~Chapter 26~

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Con un movimiento brusco, hice que su mano soltara la mia y me fuí de allí con paso firme, pero con lágrimas dolorosas en mis ojos.
La imagen de ella mirándome con esa tristeza estaba grabada en mi mente.

No entendía nada, no tenía nada claro.

Lo único que sabía con certeza es que Billie me ha hecho mucho daño y puede hacerlo mucho más.

-Chicos. -dije acercándome al grupo. -Lo siento pero... me voy.

Sequé mis lágrimas y sentí pasos detrás de mi. No quería girarme.

-¿Caminando? Ni de coña, te llevo yo. -dijo Lauren sacando las llaves de su bolsillo.

-No, quiero estar sola. -contesté. -Estaré bien, no te preocupes.

Me despedí de todos con la mano bajo sus miradas preocupadas. Cuando me giré, vi a Billie sin mover ni un sólo músculo a unos pasos detrás de mi.
Pasé por su lado sin tocarla, y cuando respiré su aroma mis piernas flaquearon.

Ella siempre causará ese efecto en mi. Me enamoré de una persona igual de rota que yo, pero yo sí quería intentarlo y hacer las cosas bien.
Me enamoré de su risa, de los hoyuelos que se forman en sus mejillas cuando sonríe, de su voz, de cuando pronuncia mi nombre.
Me enamoré perdidamente de su cuerpo, de lo que me hacía sentir con un sólo toque, de sus manos y sus caricias.
Me enganché a sus labios como si fueran droga, y no sabía si podría soportar el anhelo de besarlos.

Me pilló desprevenida, ya no era la Ashley dura y rebelde de antes. Ahora esa coraza estaba cayéndose a pedazos.

Y con mi corazón siendo estrujado con cada paso que daba, me fuí de allí pensando en lo miserable que es mi vida.
Cada paso que me alejaba de Billie más pesaba mi cuerpo, y decidí sentarme en el banco de un parque a medio camino de mi casa porque me dolía demasiado el pecho.

El efecto de la marihuana me hacía pensar más de lo normal, y quise golpear mi cabeza contra la pared para dejar de pensar en ella.
Pero no pude, así que lloré desconsoladamente bajo esa farola que parpadeaba, hasta que me quedé sin lágrimas y encendí un cigarro.

Comenzó a llover, al principio eran solo gotitas pero luego augmentó el sonido de las gotas caer contra el suelo.
No me importaba mojarme, lo único que quería era estar sola y no volver a casa aún.

-Lo siento. -escuché detrás de mi.

Me asusté, la calle estaba muy oscura y solitaria como para estar sola en un parque a esas horas.
Cuando me giré y vi esa figura oscura imposible de no distinguir, mi enamorado corazón comenzó a latir con fuerza.

Se acercó y las luces de las farolas la iluminaron, como si fuera un precioso ángel el cual sólo yo tenía el honor de ver.
Parecía como si sus hombros pesaran, se acercó a mi con su cabeza agachada.

La necesitaba cerca y a la vez lejos, una contradicción imposible de descifrar y que me volvía loca.
No contesté, no podía articular palabra.
Me giré al frente y sentí sus pasos en el suelo arenoso acercarse, se sentó a mi lado en el banco.

-Te vi besando a esa chica, la que besaste en la fiesta de la casa de Halsey. -dijo mirando al suelo.

Abrí mis ojos con sorpresa.

-¿Qué? -pregunté anonadada.

-Que te vi, y sentí tanta rabia que me volví loca. No sabía que hacer, y Clairo me buscó durante toda la noche hasta que acabó besándome y...

-Basta. -interrumpí. -Antes me has dicho que no sea cría, pero la cría eres tú.

Nos miramos a la vez, y juro que me moría por besarla y abrazarla hasta que no me quedaran fuerzas. Pero ella me destruiría, debía alejarme por mi bien.

-Esa chica que dices que besé, se llama Alycia. -dije. -¿Y sabes qué? Regúlate la vista, porque lo único que hice fué consolarla porque un gilipollas casi la viola en el pasillo de los baños. La abracé, la consolé y ya.

Pude ver la sorpresa en su mirada. Se llevó las manos a la cara y la tapó.

-Yo... yo te vi, os estábais besando. -dijo y volvió a mirarme. -Joder Ashley, ¡os estábais besando!

-¡No! -grité y me puse en pié. -¿No pensaste en acercarte? ¿En mirar bien por si el alcohol te estaba haciendo efecto? No, claro que no. Tu vas y te intentas follar a la primera que se te pone por delante como venganza. ¡Así no van las cosas, joder!

La lluvia nos mojó por completo. Mis lágrimas y las suyas estaban camufladas por el agua, y ella aún se veía más hermosa con toda la ropa pegada a su cuerpo y su larga melena plateada siendo mojada por la lluvia.

-Ash, no... no puede ser. -dijo más para si misma que para mi. Se levantó y se colocó de pié frente a mi.

Sus ojos azules brillaban. Yo ya no lloraba, estaba demasiado concentrada en su presencia y en el acelerado latido de mi corazón.

-Me pasé horas buscándote, y cuando Alycia me dijo que ese tipo estaba suelto por la discoteca y veía que tú no aparecías, me volví loca con tanta preocupación y te busqué. Quise ver si seguías por allí, y cuando fuí a cerciorarme de que tu coche estaba allí y me encontré con esa escena... yo...

No pude acabar, comencé a llorar en silencio y tapé mi rostro con las manos.

-Ashley... -dijo en un hilo de voz.

Sentí sus brazos buscando abrazarme, pero destapé mi cara y retrodecí un paso.

-No me toques. -dije.

Volvió a acercarse y a intentar abrazarme.

-¡Que no me toques! -grité.

Pero volvió a intentar abrazarme, tiró de mi y lo consiguió. Quise soltarme de su agarre pero no pude, y cuando sentí sus fuertes brazos alrededor de mi cuerpo, su aroma y su cuerpo unido al mio, allí fué cuando me derrumbé por completo.

-Te odio, te odio... -sollocé.

-Lo se, lo se y tienes motivos. -dijo con un hilo de voz y apretando su agarre.

Escondí mi cabeza en su cuello y rodeé su espalda con mis brazos. Me aferré a ella, como si fuera la única capaz de armarme de nuevo y a la vez, la única que podía acabar de destruirme.
Me apretó más hacia ella, abrazándome fuerte y sientiendo los espasmos en su cuerpo por el llanto.

-Yo te quiero Ashley, te quiero y no se cómo hacerlo. -sollozó.

Nunca pensé que mi corazón pudiera latir tan rápido, pero lo estaba haciendo en esos momentos.

-A la que quieres es a Clairo, y no puedes tener a dos personas a la vez. -dije separándome del abrazo.

Sus dos manos buscaron las mias y las cogió. Esos preciosos ojos azules que me quemaban como si fueran fuego, estaban clavados en los mios.

-Enséñame a querer de nuevo. -dijo, y aunque el agua mojara su cara, sabía que estaba llorando. -Te juro que ya no la amo, siento odio hacia ella y durante todo este tiempo que he estado contigo me he dado cuenta de que te quiero.

-No me mientas... -sollocé. No podía creerme sus palabras.

-No te miento. -dijo y con una de sus manos, llevó la mia hacia su pecho.

Posé mi mano allí, y sentí su corazón latiendo al mismo ritmo que el mio. Levanté la mirada hacia sus ojos mientras mi labio inferior temblaba.

-Te amo. -susurró mientras sentía nuestros acelerados latidos acompasados.

FIRESTONE (Blue Fire) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora