Como todo en la vida, llegó el momento de despedirse del invierno. A pesar de haber sido uno de los más fríos y duros, estaría siempre en la vida de Ramsés como el mejor de todos. Pero antes de que la temporada se acabase por completo, el joven tenía algo que hacer, aquella primera cita «Cliché», pedida por Ariela. Ramsés no poseía ese don natural para planear salidas, la única en la que pensó durante meses se convirtió en un total desastre a pocos segundos de haber subido al autobús.
Así que allí estaba el joven Ramsés, buscando información en posts de Internet. Alguien sabio dijo una vez: «Nunca pidas consejos sobre parejas en Internet... idiota», aquel sabio llevaba de nickname: «Ahivamivieja», a pesar de ese nombre tan poco confiable, sus palabras tenían todo el sentido del mundo. Ya sin poder contar con la facilidad del Internet, se encontró pensando opciones aun cuando sus amigos se hallaban en el porche de su casa haciéndole aquella típica visita.
—Hasta aprendió a cambiarle la arena al gato, ahora es como el mayordomo de mi gato —dijo Hana hablando al cuerpo de Ramsés, ya que su mente se encontraba en otro lugar.
—Es que «Meperdonas» es lo suficientemente bello como para no hacer lo que te pide —dijo Darío tratando de justificarse.
—¿Meperdonas? —preguntó Irvin.
—Sí... así se llama mi gato, ¿algún problema, perro? —dijo Hana abalanzándose hacia él como un maleante sacado de un videojuego.
—¿No le hacen bullying los gatos de la zona? —dijo Irvin entre tanto se alejaba poco a poco de Hana.
—No, él es el amo del barrio —respondió ella mientras Irvin volteaba para ver a Darío que asentía con la cabeza—. Como sea... Ramsés, ¿siquiera nos estás escuchando?
—¿Qué? —respondió este instintivamente al oír su nombre.
—¡Estamos hablando contigo! —dijo Hana caminando hacia él.
—La verdad, no. Pero bueno... —soltó Darío bajando los escalones del porche.
—Discúlpenme, es que estoy un poco liado pensando... —intentó decir Ramsés, siendo interrumpido por Hana.
—Pensando qué hacer con la cita que te pidió tu novia, ¡Ya lo sabemos! —dijo Hana poniéndole una mano en el hombro—. Has algo estúpido y ya, no lo pienses tanto... no sé, llévala a la feria del equinoccio de primavera o una cosa sí.
—¡Espera!, ¿qué dijiste a lo último? —preguntó Ramsés haciendo que todos guardaran silencio.
—¿Qué hicieras algo estúpido y ya...? —soltó Hana al no saber a qué se refería el joven.
—Eso no... lo de una feria y la primavera algo así... —reafirmó Ramsés.
—¡Ah!, este 27 de septiembre vendrá la feria del equinoccio de primavera. Es un mini festival en el cual viene un parque mecánico a la ciudad. Pensaba ir en la tarde.
—Puede que sea una buena idea —se dijo Ramsés a sí mismo levantándose para comenzar a caminar mirando hacia el piso.
—Entonces puede que nos veamos allá —dijo Darío acercándose a la baranda del porche.
—¿También irás? —preguntó Ramsés haciéndole señas con los ojos tratando de hablar de Debra.
—Hana me consiguió trabajo en unos de los puestos que estarán por allí —respondió Darío sin entender las señas de Ramsés.
—Bueno... entonces creo que eso será —comentó el joven con alivio.
—Por lo menos no fuiste tan idiota como para pedir ayuda por Internet —dijo Hana agarrando algo con el fin de arrojárselo a Darío.
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Sinfonía a la Locura
Teen FictionLa vida puede ser muy diferente a partir de un mal día. Todos los ingredientes están en la mesa; un joven con ganas de vivir, un trauma de la infancia, un accidente automovilístico y una enfermedad que le destroza la percepción de la realidad. ¿Qué...