~Chapter 27~

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Si antes de conocer a Billie mi cabeza estaba hecha un lío, ahora era peor.
No podía creerla, no después de decirme que tuviera paciencia con ella, de decirme que le gustaba, de intentar algo juntas y después, encontrármela besando a esa chica y apunto de tener sexo.

No podía.

-No puedo creerte. -dije alejándome un paso.

-Ashley por favor, créeme. No te estoy mintiendo. -dijo acercándose un paso. Retrocedí uno, como si su cercanía me diera miedo, como si ella me quemara.

-A saber a cuantas le has dicho eso. -contesté secando mis lágrimas.

-No puedo decirte que eres mi primer amor, porque el primero fué una mierda y demasiado doloroso. Pero a nadie más he podido decirle estas palabras porque no las he sentido. Contigo sí. -insistió.

Me quedé en silencio sin poder decir nada, simplemente la miraba e intentaba deshacer el lío mental que había en mi cabeza.

-Déjame demostrártelo, dame otra oportunidad y te prometo que no te fallaré. -dijo.

Quería volver a llorar, pero no quedaban lágrimas y mis ojos sólo se humedecieron de nuevo.

-No-no lo se, no estoy bien, Billie. Necesito tiempo. -confesé.

Sus labios intentaron formar una sonrisa.

-Déjame llevarte a casa. -dijo.

La miré durante varios segundos. Finalmente asentí.

***

En el corto trayecto hacia mi casa, todo fué silencio absoluto excepto por la música que sonaba en la radio.
Intenté evitarlo, pero acabé pensando en que Clairo estuvo ayer en este mismo asiento mientras besaba a la chica que conducía a mi lado.
Eso me quemó, me enfadó.

No aparté mis ojos de la ventanilla, miraba las calles oscuras y las gotas resbalar por el cristal, pero por el rabillo del ojo podía ver a Billie girar su vista hacia mi de vez en cuando.

-Gracias. -dije quitando mi cinturón cuando llegamos a la acera de mi casa.

Cuando alcé mi brazo para abrir la puerta, Billie me interrumpió posando su mano sobre mi brazo.

-Ashley. -dijo y me giré. -¿Podrías darme un abrazo?

Me di cuenta de que estaba apunto de volver a llorar, y si ella lloraba, lo acabaría haciendo yo también.
Finalmente me incliné, ella también y acabamos abrazadas como si no fuéramos a vernos en años.

Sus brazos apretaron el agarre, como si no quisiera soltarme, como si tuviera miedo de no volver a verme nunca más.
Y yo la abrazaba de igual manera.
Sentí el sonido de su respiración inhalar mi aroma y soltar el aire pesadamente.

Nos separamos lentamente, sus gloriosos labios pasaron cerca de los mios y cuando finalmente nos separamos, me miró a los ojos.

-Descansa. -dijo apretando el volante.

Me perdí durante varios segundos en sus ojos, hasta que reaccioné.

-Tu ta-también. -contesté.

Apretó sus labios y miró al frente.

Salí casi corriendo de allí, y cuando llegué a la puerta de casa y me giré, vi que seguía allí.
Su cabeza estaba apoyada en el volante. Levantó la mirada y me vió, y con un pequeño saltito como si me hubiera asustado, abrí la puerta y entré.

Maldita sea Billie.

-Te he estado llamando. -dijo mi madre bajando las escaleras.

Cuando vió mi pelo y mi ropa mojada, abrió sus ojos con sorpresa.

-Lo siento, tenía el móvil en silencio. -le dije.

Me miró fijamente intentando parecer enfadada, pero ella me conocía y con tan sólo mirarme a los ojos, supo que había estado llorando.

-Anda, ve a darte una ducha y baja con nosotros al sofá. -dijo con voz suave.

Asentí y eso hice, darme una corta ducha con agua caliente y vestirme con mi pijama.

-Mañana tenemos hora con la psicologa. -dijo mi padre cuando me senté a su lado en el sofá.

-Casi me olvido. -contesté.

Miré a mi padre y palmeó su regazo.
Y con una sonrisa, me moví en el sofá y acomodé mi cabeza allí mientras sentía cómo peinaba mi pelo con cariño.

Ese era mi hogar, y aunque estuviéramos rotos y destrozados, nos queriamos. Era mi refugio, el sitio donde podía estar bien y sentirme querida.

-Papá. -dije sin apartar la vista del televisor.

-Dime cariño.

-¿Qué harías tu si alguien al que quieres te traiciona? -pregunté.

-Depende de la gravedad del asunto... si esa persona muestra arrepentimiento, podría llegar a perdonarla. -contestó peinando mi pelo de nuevo.

Me quedé en silencio durante unos segundos.

-Es grave, bastante grave. -le dije.

-Es Billie, ¿verdad? -preguntó.

Asentí sobre su regazo.

-No creo que sea mala chica, pero ya sabes que a mi se me da muy bien analizar a las personas y... esa chica se le ve que no está bien mentalmente. Sea lo que sea que haya hecho... tú decidirás qué hacer. -dijo y lo miré desde abajo. -Pero si le vuelve a hacer daño a mi niña, yo mismo me encargaré de que se arrepienta.

Agachó su mirada hacia mi y sonrió, haciéndome sonreir a mi.

-Vaya, qué terrorífico. -le dije y rió.

***

La sesión con la psicóloga fué mejor de lo esperado, solo perdí dos horas de clase y luego mi padre me dejó en el instituto.

-¿Te has olvidado? Joder Ash, que son los finales. -dijo Lauren a mi lado.

Suspiré y apollé mis codos en la mesa.

-No me acordaba, tengo demasiadas cosas en la cabeza. -contesté. -Pero aprovaré, o eso espero.

La profesora de literatura entró en ese momento por la puerta y se hizo silencio absoluto.
Me había olvidado de ese examen por completo, y gracias a Lauren recordé que esa semana estaría llena de examenes finales.

Se acababa el curso, y con eso, llegaba la entrada a la Universidad.

-¿Y te vino a buscar en mitad de la lluvia? Nosotros tuvimos que salir cagando leches de la pista, llovía muchisimo. -comentó Justin comiendo su almuerzo a mi lado.

-Si, y lo que no me deja dormir es que me confesó que... que me ama. -dije jugando con mi bocadillo. -No sé que hacer...

Lauren tomó mi mano sobre la mesa.

-Cariño, las dos estais hechas un lío. -levanté la mirada hacia ella. -Si ella en verdad quiere solucionarlo y estar bien contigo, debe esforzarse y demostrártelo.

-Las palabras no valen. -añadió Justin.

Resoplé y guardé mi bocadillo en la mochila, no tenía hambre.

-¿Mañana podríais acompañarme? -pregunté con tristeza.

No hizo falta que me preguntaran a dónde, ellos bien sabían que el 20 de junio fué el día que murió Harper y que como cada año, íbamos a visitar su tumba.

Mis ojos se humedecieron mientras los miraba. Asintieron con una sonrisa triste y tomaron mi mano.

FIRESTONE (Blue Fire) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora