FIRESTONE (Blue Fire)

~Chapter 1~

-¡Es enserio! -gritó Justin corriendo detrás de mi. -Ashley, enserio. ¿Vas a suspender por una tontería?

Tomó mi brazo y me obligó a mirarlo, deteniendo mi paso.

-No voy a volver ahí dentro, ese señor puede irse a tomar por culo. -le dije.

Coloqué bien mi mochila y seguí mi camino hacia el aparcamiento.
Estaba arta de que el profesor Martínez me tratara así. Yo no soy tonta, y sé perfectamente que le encanta burlarse de los alumnos.

Pero de mi no se va a burlar.

A cada paso que daba, mi rabia augmentaba.
Oh, Martinez, no sabes con quién te estás metiendo.

Llegué al aparcamiento y localicé su típico coche rojo. Todos sabemos que esa aberración de coche es de él, lo vemos llegar tarde cada mañana.
Saqué mis llaves del bolsillo y comencé a escuchar gritos de multitud. Me giré hacia el edificio del insituto y vi que en la ventana de mi clase estaban todos asomados y animándome.

-¡Vamos!

-¡Se lo merece!

-¡Ash no lo hagas!

Les lancé un beso y comencé a rallar la pintura del coche con la punta de mis llaves, a cada segundo me sentía mejor.
Bajo los gritos de los de mi clase, rodeé el coche mientras lo arañaba y cuando acabé, vi al profesor Martinez corriendo hacia mi.

Comencé a reirme y salí corriendo.
La próxima vez no me va a dejar mal delante de toda la clase. ¿Quien se había creído?

-¡Me las vas a pagar Jones! -gritó detrás de mi, pero ya estaba muy lejos.

Saltándome las dos últimas horas de clase, volví a casa.

-Que temprano llegas hoy. -dijo mi madre pausando la televisión y mirándome.

-El profesor enfermó. -dije simplemente.

Dejé la mochila en el salón y subí a mi habitación, cuando me estiré en la cama y suspiré del gusto, mi teléfono sonó.

Rodé los ojos.

-Si tú también me vas a dar la chapa, es mejor que cuelgue. -le dije.

-No, no cuelgues. Solo te llamaba para preguntarte si estás bien.

-Estoy bien, Lauren. -bufé. -Solo que no me da la gana de que ese estúpido me insulte más que mi padre.

Suspiró tras la línea.

-Lo se, pero eres muy impulsiva Ash... Te has metido en un buen lío.

-Me da igual, me he quedado muy agusto. Ya sabes que yo no pienso las cosas dos veces.

Hubo un silencio tras la línea.

-Te veo luego, que la clase vuelve a comenzar. -y colgó.

No sé cuando me dormí, pero necesitaba tanto esa siesta que cuando me desperté parecía que tuviera resaca, y los gritos de mi madre no ayudaron para nada.

-¡Despierta! -gritó. -Baja ahora mismo.

Cerró la puerta de mi habitación de un portazo y me levanté de la cama.
Ya sabía que estaba pasando...

-A ver, mamá. -dije sentándome en la mesa. -No me da la gana de que ese tío se pase con los alumnos.

-Eres idiota, ¿te crees que rallarle el coche a un profesor es gratis? ¡Ahora qué! Hay que pagarle la pintura.

Sus ojos estaban mirándome con demasiado enfado. Tragué hondo.

-Haré tareas en el instituto o algo... no se, pero me da igual. -me crucé de brazos. -Martinez insulta a los alumnos, les menosprecia, y yo no soy de las que se callan y le lamen el culo para aprovar. ¿Vale? Suficientemente tengo con papá como para que ese tío también se meta conmigo.