SEVEN. Capítulo XXXII

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El señor Jeon acompañó a JungKook casa y, una vez dentro, la mente del chico comenzó a maquinar. ¿Qué le gustaba a TaeHyung? ¿Con qué disfrutaba? Una luz en su cabeza se iluminó, comenzó a preparar la pizza favorita del chico. Decidió esmerarse, así que él mismo hizo la masa.

Ahora que sabía que nada le pasaba a su relación con TaeHyung, sino que era obra de un hechizo, lo veía de otro modo. TaeHyung le amaba. Sólo tenía que dar más de si para que el chico diera el paso de entregarse al cien por cien como hacía siempre.

Puso música lenta para bailar, en verdad sólo habían bailado en su boda, pero quizás era un buen momento.
Se esmeró en hacer una buena ensalada para acompañar la pizza. Y, cuando metió la pizza en el horno, se limpió bien las manos, se dio una pequeña ducha, se arregló bien y llamó a su alfa.

- ¿JungKook? ¿Estás bien?

- Yo… bueno… estoy en casa y te necesito… podrías…

- ¡Ya voy para allá!

El chico colgó y JungKook supo que TaeHyung se había transformado para llegar más deprisa. Que se preocupara tanto, por un lado, le hacía sentirse bien y, por el otro, mal. A final de cuentas no era una emergencia, sólo era una sorpresa.

En menos de cinco minutos, TaeHyung entró por la puerta, con la ropa mal puesta y con la alarma en cada una de sus facciones.

- ¡JungKook! ¿Dónde estás? ¿Estás bien?

- Aquí…

El chico estaba en mitad de la estancia, completamente arreglado.

- ¿Te vas?- preguntó, con horror.

- ¡No, no!- dijo el omega, acercándose a él y sujetándole de las manos- yo sólo te he preparado una sorpresa… quería que hoy cenáramos juntos y habláramos. He preparado tu plato favorito… pizza de vegetales… he hecho yo todo… y… y bueno, si no quieres…- le soltó- estarás cansado, era una tontería, olvídalo.

- ¡Cinco minutos!- pidió TaeHyung- estás muy guapo y yo también quiero arreglarme. ¡Esto es una cita! ¡No puedo ir así a una cita con mi marido!

TaeHyung sonrió y aquella sonrisa hizo que todo en el mundo de JungKook se moviera. Quiso abrazarle, pero dio un paso atrás. Sin embargo, recordó lo que su madre había dicho “quizás tu alfa esté esperando un paso de tu parte”. Así pues, armándose de valor, se acercó a él y le abrazó.

Jamás en sus vidas sabrían cuánto tiempo estuvieron así, pero lo que sí supieron fue que, desde ese preciso momento, sus olores se ampliaron y sintieron a sus respectivos lobos despertar.

- Me iré a duchar.

- No tardes.

Y no fue la frase en si, sino la nota de desesperación. Algo que hacía tiempo que no sentía.

- ¿Qué tal estoy?- preguntó TaeHyung, al salir de la ducha. Sólo llevaba un pantalón negro, camisa blanca y el pelo negro mojado y ondulado.

- Sexy- respondió un tanto tímido.

JungKook se acercó y le abrazó otra vez, pero un pitido los separó.

- ¡La pizza está lista!

- ¡Yo la sacaré! ¡No quiero que te quemes!

TaeHyung sacó la pizza, pero ésta quedó olvidada en un rincón de la cocina pues estaban comiendo la ensalada.

- Perdóname- dijo JungKook, mirando las nueces de la ensalada.

- ¿Por qué?

- He estado muy raro éste último mes…

- Necesitabas tu tiempo…

- No sé si decirte esto… no quiero que te pongas de mal humor…

- Bueno, si empiezas así…

- ¿Recuerdas lo que TaeYeon hizo conmigo?

- Desconectarte de mi.

- Sí.

Un silencio se instaló en la sala y TaeHyung tiró el tenedor.

- Mi madre y MinJae coinciden…

- ¿MinJae?

- Sí… es una larga historia… verás…

JungKook le contó todo lo que había hecho el día de hoy, la conversación con su madre, con MinJae y con su padre.

- De pronto entendí que no es que no quisiera avanzar contigo es que había algo que no me dejaba y tuve que convencerme de que eso mismo te pasaba a ti. Pensé en que era lo que más te gustaba hacer y recordé que te encantaba cenar juntos, hablar del trabajo, recordé tus platos favoritos y los hice… pero también tenía miedo de que no fuera un hechizo y no me correspondieras.

TaeHyung se fijó en su omega. Si aquello se trataba de volver a hacer las cosas, de volver a crear el vínculo, sólo tenían que superar el miedo al absurdo rechazo. ¡Ya habían hecho antes esas cosas! ¡Querían seguir haciéndolas y estaban casados! Así pues, cogió aire, se levantó y por encima de la mesa besó a su marido como hacía meses que no lo hacía. Enredó su lengua en la de su compañero y le besó con urgencia. Quería volver a probar sus labios. Y oh, qué bien sabían, cuánto los había echado de menos. Sintió a su lobo gruñir, desperezándose, queriendo más y lo siguiente que notó fue a JungKook apartando la comida y trepando por la mesa para ir hacia TaeHyung.

- ¡Mi amor!

TaeHyung le cogió de la cintura, con mucho cuidado y, como dos quinceañeros, JungKook se sentó en la encimera, abriéndose de piernas, y TaeHyung en medio, besándose como si no hubiera un mañana. Porque, para ellos, por poco no lo había.

De la mesa, fueron al sofá y pasaron las horas hablando, riendo, besándose, acariciándose y mirándose a los ojos.

- ¿Cama?- preguntó JungKook cuando el reloj marcó la una y media- tengo mucho sueño.

Se dirigieron al dormitorio y JungKook se quedó de pie frente a la cama.

- ¿Podrías cambiarme el sitio?- preguntó- no puedo girarme hacia la izquierda porque aun me molesta ese lado del cuerpo… y quiero abrazarte.

- Todo este tiempo…

- He estado de rehabilitación… pero el doctor Bang decía que nada funcionaba, que no sabía por qué. Esperemos que cuando volvamos a estar unidos del todo, pueda rehabilitarme.

- ¿Por qué no me lo dijiste?- preguntó, pero al momento lo supo.

- Por la misma razón por la cual no te dije nada de todo lo que me estaba pasando.

- Se tumbaron y se abrazaron. Sintiendo en su corazón los latidos del otro.

Tres horas después, JungKook se despertó con un hambre voraz y, sin pararse a pensarlo dos veces, se levantó y se terminó la ensalada para luego comerse la pizza.

- ¿JungKook?- preguntó TaeHyung.

- ¡En la cocina!

TaeHyung se levantó y encontró al chico comiendo.

- ¿Tenías hambre?

- Muchísima… oye, ¿te importa si me preparo una tortilla? Me apetece macarrones con queso…

- ¡Son las cuatro y media de la mañana!

- Normalmente como mucho, pero con todo lo que pasó dejé de comer, supongo que mi cuerpo necesita recuperarlo.

Y, tras comer una ensalada, la pizza, una tortilla de tres huevos y un plato de macarrones con queso, JungKook se quedó rendido en los brazos de su marido.

A la mañana siguiente, ambos se despertaron muy cariñosos, las manos de JungKook se perdían por el cuerpo de TaeHyung pero éste le paró.

- Quiero saber si tu cuerpo está bien- dijo el chico- sé que ya no tomas los anticonceptivos, no quiero preñarte y que salgas herido. No pienso perderte, no ahora que te estoy recuperando.

Que su marido fuera capaz de contenerse sólo por su bienestar era algo que JungKook siempre había admirado y aquellas palabras fueron lo que JungKook necesitó para que la unión entre ambos fuera mayor.

- Bueno… que tú no puedas follarme no quiere decir que yo no pueda mamártela.

TaeHyung, que estaba bostezando, comenzó a reír.

- Tú… de verdad… ¡no tienes remedio!

TaeHyung comenzó a hacerle cosquillas hasta que un pequeño grito de dolor por parte de JungKook paró el hermoso momento.

- Tu lado izquierdo…

- Sí, debería levantarme para ir a rehabilitación, después al trabajo y… ¡tú también tienes trabajo!

- ¿La rehabilitación la tienes todas las mañanas?

- Sí.

- Pues llamaré para decir que todas las mañanas llegaré tarde hasta que te mejores. Si hace falta llevaré tus informes médicos.

- Cariño… no hace falta…

- No hace falta, pero yo quiero ayudarte en tu recuperación.

JungKook le besó y se levantaron. Tras una buena ducha, JungKook fue derecho a la nevera.

- ¡Me muero de hambre! ¿Qué quieres para desayunar?

- Tostadas…- dijo, cogiendo el saco de naranjas para exprimir.

- ¿Sólo?

JungKook sacó el tazón de cereales, se preparó unas tostadas e hizo tortitas.

- Me empieza a preocupar que tengas tanta hambre.

- ¡Aguafiestas!

TaeHyung comió tranquilamente su par de tostadas mientras JungKook, muy feliz, engullía su comida.

Una vez en el campo de entrenamiento, JiMin se acercó feliz a la pareja y los abrazó. Hacía tanto tiempo que no los veía juntos y JungKook siempre le contaba lo separados que estaban, pero allí estaban, juntos, y habían venido abrazados.

- Os veo muy bien- dijo JiMin, feliz.

- Ya te contaremos la historia- dijo JungKook- pero sí, lo estamos superando.

- ¿Cómo está YoonGi?

- ¡También está mejor! No ha querido salir de casa, pero ha llamado a NamJoon para que viniera con él, es la primera vez desde que todo pasó que le encuentro tan animado y tiene tantas ganas de que alguien vaya a verle. Espero que él consiga algo más que yo…

- ¡Seguro que tú has hecho mucho!- dijo TaeHyung.

- He intentado terapias de choque… no diré que no han funcionado, pero quizás no en el plano social de YoonGi.

- ¿Qué le hacías?- preguntó JungKook, con curiosidad.

- Ya te contaremos la historia- dijo JiMin, repitiendo las palabras de JungKook.

Tras despedirse, JungKook y TaeHyung se dirigieron a la pista de carrera y JungKook comenzó a estirar con ayuda de su marido.

- ¿Te duele algo?- quiso saber TaeHyung.

- La entrepierna… sabes a lo que me refiero- dijo y le guiñó un ojo- es curioso, pero desde ayer estoy mejor- cambiaron de postura y TaeHyung le ayudó a estirar con mucho cuidado la pierna izquierda- siento dolor, pero es diferente, es más llevadero. Por otro lado, he dejado de sentirme…- suspiró- roto.

- ¡No sabía que te sintieras así!- dijo TaeHyung, continuando el estiramiento de la pierna de JungKook.

- No fue por ti… o porque estuviéramos pasándolo mal… sino porque no poder estar bien contigo me hacía sentir culpable de…- le miró y sus ojos se humedecieron- de lo que me hizo aquel alfa.

TaeHyung soltó su pierna y le abrazó con fuerza.

- Siento que eso es lo único en lo que ella ganó- dijo- todas las noches he tenido pesadillas sobre ese momento… yo no llegué a tiempo… y no me lo perdono.

- ¡Pero sobreviví!- dijo JungKook- sobreviví y, desde que hemos vuelto a estar juntos, me siento mejor física y mentalmente. Sobreviví a eso, mi amor, y tenemos una segunda oportunidad. No te culpo por llegar tarde- le cogió de las manos y se las besó- mi menté ha viajado a ese momento tantas veces… y recuerdo en aquello en lo que me convertí cuando… cuando me violó.

TaeHyung cerró los ojos y las lágrimas surcaron su rostro.

- No lo repitas.

- Es lo que pasó. Y, si tú no hubieras sido mi alfa, si tú no me hubieras marcado, si no hubiéramos estado unidos, a pesar de ese hechizo, yo no hubiera cambiado y ese alfa hubiera continuado violándome hasta el final. Yo sé que, si sobreviví, fue gracias a ti… y a nuestro amor. Perdónate y olvídalo… necesito que lo olvides porque… yo quiero olvidarlo.

Se quedaron abrazados un rato hasta que JungKook comenzó a buscar los labios de TaeHyung de forma intuitiva y le besó.

- Nos repondremos…

- ¡Y terminaremos todos esos planes que teníamos!- dijo TaeHyung.

- ¡Y luego haremos más planes!- dijo JungKook, feliz.

Con mucho cuidado, TaeHyung ayudó a JungKook a levantarse y fueron juntos a la pista de atletismo. La pista era ligeramente acolchada y ayudaba a JungKook a correr.

Comenzaron con una carrera ligera, pero al poco JungKook aceleró y, sintiendo el viento en su cara, sonrió y aceleró aun más.

- ¿Correr tan deprisa no hará daño?- preguntó TaeHyung.

Pero JungKook no podía evitarlo, volvía a sentirse eufórico, amado… deseado. Sonrió y salió corriendo tan rápido como siempre lo había hecho.
JiMin, que lo estaba viendo todo, comenzó a animarle junto con los cadetes que también estaban estirando y haciendo ejercicio por la zona. TaeHyung corrió tras él, a su ritmo, le cogió de la mano y corrieron juntos. Con dolor, JungKook sentía que sus piernas volvían a revivir, gritó y continuó corriendo. No paró hasta una hora después, cuando ya no podía más.

JiMin se acercó a él y JungKook escuchó a los cadetes vitoreándole por su estupenda carrera.

- ¡Estás volviendo, amigo!- dijo JiMin, feliz.

Los tres rieron, felices y se abrazaron.
Sabían que, aunque todo no estaba solucionado, el hecho de que JungKook estuviera volviendo era un rayo de sol.

- Tengo que presentarte a mis cadetes- dijo JungKook a TaeHyung.

JungKook cogió de la mano a TaeHyung y fue a la pista. En el momento en el que los cadetes los vieron, se pusieron en pie y caminaron hacia ellos.

- Quería presentaros a mi marido, creo que no he tenido ocasión de presentároslo.

- ¡Encantado!- dijeron los cinco.

Uno a uno, se fueron presentado y hablando con TaeHyung.

- Siempre hemos estudiado juntos- dijo BeomGyu- queríamos entrar en la guardia, pero no sabíamos si nos escogerían.

- ¿Vivíais aquí antes? ¿Sois hijos de guardia?

- Sólo yo, señor- dijo YeonJun- pero estudiaba en la aldea.

- ¡Me encantaría conocer a tu padre! ¡Tiene un hijo ejemplar!- dijo TaeHyung.

YeonJun se quedó en silencio y forzó una sonrisa. TaeHyun le puso una mano en el hombro.

- Nosotros vamos a seguir entrenando…

- ¡Pronto os pondré un examen!- advirtió JungKook.

- Agh… adiós diversión.

TaeHyung y JungKook volvieron junto a JiMin.

- YoonGi…- dijo TaeHyung, como si no diera crédito.

Allí, entre NamJoon y HaNeul, estaba YoonGi. Se le veía más pálido que de costumbre y parecía que tenía miedo a todos los presentes, pero aun así seguía caminando.

- He querido salir…- dijo, al fin.

JiMin comenzó a llorar y se abalanzó a los brazos de su novio.

- ¿Qué sabéis de Jin, GaJoon y Hoseok?- preguntó JungKook.

- Nada- dijo HaNeul- hablé unos minutos por teléfono con GaJoon, me dijo estaba bien, pero que tanto ella como SeokJin necesitaban tiempo… Hoseok no coge el teléfono a nadie… y me temo que ha estado solo todo este tiempo…

- Lo he intentado- dijo NamJoon- pero nada ha funcionado…

- No has fracasado- dijo TaeHyung- seguimos aquí…

Herd - OmegaverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora