Comenzaba a bajar la última prenda que cubría mi cuerpo. Pero en ese momento sentí como mi sentido común y cordura volvía a mí.
— ¡Sebastián! — dije acelerada tomando sus manos, tratando de regular mi respiración. Volteó a verme algo extrañado —Yo…yo no pu..puedo…— tartamudeé.
— ¿No puedes qué?— estaba igual de agitado que yo, me miraba fijamente.
—Yo…yo— los nervios me comían por dentro —Yo soy virgen— le dije cerrando mis ojos esperando su respuesta. Acomodó la prenda que estaba por sacar y se acostó a un lado de mí, poniendo su cabeza a mi altura. Un incómodo silencio invadió la habitación. Bueno era incomodo para mí. Solo nuestras aceleradas respiraciones se escuchaban.
— ¿Y por qué esa cara de sufrimiento?— preguntó rompiendo el silencio, al mismo tiempo de que soltaba una carcajada y me abrazaba por la cintura.
— ¿No… no estás molesto?— le pregunté volteando a verlo.
— ¿Tendría que estarlo?— me preguntó sonriendo.
—Pues… creo que no, pero la mayoría— dije insegura.
— Discúlpame pero tú no tienes a uno de esos tipos hechos en serie— se refería a que no era como ‘la mayoría’ —En realidad me gusta eso— me miró enternecido —Me parece muy lindo que quieras esperar hasta el indicado— acarició mi mejilla. Yo lo miraba asombrado, era hermoso lo que me estaba diciendo. —Y para serte sincero me encantaría ser el ‘indicado’ así que te esperaré todo el tiempo que sea necesario— besó mi frente y después ocultó su rostro en mi cuello.
—Gracias Sebas— le dije con una mano acariciando su cabello y con la otra su espalda. Hasta que así abrazados caímos en un profundo sueño.
_____________________Abrí mis ojos, ya que me era imposible seguir durmiendo más. Inmediatamente busqué a Sebastián, pero no lo encontré. Pero el peso que se sentía en mi cintura me indicaba que me abrazaba por la espalda. Giré con mucho cuidado ya que seguramente aun dormía y no quería despertarlo. Logré mi cometido y quedé de frente con Sebastián, sus hermosos ojos estaban cerrados, sus músculos y facciones completamente relajadas. Y esos perfectos labios rosas los cuales se acoplan a los míos, como si estuvieran hechos para eso en específico. Era imposible describir lo que sentía al verlo. Sentía como si un hormigueo recorriera todo mi cuerpo, y al escucharlo hablarme todo lo demás desaparece.
— ¿Que tanto me miras?— dijo divertido con voz ronca.
—Lo lindo que eres durmiendo— le dije riendo mientras acariciaba su mejilla —Pero ya despertaste, así que ya me puedo voltear— comencé a darme la vuelta.
—¡Hey!— dijo haciéndose el ofendido soltando una carcajada.
—Es broma— le dije besando sus labios.Estuvimos acostados por un buen rato, platicando de cosas sin sentido. Estando con él, me divertía enormemente.
— ¿Que vamos a hacer hoy?— me preguntó mientras daba cortos y rápidos besos en mi mejilla
—Lo que tú quieras— le dije tomando su mano para entrelazar nuestros dedos.
—Sabes— dijo pensativo —Quiero ir a un parque de diversiones— dijo sonriente.
— ¿Un parque de diversiones?— pregunté sorprendida.
—Oh si— dijo levantando sus cejas rápidamente —Tengo mucho de que no voy a alguno— hizo un puchero con sus labios —A menos de que te de miedo
— ¿Miedo?— solté una carcajada, las alturas y la velocidad no era lo mío, pero no era algo que me aterrara. —No lo creo— dije segura.
—Ya lo veremos— dijo riendo mientras se ponía de pie.Su perfectamente marcado cuerpo era cubierto solo por unos bóxer color azul marino, cosa que seguramente olvido ya que se dirigía a la puerta así.
—Sebastián— lo llamé tratando de no reír y volteó a verme — ¿De verdad piensas salir así?— le pregunté ahora si riendo, a mi no me molestaría verlo así todos los días, pero si alguna de las de limpieza o cocina lo veía, creo que no nos guardarían mas el secreto, y les dirán a mis padres.
—Ah si yo lo olvide— dijo riendo mientras se regresaba a tomar su pantalón y playera que estaban en el piso. Se vistió rápidamente y después se acercó a mí, para besar fugazmente mis labios. —No tardes— me guiñó un ojo para volver a dirigirse a la puerta.
Me puse de pie, envuelta en una de las sabanas. Comencé a recoger las prendas restantes del piso. Reí tontamente al recordar lo sucedido, había sido increíble. Pero me alegraba no haber cedido por completo. Quería mucho a Sebastián, pero aun no sabía si lo nuestro era algo ‘serio’ o si era solo para pasar el rato. Pero después de lo que me dijo ayer, mi manera de pensar cambió. Tal vez él si sentía algo mas por mí.
Entré al baño y abrí la llave para darle paso a la lluvia artificial, y que la temperatura de esta se templara, En cuestión de segundos se comenzó a llenar de vapor, Señal de que ya podía entrar. Después de una ducha rápida, me envolví en una de las toallas blancas y salí para buscar que me pondría. Me maquillé lo más natural posible.
Solo tomé mi celular y lo guardé en una de las bolsas de mi short, me miré una vez más en el espejo y salí de mi habitación. Seguramente Sebastián ya me estaría esperando. Bajé brincando las escaleras hasta que llegué al último escalón, me quedé parada en él. Ya que Sebas hablaba por celular, volteó a verme y sonrió.—Si... hablamos luego— le dijo a la persona que se encontraba del otro lado de la línea y colgó.
— ¿Todo bien?
—Si era mi hermano— me contestó mientras se acercaba hacia mí —Nos esperan para la cena— me abrazó por la cintura, solo que yo estaba más alta ya que seguía en el primer escalón, pero este me cargó para luego bajarme al piso y ahora si quedar a nuestras alturas normales.
— ¿Nos…nos esperan?— pregunté nerviosa