Narra ______(tn)
—_______(tn) y Caeli— comenzó a hablar el director —Decidieron arreglar sus problemas vulgarmente— le contó mientras yo solo miraba hacia el piso —El profesor que las cuidaba, me comenta que fue Caeli la que comenzó el problema— sonreí victoriosa —Pero aun así, _______(tn) le siguió la corriente, y creo que de eso ya habíamos hablado ¿o me equivoco?— preguntó mirándome; yo solo negué con la cabeza. —Así que ambas serán suspendidas por dos semanas — volteé a verlo sorprendida —Y si al regresar vuelven a causar problemas ambas serán expulsadas de la institución— dijo seriamente.
— ¿Pero en vez de suspensión, no se le podría aplicar otro castigo? Perderá muchas clases.— le dijo Sebastián.
—Lo siento, pero ya he hablado muchas veces con ella, incluso estaba condicionada, ¡Debería expulsarla! Pero no lo estoy haciendo, así que esta es su última oportunidad— le dijo a Sebastián, para después mirarme a mí.
—Está bien— aceptó Sebastián.
—Creo que el castigo no es nada, a lo que realmente debería hacer— me dijo y asentí con la cabeza.Ambos nos pusimos de pie para salir de la oficina, pero antes de salir me llamó el director.
—Smitch ¿Estás segura de que no quieres entrar al equipo de lucha?— solté una carcajada que se unió a la de él.
—No… de nuevo gracias— le dije entre risas.
Salimos de la oficina, Sebastián permanecía callado mientras caminábamos por los pasillos, hasta que se digno a hablar:
—Ya no sé qué hacer— dijo riendo nerviosamente—Te quité el auto y el dinero…— enumeró con sus dedos—Y aun así sigues causando problemas.
—Ella inició— me defendí.
—Pero pudiste evitarlo mira como te dejo— tocó mi mejilla.
—Hubieras visto como quedó ella— le dije seriamente mientras corría mi rostro para que dejara de tocarme.
Seguimos caminando hasta que llegamos a la salida del edificio, y antes de llegar a la salida del campus, escuché que gritaban mi nombre, volteé y era Juan el que corría detrás de nosotros, venia con su traje de americano, seguramente se había salido del entrenamiento. Me detuve, pero Sebastiám solo hizo una cara de fastidio al verlo y siguió caminando.
—Quiero hablar contigo— me dijo mientras trataba de recuperar todo el oxigeno perdido al correr.
—Si es sobre eso ya te dije la verdad— le dije recordando lo que había pasado hace unas horas.
—No, platiquemos bien.— me dijo sonriente.
—Esta bien— acepté —Solo que seguramente estoy castigada, así que ve a mi casa— le dije.
— ¿Castigada?
—Si estoy suspendida dos semanas
— solté una carcajada.— ¿Caeli?— preguntó obvio.
—Si— volví a reír —Al fin le di lo que se merecía.
—Entonces acabo el entrenamiento y voy a tu casa ¿sí?— me preguntó sonriente.
—Perfecto— me despedí y caminé hacia el auto de Sebastián.
—Creo que está más que claro que estas castigada ¿no?— me dijo sin despegar la mirada del camino —No saldrás desde ahora, hasta que lleguen tus padres— me dijo pensativo —No celular, no llamadas, a menos que sea importante— No reclamé nada, en realidad no tenía ganas de pelear con él.
— ¡Pero que le paso señorita!— me dijo una de las de limpieza.
—No paso nada— le dije riendo —Solo un pequeño problema— dejé mi bolso en la mesa.
La casa ya estaba completamente limpia, me senté a un lado de la barra de la cocina y tome mi cabeza entre mis manos.
—Eso pasa cuando bebes en exceso— escuché la voz de Sebastián—Ten tómatelo— me dijo mientras a un lado de mi dejaba un par de aspirinas. Las tomé y me puse de pie por un vaso de agua.
—Joven— le dijo a Sebastián una de las trabajadoras—necesitamos estas cosas— le entregó una lista cuyo contenido desconocía.
—Está bien ya mismo iré a comprarlo— le dijo saliendo de la cocina, pero se detuvo —Que ______(tn) no tome el teléfono y que mucho menos salga— les dijo a todas, yo solo solté una carcajada —Tu celular— me dijo tendiendo su mano.
—Ten…— le entregué toda la bolsa para después ponerme de pie y subir las escaleras.
Entré a mi habitación, quité mi suéter y lo lancé en la cama, para luego dirigirme al baño, después de deshacerme de toda mi ropa y que el agua tuviera una buena temperatura, entré. Después de un buen rato salí. El dolor de cabeza iba disminuyendo.
*¡No volveré a tomar nunca!* pensé segura. Elegí ropa casual ya que no tenía planeado salir. Estaría castigada por mucho tiempo.
Estaba por recostarme cuando tocaron a mi puerta, me puse de pie y abrí.—Señorita… el Joven Juan esta abajo
—Gracias, dile que ya bajo— le dije mientras ponía mis pantuflas.
Bajé las escaleras, y lo encontré sentado en la sala, ya se había cambiado, traía una playera blanca con unos jeans de mezclilla.
—Hey— me dijo sonriente cuando me vio.
—Hey— le dije igualmente mientras me sentaba a un lado de el.
—Me dijeron que estabas castigada— soltó una carcajada.
—Así es— le dije seguido de un suspiro.
—Mira como te dejo la mejilla— trató de tocar el rasguño.
—Hey no toques— le dije quitándome —Me arde— reí.
— ¿Y que le hiciste?— me preguntó curioso.
—Pues, solo te diré que me querían para el equipo de lucha— ambos reímos.
— ¡Estás loca _______(tn)!— me dijo despeinando mi cabello.
—Sabes que yo no soy así, pero ella me sacó de mis casillas— me defendí.
—Te creo, te creo— me abrazó— ¿Y Sebastián?— preguntó con cara de desagrado.
—Salió a comprar unas cosas que hacían falta— le dije mientras jugaba con los dedos de su mano.
—No me agrada en lo absoluto— me dijo sincero.
—Tú a mí tampoco me agradas…— bromé.— ¿Ah no?— preguntó haciéndose el ofendido.
—No— solté una carcajada.
— ¿Segura?— puso sus manos en mis costillas para comenzar a hacerme cosquillas
—No, no, para, para, por, por favor— apenas podía hablar ya que sentía que me ahogaba, me recosté en el sillón para tratar de liberarme.
Las cosquillas cesaron, cuando noté que me miraba con detenimiento el cuello.
—Confía en mi y dime… eso no es alergia— me dijo mirándome fijamente ahora a los ojos, me puse de pie.
—Creí que no íbamos a hablar de esto— le dije molesta.
— ¡Es que no entiendo por que no me dices!— me dijo desesperado — ¡Antes de irme no los tenias!
—Es que nada... Es alergia, algo me pico, que se yo— le dije acelerada.
— ¡Dímelo _______(tn)! ¿Se aprovechó de ti?— me preguntó mirándome.