¿Para que irme corriendo si tu lo estás haciendo?— le dije firmemente sin moverme del lugar en donde estaba.
¿Yo?— soltó una carcajada; se dio nuevamente media vuelta, para quedar frente a mi solo que ahora a unos metros de distancia —No lo creo… yo aclaré— remarcó la última palabra —Las cosas antes de irme… cosa que tu nunca— volvió a remarcar —Pudiste hacer.
— ¡Pero lo intente y tu decidiste ignorarme toda la semana!— volteé hacia la cocina y pude ver que todas las de limpieza, cocina e incluyendo el jardinero miraban la escena. Sebastián volteó y los fulminó con la mirada, inmediatamente todos volvieron a realizar sus tareas. —Es mas… tienes razón, hagamos de cuenta de que no ‘aclaré’ nada y olvida todo…— le dije ya desesperada, me di media vuelta y comencé a subir los escalones.
—Lo ves…— me gritó subiendo detrás de mi —Esa es tu "maravillosa" forma de resolver problemas— yo seguía subiendo sin voltear atrás —Solo te interesas por ti misma.
— ¿Y tú?— me detuve para enfrentarlo —Intentaste conmigo… viste que no funciono, te fuiste con la otra…— le dije ya que él era el menos indicado para decirme esas cosas —Y ahora que terminaste con ella, vienes conmigo y quieres que actúe de lo más normal… no me hagas reír…— le dije para volver a retomar mi camino.
— ¡Y ya te lo dije! ¡Me equivoque y por eso termine con ella!— se quedo parado donde estaba —Ves… ni siquiera me escuchas.— reprochó —No sé cómo me pude fijar en una egocéntrica, engreída y chiflada como tú.
—Te falto inmadura y malcriada…— le dije antes de entrar a mi habitación y cerrar de un fuerte golpe la puerta.
Me fui directamente a mi cama, para esconder mi cara en una de las grandes almohadas, para poder sacar todo mi enojo y frustración con un fuerte grito, que gracias a la almohada solo fue audible para mí.
Cuando estuve más tranquila me recosté mirando hacia el techo, era inútil que Sebastián y yo pudiéramos mantener una plática sin gritarnos u ofendernos, y aun más ridículo era pensar que él y yo podríamos tener una relación sentimental. Nuestros caracteres son tan parecidos que chocamos horrible._________________________________________________
— ¿Qué?— me preguntó Juana impresionada.
—Si— le contesté sin ánimos —Llevamos una semana sin hablarnos— le conté —Bueno el no me habla desde hace dos semanas, solo un día discutimos y desde entonces parece que ni siquiera nos conocemos.
— ¿Y porque discutieron?— me preguntó.
—Por una estupidez— le dije sin interés, la verdad no tenía muchas ganas de hablar sobre el tema.
— ¡Cuéntame!— me dijo ansiosa, yo solo reí.
—Me dijo que le gustaba— le dije rápidamente.
— ¿Qué?— preguntó sorprendida y emocionada — ¿Y su novia? ¿A caso se pelearon?
— Me dijo que había terminado con su novia… Me besó y yo no supe qué hacer ni que decir, y nuevamente huí…— le conté mientras jugaba con mis dedos.
— ¡Es que tú estás loca! ¿Sabes?— me dijo casi gritando, ignorando que estábamos en plena clase de biología.
—Shh— le dije riendo para evitar que nos regañara el profesor.
— ¡Es que _________(tn) ese hombre es igual o incluso más orgulloso que tú! ¿tienes una idea de lo que le debió haber costado decirte eso?— susurró mientras se ocultaba para que no se dieran cuenta de que hablábamos.
—Pero…— pensé pero ninguna escusa llego a mi mente, claramente no la había. Yo había exagerado. Suspiré —Tienes razón— le dije apenada, pero agradecida, Juana siempre me hacía pensar antes de actuar, pero en esos días no estaba conmigo para tranquilizarme.
— ¿Y qué harás?— me preguntó aunque claramente conocía la respuesta.
—Puede ser que considere pedirle disculpas— Juana automáticamente sonrió.
Las clases como de costumbre pasaban más que rápido, solo que ahora iba algo atrasada debido a las dos semanas en las que no asistí a clases.
—Juana tienes que prestarme todos los apuntes— le dije en tono de suplica cuando llegamos a su casa, ya que Sebastián no me había devuelto mi auto habíamos ido caminando.
—Si— me dijo abriendo su bolsa para sacar unas libretas.
—Gracias— le dije feliz —Te las regresaré mañana.
Nos despedimos para después yo seguir el camino hacia mi casa, *Hablaré con él* pensé segura, bueno no del todo, ya que la última vez que dije que hablaría con el terminó en pelea.
Llegué a mi casa, saqué las llaves de mi bolsa para poder entrar, recorrí el living hasta llegar a la sala buscando a Sebastián, Pero no estaba. Llegue a las escaleras y lo encontré, venia bajando, llegó al último escalón y me miro.—Quiero hablar contigo…— dijimos al mismo tiempo...