FIRESTONE (Blue Fire)

~Chapter 4~

A las siete de la mañana sonó la alarma.
Con un gruñido y con el cuerpo adolorido, la apagué.

-Joder, qué dolor de cabeza. -dijo Lauren a mi lado.

Bostecé.

-Necesito una ducha fría. -dije con voz adormilada.

-Toda tuya. No tardes que luego voy yo. -contestó mi amiga volviendo a cubrirse con las sábanas.

Después de esa rápida ducha y de despertarme un poco, me vestí y sequé mi pelo.
Vi las marcas en mi cuello, sonreí recordando cada segundo dentro de ese coche.
Esos ojos azules no son simples de olvidar...

-¿Te hago café? -le dije a Lauren desde el pasillo.

-¡Sí! -gritó desde la habitación.

***

-¿Preparada para la bronca del siglo? -dijo Justin a mi lado.

Tiré el cigarro al suelo y lo pisé.

-Hoy me da igual que me regañen. -dije.

Lauren rió y la miré.

-Normal, tu cuello indica que ayer tuviste polvazo. -dijo.

Los tres reimos y entramos al instituto.
Martinez llegó tarde como siempre, y cuando entró, me señaló con el dedo y me indicó que me levantara de la silla.

Me crucé de brazos, toda la clase se giró hacia mi.

-He hablado con el director, quiere que vayas a la hora del almuerzo. -dijo serio. -Vas a pagar por lo que le has hecho a mi coche, niña.

Reí.

-Almenos me he quedado agusto. Y le aviso, profesor, baje esos humos porque a la próxima se queda sin ruedas.

La clase rió, menos Justin, quien me miraba como un padre enfadado.

Quiso decirme algo, pero gruñó y se sentó en su escritorio.

***

-Buenos días señorita Jones. -dijo el director. -Siéntese, por favor.

Asentí y me senté en una de las sillas frente su gran escritorio.

-Lo que ha hecho está mal, muy mal. He hablado con Martinez y quiere suspenderte sus tres asignaturas. -bufé. -Y no solo por eso... sino por varios motivos más. La junta del profesorado ha decidido que no puede hacer eso, tiene buenas notas, pero lo que sí deberá hacer es pagar la pintura. -explicó.

-Genial, ¿y cómo hago eso? -dije sentándome mejor en la silla.

-El castigo que ha imputado Martinez es el siguiente. En este instituto no podemos pagar a los alumnos por limpiar clases como castigo ni nada por el estilo, pero en el Franklin sí, ya que no eres alumna allí.

No quise reaccionar físicamente, pero cuando escuché "Franklin" mi corazón dió un vuelco.

-¿Es enserio? -dije fastidiada. -¿Y qué tendré que hacer allí?

-Limpiarás las aulas cuando acaben las clases. Tienen el mismo horario que nosotros así que cuando acabes tu jornada aquí, irás directamente allí. -explicó. -Durante dos semanas, dos horas al día.

Bufé y me escurrí en mi asiento.

-Menudo palo. -susurré.

-¿Qué ha dicho?

-Nada, que me parece genial. ¿Cuando empiezo? -pregunté levantándome y cogiendo mi mochila.

-Hoy mismo.