ponía demasiado nerviosa, Pero aún así no se lo demostraría, se acercaba más y más, pero cambió el rumbo, ahora se dirigía a mi cuello, ahora sentía que la húmeda respiración acariciaba mi cuello, subió hasta mi oído con esa agobiante lentitud. Me deje llevar por el momento y cerré los ojos.
—Te quedas sin auto— me susurro sensualmente
Abrí rápidamente mis ojos, para guardar las llaves que aún traía en mis manos, pero actuó mucho más rápido y me las quitó de las manos.
— ¡Eres un imbécil!— le grité molesta.
—Hey, hey pórtate bien y tal vez te lleve. — levantó una de sus cejas, y sonrió victorioso.
—Me la vas a pagar Sebastián— le dije más que molesta mientras seguía subiendo escalones.
—Hay sí que miedo— dijo sarcásticamente para luego atacarse de la risa.Entre en mi habitación, - ¡No lo soporto!- grite en mi interior. Después de un rato me tranquilice, y decidí llamar a Juana.
— ¡Es que Juana! ¡No entiendo porque lo escogieron a él!— le dije desesperada.
—Es simple ______(tn)— me dijo obvia, Pero yo no lograba comprender. —Si contrataban a alguien serio y tranquilo, ¡no aguantaría nada de lo que le hicieras o le dijeras!— me explicó.—Pero a lo que tú me cuentas, el carácter de él es muy parecido al tuyo— podría ser que tuviera razón, pero aún así no me daría por vencida.Nuevamente me levante por los insistentes golpes de Sebastián en la puerta.
— ¿Esto va a tener que ser todos los días?— me cuestionó retóricamente.
Simplemente lo ignore, me puse de pie y como todos los días hice mi rutina, lavar mis dientes, entrar a la ducha, elegí un poco de ropa.
Deje mi cabello suelto, permitiendo que se formaran húmedas ondas en el. Tomé mi bolso y bajé las escaleras.—Dame mis llaves— le dije cuando lo vi sentado en un lado de la barra de la cocina
— ¡Ja Ja!— rió sarcásticamente — ¿Por qué tengo que hacer lo que tú dices, si tu no me obedeces?
—Solo dámelas ¿si?— le contesté.
—No— me dijo sonriente.
—Entonces no voy— levante una de mis delgadas cejas y camine de regreso a las escaleras.
—Claro que si iras— escuche sus pasos detrás de mi —Yo te llevo.
—No gracias— le dije sin voltear a verlo.
— ¡Eres una niña chiflada!— me dijo molesto, al escucharlo me di media vuelta para verlo de frente y reí.
—Una niña chiflada que no se irá sin su auto— me senté en un escalón.
Soltó una carcajada.
— ¿De verdad crees eso?— me dijo risueño. Mientras que yo solo me limitaba a tratar de averiguar lo que planeaba.
Se acerco rápidamente a mí, en cuestión de segundos me llevaba en su hombro derecho.
— ¿¡Qué te pasa!?— le grite histérica — ¡Bájame ahora!— le ordene mientras pataleaba y golpeaba con mis manos su espalda. Aunque no podía verlo a la cara, sabía que se estaba riendo.
—Si sigues golpeándome ambos caeremos— me dijo tratando de controlar su risa.
— ¡No! ¡Tú vas a caer cuando me sueltes!— lo amenacé.
—Entonces no te soltaré— me dijo cuando llegamos a su auto.
—No te lo vuelvo a decir suéltame— le dije digamos que ‘molesta’ queda corto.
—Ya te dije que no— soltó una carcajada —y menos si me haces algo— dijo fingiendo temor.
—Está bien al fin y al cabo te cansaras— deje de moverme, pero este volvió a caminar, trataba de ver que estaba haciendo pero no lo lograba, escuche que abría la puerta del auto, comencé a patalear de nuevo.
— ¡Te dije que no voy a ningún lado contigo!— seguía golpeándolo por la espalda.
—Y yo ya te dije que iras al colegio, y no tendrás tu auto— no tengo ni la menor idea de cómo lo logro pero me metió en el auto, en el asiento del copiloto. Se metió para abrocharme el cinturón y que no pudiera escapar tan fácil, pero antes de que se quitara, mordí fuertemente su brazo.
— ¡Ahh!— grito mientras se tocaba la zona mordida, me miro molesto y antes de cerrar la puerta, le puso el seguro de niños para que así no se pudiera abrir.
Puse mi mano en el cinturón de seguridad mientras el se alejaba para rodear el auto. Lo desabroché para poder cruzarme al lado del piloto y poder bajar, Apenas abrí la puerta y Sebastian ya estaba ahí. Resignada regrese al lugar del copiloto.