Capitulo 25

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—Así es— sonrió —Mi madre le dijo a mi hermano que me llamara— besó mis labios.

— ¿Y ellos saben que tu y yo...?— a quien engaño, ni siquiera yo se que somos Sebastián y yo

— ¿Que tu y yo qué?— me preguntó apegándome a su cuerpo levantando pícaramente sus cejas.

—Que tu y yo…— eran notorios mis nervios y Sebas parecía disfrutarlo —Nos llevamos… bien— le dije riendo.

—Mmm…— dijo riendo — Sólo mis hermanos saben lo mal que me tratas— curvó sus labios hacia abajo mientras ponía cara de cachorro abandonado.

— ¿Lo mal que te trato?— abrí mis ojos como platos.

—Bueno me tratabas— dijo riendo mientras tomaba mi mano para guiarme hacia la puerta.

—Sebas yo creo que será mejor que no valla— le dije mirando hacia abajo.

— ¿Por qué?— me preguntó deteniéndose para mirarme.

—No lo sé— reí tímidamente.

—Hermosa sólo es una cena— lo abracé acomodando mi cabeza en su pecho.

—Mis hermanos se mueren por conocerte— levantó mi mirada —y mis padres no saben de nuestro mal comienzo y tampoco del ‘avance’— me dijo riendo —Pero si no quieres ir está bien no iremos— caminamos y me abrió la puerta del auto.

—Sebastián— alargué mientras entraba al auto, ya que si no iba yo, él no tenía porque no ir.

—Si tu no vas yo no voy— me dijo cerrando la puerta para después rodear su auto y subir del lado del piloto —Anda vamos, cenamos y nos regresamos— me dijo tomando mi mano.

—Está bien— acepté y me regaló una hermosa sonrisa.

—Vas a ver que te caerán bien— dijo emocionado mientras comenzaba a conducir.

— ¿A que parque iremos?— le pregunté.

—Ya verás— me dijo mientras volteaba a verme y luego regresaba su mirada al camino.

Después de unos minutos llegamos a un gran parque de diversiones, el estacionamiento estaba abarrotado. Pero afortunadamente encontramos un lugar. Estacionó el auto y bajamos.
Volteé hacia arriba, había atracciones enormes. Comencé a sentir un cosquilleo en mi estomago a causa de los nervios. Volteé a ver a Sebastián, quien miraba con emoción. Me miró y sonrió.

—Asombroso ¿Cierto?— me dijo con una sonrisa de oreja a oreja, lo abracé. Me producía tanta ternura.

—No tanto como tu— me tomó de la cintura aferrándome a su cuerpo para luego unir nuestros labios —Vamos— le dije entrelazando nuestros dedos para luego comenzar a correr hacia la taquilla.

Pagó las entradas y le entregaron dos brazaletes, tomó uno y lo colocó en mi muñeca derecha, ajustándolo bien para que no se saliera.

— ¿Me lo pones?— me preguntó mientras me entregaba el brazalete color fosforescente.

—Claro— lo tomé y lo puse igual en su muñeca derecha.

Ya con los brazaletes que nos daban acceso a todas las atracciones, faltaba decidir por cual comenzar.

— ¿Cual primero?— le pregunté sonriente.

—Empecemos por las tranquilas y dejamos las mejores para al final ¿Te parece?— me preguntó, por ‘mejores’ se refería a las más extremas, cosa que agradecí. Así tendría más tiempo para prepararme mentalmente.

—Genial.

Caminamos a las atracciones, siempre tomados de la mano. Gesto que me encantaba. Me hacía sentir segura y esa simple acción me demostraba cariño.

— ¿Lista?— me preguntó cuando llegamos a la última atracción. Era un juego enorme, eran pequeños vagones para dos personas, el cual subía, bajaba, daba giros, te dejaba de cabeza y claramente todo a gran velocidad

— ¿Seguro de que quieres subir a este?— le pregunté algo aterrada.

—Si— sonrió —A menos que te asuste…— dijo burlona mente.

— ¿Asustarme?— levanté una de mis delgadas cejas —Si, claro— dije sarcásticamente mientras comenzaba a formarme en la larga fila.

Comenzaba a obscurecer, se sentía un poco fresco y ni Sebastián ni yo habíamos traído suéter.

—Tienes frío— me dijo abrazándome para tratar de cubrirme con su cuerpo.

—Me gusta estar contigo— las palabras salieron de mi boca por si solas.

—A mí también me gusta estar contigo— me dijo besando mis labios, pero un fuerte grito nos izo separarnos.

— ¡Los Siguientes!— gritó el chico que manejaba el juego.

Caminamos hacia los vagones, el nuestro era el segundo. Sebas me ayudó a subir y luego subió él. Se aseguró de que mi cinturón estuviera bien cerrado y después el de él. Sonreía divertido cuando la barra que nos protegía comenzó a bajar. Uno de los encargados pasaba vagón por vagón asegurándose de que todos estuvieran bien cerrados y luego con la mano le izo una señal al otro chico quien presionó un botón y los vagones comenzaron a avanzar. Avanzaba con una lentitud por el recto andén, hasta que ese ‘recto’ andén se convirtió en una subida, que con mi pánico la veía de noventa grados. Conforme llegábamos a la cumbre, el palpitar de mi corazón se aceleraba. La velocidad se disminuyó cuando estábamos en la cima, pero de un momento a otro iba a toda velocidad. Me era imposible dejar de gritar.

— ¿Ya fue todo?— pregunté sorprendida cuando se detuvo.

—Si— dijo sonriente Sebastián.

— ¡Vamos de nuevo!— le dije emocionada debido a la adrenalina que se había esparcido por mi cuerpo.

—Wow— dijo sorprendido, ya que no había parado de gritar —Pensé que no te había gustado— soltó una carcajada.

Después de subir un par de veces más, Sebastián me avisó que era hora de irnos ya que teníamos que ir a cambiarnos para ir a la casa de sus padres. Caminamos hacia la salida.

— ¡Mira! ¡Ven, vamos!— me dijo mientras corría hacia una cabina de fotos instantáneas-¡Entremos!— se hizo a un lado para dejarme pasar y luego lo izo él.

Había un pequeño asiento y enfrente había una cámara detrás de un cristal. Sebastián introdujo un billete en la maquina. Después de unos minutos salimos, para tomar la tira de fotos.
En la primera Sebas salía con una enorme sonrisa, mientras que yo le daba un beso en la mejilla, en la segunda hacíamos viscos, la tercera sacando la lenguas y la ultima y mi favorita, salíamos besándonos.
Ambos reíamos por nuestras caras.

—Me gusta esta— dijo mientras que con cuidado, recortaba con las manos la primera foto.

Sacó su cartera y puso la foto en el pequeño espacio para fotos. Me miró sonriente y yo sólo reí. Volvió a entrelazar nuestros dedos para caminar hacia el auto. Ya que su familia nos esperaba.
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El NiñeroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora