~Chapter 8~

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Ese sábado por la tarde tuve ganas de mirar la TV, hacía tiempo que no me sentaba en el sofá durante horas.

-Oye Ashley. -dijo mi padre detrás de mi.

Me giré y lo seguí con la mirada, se sentó a mi lado.

-Dime.

-¿No tendrías que estar estudiando? -preguntó.

-Eh... sí, estudié ayer. -dije volviendo mi vista a la tele.

-Tus notas de este último trimestre han sido muy bajas. -dijo. Apagué la TV y me giré hacia él.

-Ya sabes por qué fué, no tengo ningún problema en memorizar cosas. -le dije.

-Pero la actitud influye mucho en tus notas, y te comportas fatal. -dijo. -Quiero que subas a tu habitación y estudies, que te lo aprendas todo y apruebes este último curso.

Me lo quedé mirando sin decir nada.

-Casi te suspenden por la mierda que le hiciste al coche de Martinez, el semestre pasado casi quemas tu propia clase... Si no tienes buena actitud, almenos quiero ver sobresalientes en tus examenes. -dijo firme.

Vi a mi madre apoyada en el marco de la puerta de la cocina, escuchando la conversación.

-No me gusta que me exigan más de lo que puedo aportar. -contesté.

-A mi no me gustan muchas cosas de ti y me las aguanto, así que haz lo que te he dicho. -contestó mi padre. Su tono iba subiendo cada vez más.

Apreté mis puños.

-¿Y puedo saber qué es lo que no te gusta de mi? -dije comenzando a enfadarme.

-Zach, ¿me ayudas con la cena? -dijo mi madre desde la puerta.

Mi padre la ignoró y me miró desafiante.

-Pues que no entiendo porqué eres así, eres impulsiva y vengativa, contestas mal a todo el mundo y no tienes respeto a los mayores. Ni siquiera a tus padres. Y encima te gustan las mujeres, que me importa un rábano, pero nunca lo hubiera imaginado de ti... -dijo levantándose del sofá.

Oh no, otra vez con eso no.

-¿Ya estamos otra vez? Mira papá, sé que no te gusta el hecho de que tu hija sea lesbiana, pero lo soy y algún día u otro deberás aceptarlo. No es una cosa extraña, no me atraen los chicos y ya. ¿A ti tampoco te atraen verdad? Pues a mi tampoco, cada quien tiene sus gustos. Y si soy así será por todas las mierdas que tengo en la cabeza. ¿O ya no te acuerdas de lo que te dijo mi psicologo hace dos años? ¡Sufrí bullying! ¡Mi hermana murió! ¡Mi mejor amiga se suicidó hace cuatro años! ¿Que por qué soy así? Si te preguntas eso es porque alomejor en realidad no me conoces. -dicho esto, lo dejé con la boca cerrada y subí a mi habitación.

Cerré de un portazo y me senté en la cama.
Tapé mi cara con la almohada y grité, pensando que así podría liberarme de todos esos demonios en mi cabeza.

Pero era imposible.

Podía aparentar estar bien, podía hacerle creer a la gente que mi mente estaba sana. Pero cada noche todos esos demonios atacaban a mi mente, haciéndome recordar una y otra vez todos esos insultos, puñetazos y jugarretas. El rostro de mi hermana venía a mi cabeza, me repetía una y otra vez que le dejara venir conmigo a casa de Justin para jugar, y yo le repetía una y otra vez que no, que Justin me gustaba y que quería estar a solas con él.

Sufrí bullying en el instituto por gritarle al mundo que me gustaban las chicas, por defender a mi mejor amiga, pero nunca me arrepentiré.

Sí, mi mejor amiga antes de que Lauren llegara a Los Ángeles fué Marie.
La conocía desde que tengo memoria, y a ella le gustaba mucho jugar conmigo y Harper.
Cuando mi hermana murió, éramos muy pequeñas y tardamos mucho tiempo en unir los hilos y entender que mi angelical hermana jamás volvería.

Cuando teníamos 10 años, Marie me explicó su mayor secreto. No se sentía mujer, ella decía que era un chico atrapado en el cuerpo de una chica y que quería liberarse.
Comenzó a vestir a su gusto, se cortó el pelo a escondidas de sus padres, y le gustaba que le llamáramos Marcus.
Caminábamos por la calle orgullosas de ser lo que éramos, pensando en que todo el mundo nos aceptaría.
En esa época no sabía la causa de sus marcas moradas en el cuerpo, hasta que a los doce años lo vi en persona.

Sus padres se negaban a aceptar que su dulce niña se sintiera un chico, se negaban a proporcionarle las ayudas necesarias para poder liberarse. Ellos eran muy religiosos, y el amor por su hija se fué desvaneciendo hasta que llegaron a no sentir nada por ella. La maltrataban.

Cuando comenzamos el primer curso de instituto, fué donde todo llegó a complicarse más de lo habitual.
Allí conocimos a Lauren, y nuestro grupo de tres pasó a ser de cuatro.
Marcus solo me tenía a mi, a Lauren y a Justin.
Si contara todas las veces que he partido caras con tal de defender a mi amigo... perdería la cuenta.
Me sacaba de mis casillas que la gente lo mirara mal, que se burlaran, que le insultaran.

Gracias a Marcus dejé de ser la chica tímida y pasé a ser la chica mala y revelde, gracias a su valentía pude decirle a mis padres lo que era.
Sufrimos mucho bullying, él y yo, juntos.
A los catorce no pudo soportar todo ese peso, no pudo soportar su depresión, y una mañana de instituto no apareció.
Luego por la tarde sus padres llamaron a los mios con la triste noticia de que Marcus sufrió una sobredosis de pastillas.

La valentía que me enseñó a mi, la perdió él.

Volví a gritar, recordar todo eso me hacía mal, me dolía.
Aún guardo el dibujo que dejó en su escritorio, dedicado a mi.

"Intentaste salvarme, te he fallado pero no puedo más. Te quiero Ash."

Y bajo esa frase dibujó mi rostro, pero lo dibujó doble, representando que mi otro yo era Harper.
¿Cómo sería Harper ahora? ¿Nos pareceríamos tanto como cuando éramos pequeñas? ¿Seguiría siendo la niña pacífica y angelical que era? ¿O sería como yo?

Después de muchos meses sin sentir nada, de nuevo comenzaba a sentir la presión en el pecho, el peso en mi espalda, la falta de aire, el agovio.

Los fantasmas de mi pasado jamás desaparecerían de mi cabeza, pero... ¿cuando dejaría de doler? ¿Cuando dejará de quemarme?

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Decido regalaros este capítulo, para que conozcais mejor a Ashley y su pasado ❤️

Un besito

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