— ¿Entonces? — me preguntó Juana.
—Pues no lo sé— le dije insegura.
— ¡Vamos! ¡Sólo trata de conocerlo!— me dijo emocionada —Harían una increíble pareja— levantó sus cejas rápidamente, ambas dejamos escapar dos sonoras carcajadas
Pase todo el día pensando en lo que había hablado con Juana, y lo sucedido con Sebastián.
Juana tenía razón, salir huyendo no había sido mi más inteligente decisión. Así que por primera vez ________(tn) Smitch dejaría de lado su orgullo. Ésta tarde llegando a casa, hablaría con Sebastián, -No creo que llevarnos mejor nos haga daño- pensé.
Al fin tocó el timbre que me liberaba de esta prisión, reí tontamente por mi pensamiento.
Salimos y todo el camino a casa de Juana, platicamos sobre cosas de la escuela y otras cosas sin sentido. Entre risas llegamos.— ¡Suerte!— me dijo antes de cerrar la puerta del auto. Ambas reímos y yo partí hacia mi casa.
— ¿Sebastián?— pregunte apenas cruce la puerta, pero no había respuesta. Caminé al living y no estaba — ¿Sebastián?— volví a preguntar cuando entre a la sala.Pero me tope con una escena ‘algo’ incómoda.
— ¿Quién es ésta?— dijo despectivamente la castaña desconocida, bueno para mí era desconocida, ya que Sebastián parecía conocerla desde hace bastante tiempo. La forma en la que se besaban me hacía pensar eso.
— ¿Ésta?— solté una hipócrita carcajada —No, mi cielo la que hace esa pregunta soy yo— cambié mi tono a uno completamente frió al igual que mi mirada. — ¿Quién es ésta y qué hace en mi casa?— me dirigí a Sebastián.
—Ella es mi novia— me dijo serio, algo dentro de mí se retorció. Me sentí completamente estúpida, iba a doblar mi orgullo por un Imbécil que me besó aún teniendo novia, y que todavía tiene el descaro de ¡traerla a MI casa! Contuve la ira y rabia que se estaba mezclando en mi interior.
—Ah… así que tú eres la malcriada a la que mi Sebas tiene que cuidar— lo abrazó como para provocarme, pero al contrario, solo reí.
—Sebastián tienes tres minutos para sacarla de aquí— lo fulminé con la mirada.
—¿Que crees que te tengo miedo?— me dijo desafiante, pero Sebastián puso su brazo para evitar que se acercara a mí.
—No lo creo— ahora me acerqué yo —Lo sé— afirmé —Te quedan dos minutos— le dije mirándola fijamente.
— ¿Te llevo a tu casa?— le susurró Sebastián, pero ella se negó.
—No te preocupes amor, yo me voy— le dijo abrazándolo por el cuello y después lo beso, aunque realmente parecía que quería comérselo.
—Un minuto— los interrumpí.Ambos se separaron y Sebastián la acompañó a la puerta, caminé hacia la cocina, y tomé una botella de agua del refrigerador, como si nada caminé hacia las escaleras, pero Sebastián evitó que pasara.
—No tenías por qué tratarla así— me reclamó evidentemente molesto.
—Y ella no tenía por qué hablarme así— le dije, no tenía nada que reclamar ya que su noviecita era la que había comenzado.
— ¿_______(tn) por que no maduras?— me dijo mirándome despectivamente.
—¿Y tú porqué no te largas?— le dije molesta.
—Eso es lo que más quieres y sólo por eso no lo haré— me dijo acercándose a mi.
— ¡Ja! Y la inmadura y malcriada soy yo— le dije sacándole la vuelta y comencé a subir las escaleras.
—Regresa ahora— gritó desde abajo.Desde luego que lo ignore y seguí subiendo para ir a mi habitación, escuche que Sebastián venia también subiendo las escaleras, debido a que subía de dos en dos, de inmediato me alcanzó. Me tomo del brazo y me acorralo contra la pared.
—Te hablé así que obedéceme o te quedas sin auto de nuevo— me dijo sujetando mis brazos a mis costados a la altura de mis hombros.
—Suéltame ahora— le dije sin mirarlo.
—Yo te soltare cuando quiera— me dijo victorioso.
—Sebastián Villalobos te lo advierto, ¡suéltame ahora!— le dije amenazante, la verdad no estaba como para soportarlo.
—Sabes ya me hartaste, tú amenazas demasiado y nunca haces nada— me dijo seguro.
—Ah con que no hago nada— lo miré fulminante.